Ayuda

Marco Aurelio

Imagen
Biografía

Marco Aurelio. Marco Annio Vero. Roma (Italia), 26.IV.121 – Viena (antes Vindobona) (Austria), 17.III.180. César romano y filósofo.

Marco Aurelio, cuyo verdadero nombre era Marco Annio Vero, era pariente de Adriano y pertenecía a una ilustre familia senatorial originaria de la Bética, que había prestado brillantes servicios a la Administración del Imperio.

Fue objeto de una admiración sin límites desde la misma Antigüedad, continuada en la moderna historiografía, prevaleciendo con frecuencia un examen del hombre y del filósofo al margen de sus realizaciones políticas y su proyección histórica.

Las principales fuentes históricas para su estudio se encuentran en la Historia Augusta donde el escritor Mario Máximo aporta una descripción desordenada de L. Marco Aurelio y Lucio Vero. Es posible atribuir a Julio Capitolino la descripción de la vida de Lucio Vero.

La biografía de Marco Aurelio se encuentra vinculada con la de su hermano Lucio Vero, ambos vinculados con la Domus Imperatoria por voluntad expresa de Adriano. La historiografía antigua contrapone la figura de Lucio Vero a la de Marco Aurelio, que al primero atribuye el vicio y la incapacidad; al segundo, la virtud y el mérito.

Así, según la Historia Augusta, Lucio Vero era un apasionado del circo y del anfiteatro, de las fiestas y las danzarinas. Además, la historiografía le acusa de estar en manos de sus poderosos libertos (Geminas y Agaclito).

Poco a poco, se fueron clarificando las preferencias hacia Marco Aurelio, por encima de Lucio Vero, que recibió la toga viril y el consulado posteriormente al primero.

Como hijo adoptivo de Antonino Pío, cambió su nombre (M. Annio Vero) por M. Aelio Aurelio Vero, asumió la toga viril en el 136 d. C., y fue nombrado cónsul en el 140 y de nuevo en el 145, otorgándole también el imperio proconsular y la potestad tribunicia.

Marco Aurelio había recibido una impecable educación, aunque incompleta por no haber ejercido nunca un mando militar. Desde una fecha temprana fue miembro del Consejo Imperial y asociado al poder desde la temprana edad de diecisiete años.

Finalmente Antonino Pio anuló el compromiso de Marco Aurelio con Ceyonia Fabia, hija de Elio César, casándole con su propia hija Annia Faustina, rompiendo el compromiso de ésta con Lucio Vero.

A la muerte de Antonino Pío, el 7 de marzo del 161, Marco Aurelio, claro preferido del Emperador e investido sin dificultad alguna por el Senado, recibió el imperio a los cuarenta años de edad.

Su gobierno se encuentra marcado por su fuerte personalidad. Obedeciendo a una tendencia de la aristocracia del momento, y a los mismos ideales de “humanista”, Marco Aurelio fue un fiel seguidor de la doctrina estoica. Las ideas filosóficas de Marco Aurelio no presentan elementos originales de consideración. Su importancia estriba en el esfuerzo constante por adecuar, en la medida de lo posible, su actuación en el gobierno del Imperio con sus ideas morales y filosóficas.

Buscaba siempre una congruencia entre su vida privada e intelectual y la pública. Aunque, sin duda, encontró en la filosofía estoica elementos importantes sobre los que apoyarse en las diversas dificultades de su vida política e incluso personal.

Con Marco Aurelio subió al poder la filosofía estoica.

Fue un filósofo profundo y de gran talento literario.

Su obra, Meditaciones, un compendio de doce libros de preceptos morales escritos al azar durante sus años de gobierno en lengua griega, y a su correspondencia con Frontón, su preceptor de retórica, donde demuestra una clara, elegante y brillante exposición, Esta obra proporciona una importante información sobre la personalidad y la ideología de este príncipe, que tanta influencia ejerció sobre sus contemporáneos y en tiempos posteriores.

Tal vez debido su carácter inseguro, a su personalidad inquieta y a su delicada salud, fue adicto a determinados narcóticos (opio, mandrágora), e inclinado a ciertas supersticiones, llegando a confiar crédulamente en prodigios y oráculos.

Debido a estas flaquezas y a que mostrara con excesiva frecuencia una cierta inestabilidad, necesitó el apoyo de personas con carácter tal vez más fuerte, aunque menos escrupulosas en su conducta, entre ellas, su mujer Faustina.

Fueron además importantes colaboradores sus yernos Claudio Severo y Claudio Pompeyano, gran militar.

Otros importantes colaboradores de Marco Aurelio fueron P. Helvio Pertinax, Pescenio Niger, Septimio Severo y, sobre todo, Avidio Casio, de origen sirio y con excelentes dotes militares. Este importante personaje protagonizó en el año 175 un levantamiento apoyado por las provincias de Siria y Egipto, proclamándose Augusto. Según se desprende de la Vita Cassi, analizada por M. Mazza.

La sublevación de Avidio Casio se habría debido en gran medida a intrigas de la emperatriz Faustina, tal vez, con el deseo de evitar la sucesión en el Imperio de Cómmodo, hijo de Marco Aurelio. Pero este movimiento no llegó a consolidarse y Avidio Casio fue asesinado por sus propios soldados, que enviaron su cabeza a Marco Aurelio.

Marco Aurelio demostró una gran capacidad por el trabajo, gran dedicación y responsabilidad consciente de sus deberes. Atendió directamente la correspondencia y las peticiones a él dirigidas.

No destacó por sus dotes militares. Antonino Pío nunca llegaría a confiarle mando militar o gobierno provincial alguno, incluso no llegó a salir de las provincias itálicas. Sin haber tenido una preparación ni experiencia militar, el destino exigió que diecisiete de los diecinueve años que estuvo al frente del Imperio tuvo que dedicarlos a la guerra, defendiendo sus fronteras.

Sus primeras acciones parecen dirigidas a mantener el poder imperial y a asegurar esta línea de continuidad: Honró la memoria de su antecesor, Antonino Pío, declarando su apoteosis y fundando un nuevo colegio sacerdotal, los Sodales Antoniniani, dedicados a su culto.

En el mismo año de su aclamación como césar (161), asoció a su hermano de adopción en el poder, pidiendo al Senado para L. Aurelio Vero, el imperio proconsular, la potestad tribunicia y el título de Augusto, decisión que confirmó con el matrimonio de su hija Annia Aurelia Galeria Lucila, con L. Aurelio Vero en el año 164.

Esta asociación al poder imperial representó una clara innovación institucional, superando anteriores fórmulas de designación, pues convirtió a Lucio Vero en un verdadero y real Augusto, con exactamente los mismos poderes, prerrogativas y títulos que él mismo, inclusive ambos tendrían el mismo día inaugural en su imperio (dies imperii). La única diferencia entre ambos en el principado era que Marco Aurelio asumió el Pontificado máximo y era quien verdaderamente tenía el imperio en sus manos. Esta asociación dual del poder, duró hasta la muerte de Vero en el año 169 d. C. Ello significaba la limitación del Senado, en la declaración del Princeps, que llegaría a tener importantes consecuencias posteriores.

Marco Aurelio fue el primer Emperador que institucionalizó y regularizó el Concilium Principis, importante órgano consultivo y asesor del césar. Para ello, decidió que sus miembros (Consiliarii) fuesen funcionarios estables y con un salario. Sin embargo, muchos de sus más estrechos colaboradores actuaron en calidad de Amici del Emperador.

Su relación con el Senado fue exquisita, según se desprende de la Historia Augusta. Su prudencia, moderación y respeto en el trato con dicha institución convirtieron a Marco Aurelio en el Emperador ideal en la historiografía de tradición senatorial. Aunque muy posiblemente, fuera menos tolerante que sus antecesores.

Respetó las funciones de consulta y judiciales de la alta asamblea a la que siempre mantuvo al corriente de sus actividades.

Aumentó el número de los curatores civitatis, dando siempre este cargo a senadores. Ello puede ser un importante indicio de la mala situación que se iniciaba en las ciudades, que obligaría a un intervencionismo imperial en los gobiernos municipales.

Creó un nueva magistratura la de pretor tutelar, cargo también desempeñado por los senadores.

Continuó el proceso de promoción de los provinciales iniciado por sus antecesores, introduciendo en el Senado a nuevos miembros de origen provincial, sobre todo africanos y orientales, con frecuencia hombres de experiencia y cultura, que tuvieron la obligación de comprar tierras en Italia.

Restableció los Iuridici consulares (cuatro jueces supremos), creados por Adriano y abolidos por Antonino, a través de los cuales el Senado pudo ejercer como verdadera institución con jurisdicción consular.

Las necesidades y problemas de orden económico y desórdenes sociales obligaron al gobierno imperial a ocuparse de determinadas provincias tradicionalmente senatoriales, como la Bética o Bitinia-Ponto, tal trasvase sería en parte compensado por la entrega a la jurisdicción del Senado de otra provincia imperial, como Cerdeña.

Prohibió los matrimonios entre hijas de senadores y libertos. Ello detecta ya una cierta inmovilidad social de la época, que sería promocionada por el Emperador también en otros aspectos.

El orden ecuestre alcanzó notables prerrogativas y ascensos en el principado de Marco Aurelio. No sólo incrementó el número de caballeros situados al frente de los grandes departamentos de la burocracia central, sino que éstos alcanzaron importantes privilegios: los caballeros miembros del consejo imperial, Concilium Principis, en su mayor parte juristas, obtuvieron el estatuto de funcionarios permanentes. Las grandes procuratelas financieras provinciales, ocupadas por ecuestres también se ocuparon del aprovisionamiento de gladiadores y alimentos para Italia. Por vez primera se distinguiría con nitidez entre una cancillería griega y otra latina y aumentaron las prerrogativas de los prefectos del pretorio.

A pesar del creciente aumento e importancia adquirida por el orden ecuestre en la Administración imperial, los esclavos y libertos imperiales continuaron prácticamente en la misma proporción que en los principados anteriores, tanto en las Officinae centrales como en las finanzas provinciales, con el fin de servir de instrumento de control imperial y prestar su mayor profesionalidad y continuidad. Es más, se generalizaría el principio de situar a éstos como superintendentes a las órdenes del procurador ecuestre, a veces con una titulatura idéntica o muy semejante.

La obra legislativa de Marco Aurelio, tal como ha llegado hasta hoy fue muy abundante. Se calculan más de trescientos textos legislativos fragmentados en el Digesto. Éstos reflejan tanto sus ideales estoicos como su preocupación por rodearse de un adecuado cuerpo de juristas que le asesoraran en su gobierno, tanto desde el campo legal como político, debido a las crecientes dificultades financieras jurídicas y económicas del Imperio.

Se conoce un Senatusconsultum fechado en el año 178 sobre la herencia que recibieron los hijos directamente de la madre. Igualmente se redujo la patria potestas, concediéndose una cierta libertad de los hijos respecto a importantes decisiones, como la elección del matrimonio. También se reguló el registro de los nacimientos dentro de los primeros treinta días después del mismo ante el prefecto del Aerarium romano y en las provincias ante el gobernador.

Promovió determinadas reformas del Derecho civil, en busca de una mayor justicia y humanidad, mostrando un particular interés por la protección de los más débiles, los menores, las mujeres y los huérfanos.

Sin embargo, y a pesar de las crecientes necesidades, no se aumentó la institución de los Alimenta.

Procuró respetar los derechos de los esclavos a la manumisión y de los libertos, en contradicción a ello, apareció una diferenciación clara en el Derecho penal entre honestiores y humiliores.

Se interesó por ayudar y favorecer la vida municipal que se encontraba en un proceso de decadencia.

Debido a ello, el gobierno de Marco Aurelio daría un paso más en el creciente intervencionismo estatal en la vida urbana, limitando de forma muy clara su autonomía económica y judicial.

Siendo educado en las mismas tendencias pacifistas de sus antecesores, Adriano y Antonino Pío, tuvo el mismo objetivo de sofocar insurrecciones de los pueblos de las provincias septentrionales del Imperio (partos, alanos y sármatas).

Las campañas militares contribuyeron a fomentar una de sus grandes preocupaciones: la crisis económica y la bancarrota del Erario Imperial, pues las campañas militares y el sostenimiento del ejército suponían los mayores gastos del Estado romano. Los tiempos de Marco Aurelio se caracterizaron precisamente por la grave situación externa. De sus diecinueve años de reinado, diecisiete estuvieron ocupados en acciones bélicas. Por primera vez el Imperio Romano sufrió el asalto de los pueblos en sus fronteras pasando de ser el conquistador a tomar una postura de defensa, e, incluso, con el peligro de una invasión bárbara en el mismo suelo itálico, incidente nunca sucedido desde hacía casi tres siglos, desde el peligro címbrico a fines del siglo ii a. C.

Esta terrible etapa de luchas tuvo sus inicios en la frontera oriental del Imperio. Mantuvo agotadores luchas contra los partos en Siria y Armenia. En primer lugar contra el rey Vologeses III de Partia por la disputa de Armenia, comenzada en el 163 con la invasión de Armenia y la de Siria en el año 161. Fueron varios años de luchas agotadoras. El ejército romano estuvo dirigido por el co-emperador Lucio Vero y el general Avidio Casio, que obtuvo una importante victoria en Dura Europos y tomó las ciudades partas de Seleucia del Tigris y Ctesifonte, consiguiendo con su triunfo, el Imperium extraordinario sobre las provincias orientales incluido Egipto.

Según la narración de la Historia Augusta, en el año 167, se dieron por concluidas estas campañas, celebrándose un triunfo en Roma y restableciendo la autoridad del Estado romano sobre estos territorios en el año 166 d. C. Los dos Emperadores recibieron los títulos de Armeniacus y de Parthicus. El 23 de agosto del mismo año celebraron la victoria en Roma.

Pero con la llegada de los ejércitos vino la peste, contraída en Oriente, que se extendió por todo el Imperio, llegando incluso a la misma Roma. Su resultado fue una elevada mortandad que redujo drásticamente la población. Marco Aurelio llegó a vender sus posesiones personales para mitigar los efectos del hambre y la enfermedad en el Imperio.

A pesar de que algunas provincias occidentales, como Britania, donde se recrudecía la piratería, e Hispania, donde se producían invasiones de mauros procedentes del norte africano hacia la Bética en repetidas ocasiones (171, 173 y 176), tuvieron mayor significación histórica las llamadas guerras danubianas, conocidas por los relatos, no siempre fiables ni completos de Dion Casio y la Historia Augusta, por las representaciones numismáticas, algunas inscripciones (como la famosa de Valerio Maximiano en Numidia) y los relieves históricos de la columna de Marco Aurelio.

Las graves tensiones migratorias de los pueblos germánicos acabarían imponiendo nuevas necesidades y concepciones estratégicas de defensa del Limes. Son los llamados germanos orientales (gépidos y godos) sobre los germano-occidentales (vándalos), obligándoles a presionar sobre las fronteras romanas donde existían reinos clientes de Roma (cuadros y marcómanos).

Así estos últimos pueblos se vieron obligados a saltar sobre el sistema defensivo del Imperio en busca de nuevas tierras de cultivo. En el 167 una gran confederación de pueblos germánicos reunida por el rey Marcomano Balomar cruzó las fronteras y atacó en tres frentes.

En el año 169 cuando los dos Emperadores volvían a Roma después de haber reorganizado el ejército para la defensa y posterior ataque a las tribus germanas, el emperador Lucio Vero murió de una apoplejía en Altinum (cerca de Venecia).

Después de varias derrotas del ejército romano, otras tribus germanas, animadas por las victorias de Balomar, se les unieron. El emperador Marco Aurelio se vio obligado a tomar una serie de medidas: Reunificó el mando militar de las dos Dacias y de la Mesia superior.

Creó un distrito militar fuertemente defendido en el vital y amenazado sector del noroeste de Italia, entre 169 y 170. Casi al mismo tiempo, en torno a 170 se produjo una penetración múltiple de carpos y costobocos en Dacia. Numerosas ciudades de la costa del mar Negro se vieron saqueadas y destruidas. Esto hizo que se produjese la reacción militar romana.

Marco Aurelio decidió planear una ofensiva en gran escala que, incluso, no descartaba anexiones territoriales, tal vez, con la oposición por parte de Lucio Vero y de Avidio Casio.

Los desórdenes provocados por cuadros y marcómanos en torno al 168-169, provocó una guerra que duraría cinco años, conocida por Bellum Germanicum I, que tuvo como principales escenarios los campos de Vidobonna y Carnutium, destacándose el general Claudio Pompeyano, que contrajo matrimonio con Lucilla, hija de Marco Aurelio y viuda de Lucio Vero.

La campaña conocida como el Bellum Sarmaticum, entre 174 y 175, acabaría por obligar a sarmátas y yázigos a aceptar unas condiciones de paz impuestas por Roma. El llamado Bellum Germanicum II, donde Marco Aurelio hizo un esfuerzo definitivo para superar el peligro germánico en el limes danubiano. Las tropas imperiales lograrían penetrar fundamentalmente en territorio enemigo tan lejos como la actual Checoslovaquia y obtendría en 179 una gran y aniquiladora victoria sobre los cuadros y marcomanos ligados que conocemos a través de algunas fuentes de la Historia Augusta (24, 5; 27, 10) y Dion Casio (71, 17).

En el año 172 Marco Aurelio recibió el título de Germanicus y en el año 175 el de Sarmaticus.

Es posible que Marco Aurelio por un momento hubiera pensado anexionar al Imperio todos estos pueblos creando así las provincias de Marcomania y Sarmatia. Así lo piensan Degrassi y Fitz, pero no es aceptado por Alföldy. Pero estos posibles proyectos se vieron truncados por la muerte del Emperador en 180.

Después de la muerte de Lucio Vero, Marco Aurelio había confiado ciertas cargas del poder en sus años finales en su hijo Cómodo, atraído muy posiblemente por sus cualidades viriles, tan diferentes del enfermizo físico de Marco Aurelio.

En 176, urgido muy posiblemente por la fallida intentona de Avidio Casio, Cómodo fue investido de toda la titulatura del poder imperial, cuando tan sólo contaba con quince años de edad. Esta nueva corregencia venía de nuevo a reforzar el derecho del Emperador a designar a su sucesor, prevaleciendo el espíritu dinástico, convirtiendo a Cómodo en el sucesor inevitable de su padre.

Con frecuencia se ha comentado que fue éste el error político más grande de Marco Aurelio, pero hay que comprender la situación del momento.

Los Emperadores antoninos nunca creyeron en el principio hereditario dinástico, pero dado el complicadísimo juego de alianzas matrimoniales, la fragilidad legal sobre la que descansaba la dinastía y la difícil situación por la que pasaba el Imperio, la elección del heredero era angustiosa y posiblemente hubiese desencadenado una guerra civil.

En uno de estos preceptos escrito mientras estaba en Carnuntum, a orillas del Danubio, Marco Aurelio resumió su forma de ver la vida: “Si haces tu trabajo bien, siguiendo las reglas establecidas, con entusiasmo, como un hombre, y con benevolencia [...] si conservas pura la divinidad en tu interior, entonces serás capaz de llevar una vida feliz, y no habrá nadie que lo pueda evitar”.

Sin duda uno de los aspectos más importantes e inquietantes del reinado de Marco Aurelio sería su política ante el problema religioso. La vida religiosa se encontraba notablemente influida por las calamidades de la época. Destaca el progreso muy claro de los cultos mistéricos, y, en primer lugar, del cristianismo, sobre todo en las provincias orientales del Imperio.

Marco Aurelio prestó gran atención a la religión tradicional de Roma, otorgando grandes honores a sus dioses. Se celebraron en Roma los tradicionales ritos de purificación y fiestas religiosas, y se consultaron los libros sibilinos. Sin embargo, a pesar de su afición a la filosofía y moral estoica, Marco Aurelio era dado a consultar a astrólogos y sacerdotes de cultos mistéricos y orientales, sobre todo egipcios, incluso se hizo iniciar en los sagrados misterios de Eleusis, como Lucio Vero y Cómodo. Todo ello daba lugar a las transformaciones que estaba sufriendo la sociedad, que preludiaba el desenfreno de misticismo religioso desatado en el período de su hijo y sucesor. Aunque Marco Aurelio no mostró una especial oposición hacia el cristianismo, sí fue estricto en cumplir las medidas adoptadas contra los cristianos.

Marco Aurelio murió en Vindobona, el 17 de marzo de 180, en el transcurso de una expedición que estaba realizando contra los marcomanos. Sus restos fueron trasladados a Roma y enterrados en el mausoleo que Adriano había mandado construir en la orilla derecha del Tíber y que fue concluido bajo el gobierno de Antonino Pío en el año 139.

 

Obras de ~: Las Meditaciones (ms. perdido, copia en Museos Vaticanos) (trad. de R. Bach Pellicer, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 1977).

 

Bibl.: Dobias, “Le monayage del’empereur Marc Aurèle”, en Revue Numismatique, 4.º s. 35 (1932), págs. 127-172; F. Carrata-Thomes, Il regno de Marco Aurelio, Torino, 1953; J. R. Dailly y H. Van Efenterre, “Le cas Marc Aurèle, essai de psychosomatique historique”, en Revue des Études Anciennes (1954), págs. 347-365; P. Noyen, “Marcus Aurelius, the Greatest Patrician of Stoicism”, en A.C., 24 (1955), págs. 372- 383; Ch. Parain, Marc Aurèle, Paris, 1957; H. G. Pflaum, “Les gendres de Marc Aurèle”, en JS, 1961, págs. 28-41; W. Görlitz, Marc-Aurèle. Empereur et philosophe, Paris, 1962; H.-G. Pflaum, Les Sodales Antoniniani de l’époque de Marc-Aurèle, Paris, 1963; R. Remondon, La crisis del Imperio romano. De Marco Aurelio a Anastasio, Editorial Labor, Barcelona, 1967, págs. 3-25 y 155-181; J. Romains, Marco Aurelio o el emperador de la Buena voluntad, Paris, 1968 (trad. Madrid, Espasa Calpe, 1971); C. R. Garzetti, “Marcus Aurelius, emperor and philosopher”, en Historia, 18 (1969), págs. 570-587; J. H. Olivier, “Marcus Aurelius. Aspecs of civic and cultural policy in the East”, en Hesperia (Princeton), suplemento XII (1970); R. Syme, Emperors and Biography; Studies in the Historia Augusta, Oxford, University Press, 1971; J. Spiess, Avidius Cassius and der Aufstand des Jahres, Munich, 1975; R. Klein (ed.), Marc Aurel, Darmstadt, ed. Springer Netherlands, 1979; VV. AA., Historia Augusta, trad. V. Picón y A. Gascón, Madrid, Editorial Akal, 1989; G. Chic, La dinastía de los Antoninos, Historia del Mundo Antiguo, n.º 50, Madrid, Editorial Akal, 1990; Fronton, Epistolario, trad. A. Palacios Martín, Biblioteca Clásica Gredos, 1992; J. Oartor Gómez, Marco Aurelio (121-180), Madrid, Ediciones del Orto, 1995; P. Grimal, Marco Aurelio, Madrid, FCE, 1997; A. R. Birley, Marcus Aurelius, A Biography, London, Ed. Routledge, 2001 (reimpr.).

 

Pilar Fernández Uriel

Personajes similares