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Manuel Hurtado de Mendoza

Biografía

Hurtado de Mendoza, Manuel. Valladolid, 1783 – Madrid, 1849. Médico afrancesado partidario del broussismo y gran divulgador científico.

Desde muy joven, Manuel Hurtado de Mendoza se trasladó a Madrid, en cuyo Real Colegio de Cirugía de San Carlos se licenció como cirujano. Liberal y afrancesado, al concluir la Guerra de la Independencia tuvo que exiliarse a Francia y en la Facultad de Medicina de París prosiguió su formación científica, hasta obtener allí el grado de doctor en Medicina. La biografía de estos primeros años de su vida le marcó indeleblemente, de modo que Hurtado fue un constante publicista, traductor e introductor en España de obras científicas y literarias francesas. En España había conocido al célebre médico y cirujano de los ejércitos del Emperador, François Joseph Victor Broussais, autor de una nueva doctrina fisiopatológica, que tuvo un gran impacto en la medicina europea durante las primeras décadas del siglo xix, pero fue abandonada poco después. Consideraba que todo proceso patológico tiene su origen último en una alteración irritativa del aparato digestivo y hacía de las sangrías, mediante la aplicación de sanguijuelas, el principal método terapéutico. Hurtado fue discípulo de Broussais en París y se convirtió en un férreo defensor de sus doctrinas y traductor al castellano de sus escritos científicos. Incluso después de caer en descrédito el broussismo, Hurtado siguió aferrado a él y esa fidelidad marcó su decadencia en los últimos años de su vida.

Durante su estancia en Francia, Hurtado publicó trabajos científicos en los Annales de la Société de Médecine Pratique de Montpellier y también en el célebre Journal de Médecine, Chirurgie et Pharmacie, que dirigía el cirujano francés Jean Nicolas Corvisart, uno de los fundadores de la llamada Medicina Anatomoclínica. En el exilio francés Hurtado publicó artículos o notas sobre las “fiebres intermitentes y las fiebres esenciales” (1815), el uso terapéutico de la raíz de ratania (1816) y el “cólico gangrenoso” (1817). También publicó en Francia una necrológica, una “Notice biographique” del médico afrancesado Tomás García Suelto, que falleció en el exilio.

En 1820, Hurtado regresó a España, se instaló en Madrid y durante el Trienio Liberal desarrolló una incansable actividad científica y asistencial, sin por ello apartarse del mundo científico francés, en una etapa en que la ciencia española atravesaba una profunda crisis. Convencido de las bondades del broussismo, a través de su influencia esa corriente terapéutica alcanzó también difusión en España, ya que Hurtado consiguió un gran prestigio profesional y una amplia clientela de pacientes.

A partir de entonces se implicó muy intensamente en la labor de impulso al periodismo científico, para estrechar los vínculos de la medicina española con el extranjero y mantener una buena información de las novedades que se producían en la medicina europea. Fundó una revista que llevaba por título Décadas médico- quirúrgicas, de la que llegó a publicar veinte volúmenes entre 1821 y 1828 y en la segunda etapa pasó a denominarse Décadas de medicina y cirugía (1824). En esos mismos años participó en la traducción y normalización de los vocabularios y diccionarios de medicina. Con la colaboración de Celedonio Martínez Caballero, médico formado en Londres, Hurtado redactó cuatro volúmenes de Suplemento al Diccionario de Medicina de Antonio Ballano. Era un proyecto que había iniciado Tomás García Suelto en su exilio francés antes de morir.

Otra faceta destacable de su actividad fue la de divulgador de obras médicas extranjeras. Tradujo al castellano, por orden cronológico, un tratado de anatomía francés de Jacques Pierre Maygrier (1820), varios escritos franceses de Embriología (1821) y las dos principales obras de su maestro Broussais: el Tratado de fisiología aplicada a la patología (1827) y De la irritación y de la locura (1828). En el contexto de una polémica científica con detractores del broussismo, Hurtado publicó una Vindicación y aplicación de la medicina fisiológica (1826), cuya vigencia sería muy limitada, porque la doctrina del cirujano francés cayó en descrédito y fue abandonada a comienzos de la década de 1830.

Sus obras originales estuvieron consagradas a los más variados aspectos de la ciencia médica, la clínica y la terapéutica. Además de su trabajo lexicográfico, cabe señalar una Nueva monografía de la calentura amarilla (1820), cuya principal característica es su decidida posición contraria al contagio. Pero probablemente su obra más ambiciosa fue el Tratado elemental completo de anatomía (1829-1830), redactado en tres volúmenes, con una excelente puesta al día de los conocimientos anatómicos descriptivos y con dos aspectos destacables: la incorporación de la nueva anatomía topográfica o quirúrgica y la incorporación de las recientes investigaciones microscópicas que se iniciaban entonces como consecuencia de la reciente incorporación del microscopio óptico a la observación de la materia viva. La “Anatomía General” que expone Hurtado es anterior a las primeras propuestas de la teoría celular que tendrían lugar en Europa central a finales de la década de 1830.

En la última etapa de su vida, especialmente a partir de la muerte de Fernando VII, el prestigio social de Hurtado se deterioró considerablemente, como consecuencia del descrédito del broussismo, al que Hurtado nunca renunció, y del acoso que sufrieron los antiguos afrancesados. Su salud también se deterioró y la sordera que padecía le aisló más del mundo científico y de los sectores influyentes de la sociedad española.

Tradujo entonces el Compendio de la Nosografía (1842) de Philippe Pinel, publicó unas Instituciones de medicina y cirugía (1839), una Historia crítica de la medicina (1845) y prosiguió su trabajo lexicográfico con un Vocabulario médico-quirúrgico (1840). Durante los últimos años de su vida elaboró una Enciclopedia de terapéutica (1843) y fundó una revista de vida efímera titulada Indicador terapéutico.

 

Obras de ~: “Mémoire sur le traitement des fièvres intermittentes, et remittentes primitives ou essentielles”, en Journal de Médecine, Chirurgie et Pharmacie, 34 (1815), págs. 152-161; “Observations sur l’efficacité de la rathania dans les hémorraghes passives ou adynamyques”, en Journal de Médecine, Chirurgie et Pharmacie, 37 (1816), págs. 216-247; Notice biographique sur le Docteur Thomas García Suelto, Paris, Migneret, 1816; “Observations sur la colique gangréneuse”, en Journal de Médecine, Chirurgie et Pharmacie, 40 (1817), págs. 100-114; Nueva monografía de la calentura amarilla [...], Huesca, Viuda de Larumbe, 1820; con C. Martínez Caballer, Suplemento al diccionario de medicina del Professor D. Antoniuo Ballano, Madrid, Viuda de Barco López, Imprenta de Burgada, 1820-1823; Décadas Médico-Quirúrgicas [y Farmacéuticas], Madrid, Imprenta que fue de Fuentenebro, 1821-1828 (a partir de 1824: Décadas de medicina y cirugía); Vindicación y aplicación de la medicina fisiológica, Madrid, F. Villalpando, 1826; Tratado elemental completo de anatomía [...], Madrid, Imprenta que fue de García, 1829-1830; Instituciones de medicina y de cirugía [...], Madrid, Sánchez, 1839; Vocabulario médico-quirúrgico, Madrid, Boix, 1840; Enciclopèdia de terapéutica, Madrid, Razola, 1843; Historia crítica de la medicina [...], Madrid, M. del Burgo, 1845.

 

Bibl.: F. Méndez Álvaro, “Fallecimiento del Dr. Hurtado de Mendoza”, en Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, 4 (1850), pág. 174; L. Comenge Ferrer, La medicina en el siglo xix, Barcelona, Espasa, 1914; J. Riera, “El Tratado elemental de anatomía (1829-1830) de Manuel Hurtado de Mendoza”, en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, 9 (1970), págs. 197-229; J. A. García Ramos, “Sobre la biografía del anatómico vallisoletano Manuel Hurtado de Mendoza”, en Galicia Clínica (La Coruña), 1980; J. M. López Piñero, “Hurtado de Mendoza, Manuel”, en Diccionario Histórico de la Ciencia Moderna en España, vol. I, Madrid, Península, 1983, págs. 463-465.

 

Josep Lluís Barona Vilar