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Publius Helvius Pertinax

Biografía

Pertinax Publius Helvius. Alba (antes Alba Pompeia) (Liguria, Italia), 1.VIII.126 – Roma (Italia), 28.III.193. Emperador de Roma.

Hijo de Helvius Successus (PIR² H 77), un liberto que se dedicaba al negocio de venta de lana en su Liguria natal (Scriptores Historiae Augustae [SHA], Vita Helvii Pertinacis, 1, 3), nació en una villa que su madre tenía en los Apeninos. Sobre su origen humilde hablaron Dión Cassio (74, 3, 1), su biógrafo en la Historia Augusta (SHA, Vita Helvii Pertinacis, 1, 1-2) y Herodiano (2, 3). Junto a su hermana, Helvia Fidia, (CIL, V, 7622), se educó en casa de su tío materno, quien le hizo estudiar con un gramático griego y luego con Sulpicius Apollinar. El propio Pertinax ejerció de gramático durante un tiempo.

Si se atiende a la Historia Augusta, fue promocionado al cargo de centurión por el patrono de su padre, el consular Lollianus Avitus (SHA, Vita Helvii Pertinacis, 1, 5). En cualquier caso, tuvo una larga carrera que le acabó catapultando a los más altos puestos del rango senatorial, al que llegó desde su origen humilde. D. Kienast ha recogido su dilatada carrera y las fechas en que desempeñó cada cargo. Ocupó varios puestos que le mantuvieron alejado de Roma: prefecto de una cohorte en Siria (IV ? Gallorum, c. 160-165); tribuno de una legión (VI Victrix o XX Valeria Victrix, c. 165) y prefecto de una cohorte (I ó II Tungrorum), ambos en Britania; prefecto de un ala de caballería en Moesia (?) (c. 167). A continuación fue nombrado procurator ducenarius en Dacia y Moesia Superior (?) (c. 170); más tarde se ocupó de funciones relacionadas con las finanzas imperiales para finalmente promocionarse como tribuno y luego como pretor (c. 170-171).

Hacia los años 171-175, Pertinax mandó la legión I Adiutrix, para alcanzar el consulado en 175. Siendo ya un individuo de rango consular, actuó como comes del Príncipe (175-176) para, con posterioridad, desempeñar el gobierno de varias provincias, todas ellas de gran importancia estratégica por su carácter de frontera: Moesia Inferior (176-177), Moesia Superior (¿177?), Dacia (178-179), Siria (179-180) y Britania (185-187). A continuación, volvió a Roma, en donde le fue encomendado un puesto de responsabilidad en la institución de los alimenta, que aseguraba la supervivencia de la población romana mediante un sistema de reparto de alimentos (fue praefectus alimentorum en 187 o 188).

A partir de entonces, obtuvo los más altos honores de una carrera senatorial, una circunstancia poco frecuente en un individuo de tan humilde origen. En 188-189 (o 189-190), desempeñó el proconsulado de África, un gobierno provincial que, junto con el de Asia, constituía la culminación de una carrera senatorial en las provincias. De vuelta a Roma, se convirtió en prefecto de la ciudad (praefectus Urbi, en 189 o 190-192), un cargo que le situaba en una situación privilegiada en el control de la ciudad, para terminar en 192 con el segundo consulado esta brillantísima carrera.

A finales del año 192, los conjurados responsables de la muerte del emperador Cómodo buscaban un sustituto para el trono. El prefecto del pretorio, Laetus, con la ayuda de un empleado de palacio, Eclectus, propiciaron la elección de Pertinax, por entonces ya un senador de avanzada edad (Eutropio, 8, 16; Aurelio Víctor, 1, 8), cercano a Marco Aurelio, quien le había convertido tiempo atrás en uno de los consejeros de su hijo Cómodo. Pertinax fue aceptado por los pretorianos y, a continuación, presentado ante el Senado, el 31 de diciembre del 192. En la Asamblea, dice Herodiano que el candidato se mostró reticente por su origen inferior, ofreciendo el trono a otro senador, Manius Atilius Glabrio (Herodiano, 2, 3, 3; también Cassius Dio, 74, 3) y que, una vez confirmado en el trono, Pertinax ofreció un discurso conciliador que el historiador reprodujo (Herodiano, 2, 3, 5 y ss.).

Una vez su nombramiento, el nuevo príncipe se dedicó a recomponer las finanzas públicas y el sistema fiscal, anulando las medidas de Cómodo y poniendo en cultivo tierras por todo el Imperio.

En Hispania, una inscripción hallada en Utrera (Sevilla) constituyó el primer ejemplo de este príncipe en la provincia de Bética. Se trata de una dedicatoria del municipio de Siarum por la salud del Monarca (HEp., 2, 636).

La Historia Antigua le describe como un anciano venerable, de larga barba y obeso (SHA, Vita Helvii Pertinacis, 12, 1). En cuanto a su carácter, las fuentes no se ponen de acuerdo, ya que reproducen diferentes visiones. La Historia Augusta le acusa de avaricia y de enriquecerse desmesuradamente aprovechando sus cargos en las provincias, lo que le habría valido incluso una destitución (SHA, Vita Helvii Pertinacis, 2, 2). También le define como amable y elocuente con las palabras pero mezquino en sus acciones, lo que le habría hecho ganar la enemistad de muchos. En cambio, Herodiano transmitió un elogio desmedido del príncipe, como continuador de Marco Aurelio, modelo de virtudes personales y con una actividad política eficaz e íntegra (Herodiano, 2, 13, 1 y ss.). En este mismo sentido debió escribir Mario Máximo su biografía del Príncipe (SHA, Vita Helvii Pertinacis, 2, 8), y también así le recuerda Dión Cassio (74, 5).

Pertinax estaba casado con Flavia Titiana (PIR² F 444), una hija de T. Flavius Claudius Sulpicianus (PIR² F 373), a quien el Príncipe convirtió en prefecto de la ciudad. Tuvo al menos un hijo y una hija, que le sobrevivieron. Su hijo, P. Helvius Pertinax (PIR² H 74) nació c. 175, así que ya era un joven cuando su padre accedió al trono. Queriendo apartarle de la vida en palacio, le mantuvo, junto a su hermana, en la casa familiar, a cargo de un tío materno que le hizo estudiar con los mismos maestros con los que ya se estaba formando.

El 28 de marzo del mismo año 193, Pertinax fue asesinado en su palacio por los soldados, que pusieron su cabeza en una pica y la llevaron a sus cuarteles (SHA, Vita Helvii Pertinacis, 14, 7). El cadáver completo habría sido enterrado en el panteón familiar de su mujer, mientras el Senado y el pueblo lamentaban su pérdida (Herodiano, 2, 5, 1 y ss.). Tuvo unas honras fúnebres moderadas bajo su sucesor, Didio Juliano, pero en época de Septimio Severo se le honró con un funeral, unos juegos y la divinización.

 

Bibl.: G. Henzen et al., Corpus inscriptionum latinarum (CIL), VI (Roma), Berlin, Academia Litterarum Regia Borussicae, 1876-2000, n.º 1981; E. Groag y A. Stein, Prosopographia Imperii Romani saec. i, ii, iii. Editio altera (PIR²). Pars IV, fasc. 2, Berlin, Walter de Gruyter, 1958, n.º H 73; G. Alföldy, “P. Helvius Pertinax und M. Valerius Maximianus”, en Situla, 14.5 (1974), págs. 199-215; G. Pignata, “Cenni sulla carriera militare e politica di Publio Elvio Pertinace”, en Atti e Memorie dell Società Savonese di Storia Patria, n.s. 11 (1977), págs. 7 y ss.; M. Philippides, “Herodian 2.4.1 and Pertinax”, en Classical World, 77 (1984), págs. 315-336; R. Soraci, “L’opera legislativa di Pertinace”, en Quaderni Catanesi di Studi Classici e Medievale, 6 (1984), págs. 315 y ss.; H. Devijver, “Les militiae equestres de P. Helvius Pertinax”, en Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, 75 (1988), págs. 207 y ss.; J. González, “Epigrafía del yacimiento de La Cañada”, en Estudios sobre la Tabula Siarensis. Anejos de Archivo Español de Arqueología, 9, Madrid, CSIC, 1988, pág. 95, n.º 3; J. B. Leaning, “Didius Iulianus and his biographer”, en Latomus, 48 (1989), págs. 548 y ss.; Hispania Epigraphica, 2/1990, Madrid, Universidad Complutense, 1991, n.º 636; S. Montero Herrero, “Materiales para el estudio de la religión y la política religiosa del emperador Pertinax”, en J. Mangas y J. Alvar (eds.), Homenaje a J. M.ª Blázquez, vol. III, Madrid, Ediciones Clásicas, 1993, págs. 147-164; D. Kienast, Römische Kaisertabelle. Grünzuge einer römischen Kaiserchronologie, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1996, págs. 152-153; R. de Kind, “Pertinax oder Didius Iulianus? Einige Überlegungen zur Kaiserikonographie von 193 n. Chr.”, en Babesch, 79 (2004), págs. 175-196; “The roman portraits from the villa of Lullingstone: Pertinax and his father”, en Otium: Festschrift für Volker Michael Strocka (eds.: T. Ganschow y M. Steinhart), Remshalden, B. A. Greiner, 2005.

 

María Pilar González-Conde

 

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