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Pablo Bruna

Biografía

Bruna, Pablo. El Ciego de Daroca. Daroca (Zaragoza), 22.VI.1611 – 27.VI.1679. Organista, maestro de capilla de la colegiata de Santa María la Mayor y de los Sagrados Corporales de Daroca.

Hijo de Blas Bruna, de oficio “botero”, esto es, fabricante de odres de cuero para contener y transportar vinos y aceites, y de Ana Tardez, ésta natural de Daroca. Es su coetáneo y conciudadano el canónigo Rodríguez y Martel, quien informa y detalla el dato de la ceguera de Pablo Bruna, a quien, según dice, “de cinco o seis años le dio el achaque de las viruelas, y quando entendían todos que habiendo perdido con ellas los ojos, había de servir a sus padres de embarazo y mortificación, fue su mayor gozo y alivio”; asimismo, el licenciado Núñez, cronista coetáneo y también conciudadano de Pablo Bruna, nos dice que fue el rey Felipe IV quien lo denominó “el Ciego de Daroca”, como se le viene conociendo de tiempos lejanos; dato éste de su ceguera que, a juicio de Higinio Anglés, exigía un testimonio documental, “ya que, algunas de sus piezas son tan geniales y ofrecen tanta dificultad para un ciego, que hubiera debido dictarlas a sus discípulos, a fin de que las escribieran sobre el papel, lo que consideramos muy difícil, por no decir imposible. Es verdad que Antonio de Cabezón fue ciego desde su niñez; pero su música no ofrece ni con mucho la dificultad que ofrecen algunos de los tientos de Bruna”.

Por una parte, se puede hablar del interés que sus padres tendrían por formar musicalmente a Pablo Bruna, ya que uno de sus hermanos estará en condiciones de suplirle en el tañer el órgano de las misas de alba, y otra de sus hermanas, posteriormente sor Orosia del convento dominicano de Daroca, parece ser que tenía conocimientos musicales y tocaba asimismo el órgano de su monasterio; y también del ambiente musical de que gozó Daroca desde lejanos tiempos, y más en concreto en lo referente al órgano, que fue notable. Denominada Daroca la ciudad de “los siete sietes”, de los que formaban parte las siete iglesias y los siete conventos, en cada uno de cuyos templos se puede afirmar documentalmente que se daba un órgano; por lo que el pequeño Pablo Bruna pudo “jugar” desde muy pequeño en algunos de estos órganos, y mostrar tal habilidad que a sus dieciséis años —la edad de Antonio de Cabezón cuando ingresó en la Capilla Real— el cabildo de la colegiata, “que conoce la habilidad que su hijo tiene”, capituló con su padre la organistía de la misma, que éste no aceptó por cuestiones económicas; si bien tres años más tarde, en 1631, cuando contaba diecinueve años, Pablo tomó posesión del cargo de organista, que ya no abandonaría durante unos cincuenta años, hasta su muerte.

Su reputación musical, no obstante su ceguera, era tan grande que el cabildo del Pilar de Zaragoza, en 1639, a sus veintiocho años, le ofreció el cargo de organista primero de su iglesia, que él no acepto por la diligente y relativamente generosa oferta que el cabildo de Daroca le hizo para que no abandonara su órgano. La gran movilidad que sufría la colegial respecto del cargo de maestro de capilla, mientras era permanente la presencia de Pablo Bruna en el banquillo de su órgano, pudo motivar el que casi a última hora, ya en 1669, se le nombrara asimismo maestro de capilla de la colegial que muy bien pudo tener a su cargo hasta la fecha de su muerte.

Su actividad musical tiene una primera referencia en sus composiciones musicales, que responden a los dos cargos musicales que ejerció en la colegial de Daroca: sus composiciones vocales, de las que se conservan muy pocas aunque espléndidas, y su relativamente numerosa y variada obra para tecla que ha llegado hasta nosotros y que se detalla en la documentación final. Pero, además, Pablo Bruna creó una auténtica escuela de órgano a través de sus alumnos numerosos y relevantes. Cabe destacar entre éstos a fray Pablo Nassarre, ciego como su maestro, organista del convento de San Francisco de Zaragoza, compositor de obras para tecla e insigne y controvertido teórico musical con escritos tan importantes como Escuela Música (1723-1724) y Fragmentos músicos (1683), recogidos por Menéndez Pelayo en su Historia de las Ideas Estéticas en España.

Otro destacado discípulo fue su sobrino, hijo de una hermana, Diego Xaraba y Bruna, nacido en 1652, para el que, cuando éste contaba tan sólo dieciséis años, consiguió su sucesión en el órgano de la colegial. Sin duda fue el mismo Pablo Bruna, a quien los Reyes admiraban y a quien dieron el nombre de “el Ciego de Daroca”, quien lo presentó a los Monarcas españoles cuando éstos paraban en Daroca en sus viajes a Zaragoza por la ruta del Camino Real (Caminreal), y de manera especial debió de tratarlo Don Juan José de Austria, hijo de Felipe IV y hermano por parte de padre de Carlos III, nombrado gobernador de Aragón, que, anteriormente a 1674, lo incorporó a los músicos de su cámara y capilla, y al que permitió desde 1674 a 1677 simultanear el cargo en su capilla con el de organista de la iglesia del Pilar de Zaragoza.

En 1679, figuraba ya entre los músicos de la Capilla Real de Madrid, puesto que al ser reclamado por el cabildo de la colegial darocense para suceder a su difunto tío, Su Alteza no se lo permitió y hubo de reintegrarse de inmediato a ella. Ocupó en su lugar el órgano de la colegial su hermano Francisco, quien, más tarde, le siguió también en la Capilla Real de Madrid, después de una breve estancia como organista de la colegial de Pastrana (Guadalajara). Diego figura documentalmente como “Organista Principal de la Real Capilla y Cámara de Su Majestad y Maestro de Clavicordio de la Reyna Nuestra Señora”. Casó con Teresa Núñez, hija de un músico de dicha Capilla Real, y después de treinta y ocho años de servicio en la Corte, murió en 1716.

Repetidas veces los documentos hablan, por lo general sin darles nombre, de los discípulos que le suplían frecuentemente en los órganos de las parroquias darocenses que habían nombrado a Pablo Bruna organista titular, comprometiéndose éste a tocar en las fiestas titulares de cada parroquia, supliéndole diariamente sus discípulos. Pero son los numerosos actos de Pablo Bruna, generalmente de tipo comercial, recogidos por los notarios de Daroca en sus protocolos, los que hablan incidentalmente de sus jóvenes discípulos.

Es fácil imaginar la escena: al acabar la lección, el maestro ciego pide al alumno que lo guíe hasta la notaría para un asunto en el que necesita un testigo.

Y como testigos, denominándose a sí mismos como “mancebo organista”, firman en los actos notariales de su maestro, Jaime López, Andrés Estrada —éste probablemente también ciego—, Bartolomé Ferrer, Carlos Moliner, Carlos Belmonte, Antonio Cortés, Rafael Escoín, Domingo Alegre y Diego Montestruque, de los que se podría seguir en algún momento su trayectoria de tañedores por otros lugares; y hay muchos otros de los que no se tiene constancia.

Ciertamente se puede decir que Pablo Bruna creó una escuela de órgano en Daroca durante todo el siglo XVII, y que coincidió con la creada en el órgano de la seo de Zaragoza por los afamados tañedores que se fueron sucediendo en el mismo tiempo, como Sebastián Aguilera de Heredia, Jusepe Ximénez y el sobrino de éste, Andrés de Sola. Desde Daroca hacia la tierra levantina se da, con muy probable influencia de Pablo Bruna, un esplendente florecer del arte de tañer en el que tendrían que ver los alumnos de Pablo Bruna mencionados, como lo demuestra el que durante ese mismo siglo tres organistas aragoneses, Miguel Ximeno, natural de Aliaga (Teruel), Juan Sebastián, de Cosuenda (Zaragoza), y Jerónimo de la Torre, de Calamocha (Teruel), ocuparan sucesivamente y con gran reconocimiento el órgano de la catedral de Valencia, a los que sucederá Andrés Peris, conocido por “el Ciego de Valencia”. Asimismo, la influencia de Pablo Bruna se puede extender a los maestros de capilla de la colegial que coincidieron con él en su cargo de tañedor, algunos de singular importancia, como Urban de Vargas, Pedro Carpi, Miguel de Ambiela y otros.

Enormemente significativo para la comprensión de la figura de Pablo Bruna es su testamento. En el mismo dispone que a una doncella discípula suya “se le den unos tientos que hay en un cuaderno”, y a otra “un cuaderno de tientos que comienza el de la Letanía primero y otros que pareciere”; tiento del que dice Higinio Anglés “que tiene una fuerza de inspiración y rezuma un misticismo impresionante”. Los restantes papeles de música se entregaron a su hermana sor Orosia, religiosa dominica en Daroca. Da cuenta de los instrumentos musicales que posee: un manacordio, en el que debía de ejercitarse Pablo Bruna, puesto que se hallaba en su cuarto, y que deja a su sobrino Diego Xaraba y Bruna; otro manacordio y la espineta o clavicímbalo se los deja a otro sobrino músico; y un arpa y una claviarpa las deja también a su hermana Orosia.

Pablo Bruna fue profeta en su tierra. El mencionado cronista Núñez lo denomina “río caudaloso de música, insondable por su profundidad [...] con cuya doctrina y arte liberal de Música se han poblado los mayores puestos de España [...]”. Su coetáneo Rodríguez y Martel, bajo un epígrafe en su manuscrito Organista que hoy hay, pocos mejores, dice: “Cumple solamente con la obligación de tañer en órgano, y bien tañido, que dudaré en toda España ni Europa se taña mejor; no parecerá exageración a quien conozca a Pablo Bruna”. Las actas capitulares de la colegiata dirán, al reseñar su muerte, que era “el más insigne músico que se conocía en España”. Significativo el hecho, que alcanza a recoger Hilarión Eslava, de que en los mesones y plazas públicas de la extensa región que va de Daroca a las tierras levantinas, se discutiera públicamente quién era más diestro tañedor, Pablo Bruna el Ciego de Daroca o Andrés Peris el Ciego de Valencia, tañedor en la catedral de esa ciudad.

La obra para tecla de Pablo Bruna, desarrollada hasta sus límites en el estilo renacentista de la tecla española, pero sin indicios de evolución alguna, estuvo condicionada y favorecida por el órgano de la colegial de Daroca, obra del famosísimo organero Guillaume de Lupe, francés naturalizado en Tarazona y Zaragoza, que aportó notable desarrollo al órgano hispano. El cronista Martel, bajo el epígrafe en su citada obra Órgano, de los mejores de España, dice que “es tenido por uno de los buenos instrumentos que hay por acá”.

 

Obras de ~: Vocales (manuscritas): Cántico Benedictus Dominus, 4v (colegial de Daroca). Villancicos polifónicos: 1. ¡Ah de la casa!, dúo AT, acomp., arpa (catedral de Barbastro); 2. Suban las vozes al cielo, 4v, acomp. (catedral de Gerona); 3. Venid, almas, venid, 4v, acomp. (Biblioteca de Catalunya, Barcelona).

Para órgano (manuscritas): I. Tientos. Obras de 1er. tono: 1.

Tientos de falsa de 1.er tono; 2. [I] Tiento de 1.er tono de mano derecha; 3. [II] Tiento de 1.er tono de mano derecha; 4. Tiento de 1.er tono de mano derecha y al medio de dos tiples. Obras de 2.º tono. 5. Tiento de falsas de 2.º tono; 6. Tiento de 2.º tono por G sol re ut sobre la letanía de la Virgen; Obras de 5.º tono. 7. Tiento de lleno de 5.º tono; 8. Obra de 5.º tono [de lleno] por Ce sol fa ut; 9. Tiento de 5.º tono de mano izquierda; 10. Tiento de 5.º tono de mano izquierda y al medio a dos bajos; 11. Tiento de 5.º tono de mano izquierda [y al medio de ecos y a dos bajos]; Obras de 6.º tono. 12. Tiento de falsa de 6.º tono; 13. Tiento lleno de 6.º tono sobre Ut re mi fa sol la; 14. Tiento lleno de 6.º tono; 15. Batalla de 6.º tono; 16. Tiento de dos tiples de 6.º tono; 17. Tiento de dos bajos de 6.º tono. Obras de 8.º tono. 18. Obra de 8.º tono de tiple; 19. Registro alto de clarín de 8.º tono [y al medio a dos tiples]; 20. Medio registro bajo [de 8.º tono]. II. Salmodia y Versos. 21. Versos de 1.er tono; 22. Versos de 2.º tono; 23. Versos de 3.er tono; 24. Dos versos sobre el “Ave maris stella” de 1er. tono. III. Pangelinguas. 25. [I] Pange lingua a tres [de 6.º tono por Fe fa ut]; 26. [II] Pange lingua de 5.º tono por De la sol re a dos tiples; 27. [III] Pange lingua [de 5.º tono por De la sol re]; 28. [II] Pange lingua [de 6.º tono por Fe faut]; 29. [III] Pange lingua de 5.º tono; 30. [IV] Pange lingua de 5.º tono [por De la sol re]; 31. Pange lingua a 4 [de 5.º tono por De la sol re]. IV. Varia. 32. Gaytilla de 6.º tono con dos tiples; 33. Cláusulas de 8.º tono; 34. 4.º verso de 5.º tono.

Las fuentes manuscritas se hallan en la Biblioteca de Catalunya de Barcelona; Biblioteca de El Escorial; Biblioteca Nacional de Madrid; Biblioteca Municipal de Oporto (Portugal); Biblioteca privada de Felanitx (Mallorca). Ediciones: F. Pedrell, Catàlech de la Biblioteca Musical de la Diputació de Barcelona, Barcelona, Oliva, 1908; H. Anglés, Antología de organistas españoles del siglo XVII, Barcelona, Biblioteca Central, 1966; J. Sagasta Galdós, Obras completas para órgano de Pablo Bruna (1611-1679), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1979; C. Stella, Pablo Bruna (1611-1679). Cinque composicioni inedite per organo, Milano, 1979; P. Calahorra, Obras de los maestros de la capilla de música de la colegial de Daroca (Zaragoza) en los siglos XVII y XVIII, Polifonía Aragonesa II, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995 (2.ª ed.); C. Stella, Pablo Bruna. Obras completas para órgano, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995.

 

Bibl.: J. A. Rodríguez y Martel, Antigüedad Célebre de la Santa Yglesia Collegial de Santa María la Mayor de Daroca, ilustrada con El Divino Misterio de los Santísimos Corporales. De su fundación, Rentas y Preeminencias, Concordias y Estatutos, y otras Noticias muy importantes. Recopiladas nuevamente por Dn ~ Canónigo de la Misma Yglesia. Año 1675, Ms. Archivo Colegial de Daroca (Zaragoza); C. Núñez y Quílez, Antigüedades de la nobilísima ciudad de Daroca y Argumento historial y jurídico, en defensa del Cabildo General de las seis Insignes Iglesias Parroquiales de S. Pedro, San Andrés, Santiago, Santo Domingo de Silos, San Juan de la Cuesta y San Miguel Arcángel. El Licenciado ~ Racionero en la Iglesia de San Miguel, y Capitular del Cabildo General de las seis Iglesias, Zaragoza. Herederos de Diego Dormer, 1691; H. Anglés, “Supervivencia de la música de Cabezón en los organistas españoles del siglo XVII”, en Anuario Musical (AM), XXI (1966); P. Calahorra Martínez, “Pablo Bruna ‘el Ciego de Daroca’”, en AM, XXII (1969), págs. 173-195; La Música en Zaragoza. Siglos XVI y XVII. I. Organistas, Organeros y Órganos, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1977; “Dos inventarios de los siglos XVI y XVII en la colegial de Daroca y dos pequeñas crónicas darocenses”, en Revista de Musicología (RM), III (1980), págs. 33-75; F. Civil, “Pablo Bruna y Jaime Molina, organistas aragoneses en Daroca y Gerona respectivamente”, en I Congreso Nacional de Musicología, Zaragoza, Institución Fernando el Católico-Sociedad Española de Musicología, 1981, págs. 281-293; P. Calahorra, “Suban las vozes al cielo. Villancico polifónico de Miguel Ambiela, parodia del homónimo de su maestro Pablo Bruna”, en Nassarre, II, 1 (1986), págs. 9-42; L. Jambou, “Documentos relativos a los músicos de la segunda mitad del siglo XVII de las Capillas Reales y Villa y Corte de Madrid, sacados de su Archivo de Protocolos”, en RM, XII, 2 (1989), págs. 469-514; M.ª C. Catalán Algás, M.ª I. Pascual Cebrián y M.ª J. Ruber Capilla (recop. y transcr.), Libros de acuerdos y resoluciones del Cabildo de la colegiata de Daroca (1529-1852), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1990; P. Calahorra, “Ah, de la casa. Dúo de Pablo Bruna. Obra inédita de ‘El Ciego de Daroca’”, en Nassarre, VII,1 (1991), págs. 9-21; J. L. Barrio Moya, “Aportaciones a la biografía de Diego y Bruna, organista de la capilla Real de Música durante los reinados de Carlos II y Felipe V”, en Nassarre, XIV, n.º 1 (1998).

 

Pedro Calahorra

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