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José de Orejón y Aparicio

Biografía

Orejón y Aparicio, José de. Huacho (Perú), 12.VI.1703 – Lima (Perú), 7-20.V.1765. Presbítero, licenciado, músico, organista, maestro de capilla, compositor.

Fue hijo de Esteban Orejón y de Victoria Aparicio y Velasco. Demostró su precocidad al sustituir, con nueve años, a un cantor de la capilla de música de la Catedral de Lima que había fallecido. En un documento del arzobispo fechado el 2 de diciembre de 1715 era contratado con el salario anual de 100 pesos “hasta que perdiera la voz” (de tiple, como niño). En 1724, al mudar la voz, aparece como “contraalto”. Probablemente Orejón estudió Contrapunto con el maestro de capilla español Tomás de Torrejón y Velasco, que falleció el 23 de abril de 1728. Es más seguro que el Ó rgano lo estudiara con Juan de Peralta, “organista jefe” de la Catedral de Lima, muerto en 1725 y a quien, debido a su juventud, Orejón no pudo suceder, aunque sí actuó en un brevísimo período (mayo y junio de 1725) como organista interino, hasta que fue nombrado titular fray José de la Madre de Dios.

De otro lado, hacia 1724 se cree que Orejón empezaría a estudiar en el Seminario, puesto que por los años 1730 ya figura como presbítero; además, más adelante estudió en la Universidad de San Marcos, puesto que hacia 1754 aparece como “licenciado” (sin especificar en qué Facultad). Orejón aspiró al puesto de sacristán mayor en la iglesia de Pisco, pero no consiguió la plaza. El musicólogo chileno Andrés Sas sugiere que su aparente fracaso podría deberse al interés del Cabildo limeño por retener a Orejón. Y pasados los años, es bien cierto que a raíz de la muerte de fray José de la Madre de Dios, recibió el título de primer organista el 9 de octubre de 1742, “en consideración de su destreza y aptitud”, cuando con treinta y nueve años era un experimentado ejecutante. Hay unas cartas con peticiones de mayor salario, que consiguió, con lo que pasó de 500 pesos anuales a 550 en el año 1745 y a 630 en 1754, gracias a la personal intervención del arzobispo Antonio Barroeta. Su trabajo en la Catedral lo obligaba a tocar tanto por las mañanas como por las tardes; documentos catedralicios aseguran de Orejón “su puntualidad y su entusiasmo por el trabajo”.

La cúspide de la gran capilla catedralicia, el puesto de maestro de capilla, fue dado, a la muerte de Torrejón, al italiano Roque Ceruti, que implantó un estilo italianizante, con florituras violinísticas, al gusto de Corelli, estilo del que tomó buena nota Orejón, aunque fue parco en su seguimiento. A la muerte de Ceruti fue designado Orejón, el 8 de diciembre de 1760, maestro de capilla, pero sólo en calidad de interino, pues de todos modos simultaneaba con el de organista. Hay que tener en cuenta los recortes de salarios que padecía la Catedral, envuelta en obras de reconstrucción desde los graves daños sufridos en el terremoto de 1746. A pesar de varias solicitudes solamente le llegó el título oficial de maestro de capilla de la Catedral el 9 de abril de 1764, por lo que poco tiempo estuvo disfrutándolo. A consecuencia de un accidente no aclarado (se sugiere que pudo tener una grave fractura de huesos, motivada por las citadas obras de reconstrucción) dictó su testamento en la enfermería del Convento de San Francisco el 24 de septiembre de 1764 y fue incapaz de firmarlo “por causa de la severidad de su accidente”. No se conoce la fecha exacta de su fallecimiento, puesto que el documento que sirve de orientación es la declaración de la vacante de organista, que lleva fecha de 21 de mayo de 1765.

Sus obras no están fechadas; parece ser una de las más tempranas el Contrapunto a 4: para subir y bajar, todavía en el estilo español del siglo xvii. La mayor parte de sus obras conservadas son villancicos (navideños y al Santísimo Sacramento) en forma de cantatas, con dos violines obligados, arias da capo y recitativos acompañados. Sus composiciones se difundieron por un extenso territorio y el musicólogo Robert Stevenson las agrupa entre las partituras del Archivo Arzobispal de Lima y las del Archivo de la Catedral de La Plata (hoy Archivo Nacional de Bolivia).

Se ha divulgado mucho un elogio aparecido en el Mercurio Peruano, en 1782, de Toribio del Campo y Pardo: “[...] el licenciado D. José Orejón de Aparicio, bajo cuyos dedos era animado el órgano: al que prestaba articulación en el séquito de la salmodia, y en el que la variación de sus registros hacía por sus órdenes la imitación de instrumentos [...]”. Y prosigue: ‘mi amado Aparicio [...] reparó las desviaciones de Ceruti en algún modo y aprovechó tal cual rasgo de melodía que a éste se deslizaba. Se elevó sobre todos, particularmente en los cantos de la iglesia. Quedan de él himnos, varias misas, salmos y un cántico al Sacramento [...]”. Juan Carlos Estenssoro (2001) lo califica de “el compositor más destacado nacido en el Perú en el período colonial”. En tres discos (de 1975, 1977 y 1985) se han grabado varias composiciones suyas.

 

Obras de ~: Villancicos y cantatas: A la mesa zagales; A mecer de un Dios la cuna; Ah del día (Nuestra Señora de Copacabana) (por W. A. Roldán, 1986); Ah del gozo; Ah del mar; Al arma; Al recién nacido; Al resplandor de esa esfera; Al ver que raya la esfera; Albricias mortales; Aliéntese el fervor; Contrapunto a 4 (a la Consepcion de Nuestra Señora): para subir y bajar; Cordero sagrado que estás entre nieve; De aquel globo; Despertad canoras avecillas; Dolores y gozos; En el dya festivo (Inmaculada Concepcion); Enigma divino; Gilguerillo sonoro; Ha de la esfera de Apolo; Ha del agua; Ha del mundo; Ha del safir del mundo; Luminosas esferas celestiales; Mariposa de sus rayos; Por besar de este fenis las plantas; Sol, luna y estrellas; Terrible dolor y espanto (San José); Tres razionales; Vuela la paloma; Zagales de estos bosques. Otras obras religiosas: Credidi; Defecit; Et incarnatus est; Letanía; Misa en quinto tono; Misa en Sol; Pasión de domingo; Pasión del Viernes Santo según San Juan, a doble coro y orquesta; Sacris solemnes; Salmos en víspera de Domenica, 1750; Salve Regina.

 

Bibl.: T. del Campo, “Carta sobre la música: en la que se hace ver el estado de sus conocimientos en Lima”, en Mercurio Peruano (Lima), vol. IV, n.º 118 (1792); R. Stevenson, The Music of Peru: Aboriginal and Viceroyal Epochs, Washington, Unión Panamericana, 1960, págs. 79, 85 y 192; A. Sas, “La vida musical en la catedral de Lima durante la colonia”, en Revista Musical Chilena (Santiago de Chile), vol. XVI, n.º 81- 82 (1962); “Notas sobre José de Orejón y Aparicio, músico peruano del siglo xviii”, en Revista Peruana de Cultura (Lima), n.º 5 (1965), págs. 116 y ss.; R. Stevenson, Renaissance and Baroque Musical Sources in the Americas, Washington, General Secretariat, Organization of American States, 1970, págs. 123- 126 y ej. 105; A. Sas, La música en la catedral de Lima, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1972, 2 vols.; S. Claro, Antología de la música colonial en América, Santiago de Chile, Universidad de Chile, 1974; G. Béhague, La música en América Latina (una introducción), Caracas, 1983, págs. 73- 81; A. Basso (dir.), Dizionario Enciclopedico Universale della Musica e dei Musicisti. Il Lessico, vol. II, Torino, Unione Tipografico- Editrice Torinese, 1983, pág. 723; W. A. Roldán, Antología de la música colonial americana, Buenos Aires, Organización de Estados Americanos, Consejo Interamericano de la Música, 1986; A. Basso (dir.), Dizionario Enciclopedico Universale della Musica e dei Musicisti (DEUMM), vol. VIII, Torino, UTET, 1988, pág. 455; L. Bethell (ed.), Historia de América Latina, IV. América Latina Colonial: Población, Sociedad y Cultura, Barcelona, Crítica, 1990, pág. 325; J. A. del Busto Duthurburu (dir.), Historia General del Perú, El Virreinato, vol. V, Lima, Brasa, 1994, págs. 642-643; J. C. Estenssoro, “Orejón Aparicio, José”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VIII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, págs. 149-150; R. Stevenson, “Orejón y Aparicio, José de”, en S. Sadie (ed.), The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. XXXVIII, London-New Y ork, Macmillan Publishers, 2001-2002 (2.ª ed.), págs. 554-555.

 

Fernando Rodríguez de la Torre

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