Espino Iglesias, Felipe Fernando. Salamanca, 26.V.1860 – Santander (Cantabria), 12.VII.1916. Músico y compositor.
Nieto de médico e hijo de uno de los escasos diamantistas que quedaban en Salamanca, trabajo que abandonó para regentar una tahona. Fue el segundo hijo de nueve hermanos. Logró el título de bachiller en Artes, con dieciséis años y desde temprana edad recibió clases particulares de música de su tío Pedro Sánchez Ledesma —director de la sección filarmónica en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy— dado que no podía matricularse oficialmente hasta cumplidos once años. No obstante, con sólo ocho, y falseando la edad, pudo entrar como alumno oficial en la escuela, con tres años de adelanto, iniciando una brillante carrera musical en la que obtendría numerosos premios por su virtuosismo al piano y prolífica labor compositiva.
Tras dar un concierto público de piano en el Teatro Liceo de la capital salmantina, y después de estrenar la zarzuela titulada Eva, escrita años antes, consideró que en la escuela de San Eloy no podía ampliar más sus conocimientos; por tanto, decidió marchar a Madrid a los dieciocho años. Llegó a la capital del Reino con el curso 1878-1879 comenzado, recibiendo clases particulares de prestigiosos músicos; estudió piano con Eduardo Compta, armonía con Emilio Serrano y fuga con Tomás Fernández Grajal. Como alumno libre consiguió las máximas calificaciones. Una vez matriculado de forma oficial, logró el Primer Premio de Piano en 1880 y, bajo la tutela y dirección de Emilio Arrieta, terminó su formación musical obteniendo el Primer Premio de Composición en el Conservatorio de Madrid en 1881.
Una de las aspiraciones de todo artista era la de lograr una beca para la Academia Española de Bellas Artes en Roma, cuya oposición obligaba a realizar en seis días, dos composiciones musicales: una fuga a dos motivos y cuatro partes y un coro religioso a cuatro voces con acompañamiento de orquesta. La primera parte fue aprobada unánimemente por un tribunal formado por nueve miembros (entre los que se encontraban, Francisco Asenjo Barbieri, Valentín Zubiaurre, Emilio Arrieta, Jesús de Monasterio y Tomás Fernández Grajal). El segundo ejercicio consistía en la composición de un cuadro lírico que debía tener un preludio instrumental, con recitativo, andante y allegro final, todo acompañado de gran orquesta; dicho cuadro debía estar escrito para dos o más voces y enlazar los solos y recitados con una pieza de conjunto, para lo cual disponía de veinticinco días. Dos días antes del plazo, Espino terminaba el segundo ejercicio práctico de su oposición con la aprobación unánime del jurado. Condición sine qua non era el aislamiento del compositor durante las pruebas.
Llegó a Roma el 1 de octubre de 1882 y pronto fue conocido por sus numerosos conciertos en la afamada Sala Dante. Durante los tres años de becario, envió a la Academia de San Fernando una serie de composiciones obligatorias, pero su último año no fue tan bueno, debido a que una de las obras exigidas, para el tercer curso, era una ópera en tres actos, y no encontró libreto hasta el último momento; por tal motivo, no pudo entregarla a tiempo. Concluido el período de beca regresó a Madrid en 1885, y meses después, ya en 1886, Espino marchó a París con una nueva beca (de otros tres años) concedida por la infanta Isabel de Borbón —que admiraba profundamente al músico—. En la capital francesa, además de componer algunas obras, terminó la ópera que había dejado inconclusa; finalizada su estancia en París, regresó a España tras haber dado numerosos conciertos en lugares tan prestigiosos como la Gran Sala de la Casa Errad y haber conocido a los artistas más famosos a quienes había acompañado al piano. Después de su paso por Roma, Nápoles, Turín, Génova, Milán, Florencia y Venecia, así como, París, Ginebra, Londres, Bruselas, algunas ciudades alemanas y otras importantes capitales, donde había estudiado o dado conciertos, se afincó definitivamente en España, realizando conciertos con números de su ópera Zahara, uno de los cuales tuvo lugar en la casa del entonces presidente del Gobierno español, Práxedes Mateo Sagasta, donde fue felicitado por los asistentes incluida la infanta Isabel de Borbón, a la que estaba dedicada la obra.
En 1890 contrajo matrimonio con Carlota Pascual Méndez, fijando su residencia en Madrid. Al año siguiente y, dado que iban a ser padres, Felipe Espino quiso que su único hijo naciera en Salamanca, trasladándose a esta capital. La Escuela de San Eloy le encargó entonces la creación de un orfeón, que con ciento veintiséis componentes se presentó por primera vez el 8 de septiembre de 1891 con el nombre de Orfeón Salmantino. Regresó a Madrid en 1892.
Su buena relación con la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy le llevó a elaborar los programas para las enseñanzas de solfeo, piano y violín que se utilizaron durante numerosos años, así como un método se solfeo dedicado a la institución. Los éxitos del maestro fueron constantes. En 1896, tras el estreno de su Obertura de concierto, fue galardonado con una medalla de oro otorgada por la reina regente María Cristina de Habsburgo. Al año siguiente, Espino logró, por oposición, la cátedra de piano, órgano, canto y armonía en el Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos, utilizando el sistema de Louis Braille, o bien el de Pedro Llorens y Carlos Nebreda. Los estudios musicales se repartían en ocho años, pero a juicio de Espino las enseñanzas estaban mal estructuradas; por tanto, para subsanar errores elaboró un nuevo programa aprobado por el claustro del centro y más tarde por el ministro de Instrucción Pública. Sin embargo, por ciento veinticinco pesetas al mes y dado que con el tiempo se había tenido que ocupar de las clases de piano, órgano, acordeón, canto llano, armonía, contrapunto, fuga, melodía, instrumentación, canto coral y conjunto coral e instrumental, además de desempeñar el cargo de archivero, siempre sin dejar de trabajar en la elaboración de continuos ejercicios pedagógicos adaptados a cada especialidad y curso; para compensar el escaso salario que recibía como profesor de invidentes, hubo de buscar otra actividad remunerada para las épocas de verano. Así, desde 1900 comenzó a dirigir en Santander los conciertos y veladas musicales del Gran Casino de El Sardinero, cuya actividad ejerció hasta 1905. Allí tuvo la oportunidad de estrenar gran cantidad de pequeñas piezas de salón, aunque no por ello dejó de crear obras de mayor extensión como la Rapsodia montañesa, escrita originalmente para orquesta. Esta obra fue calificada por el director de la Banda Republicana de París (Mr. Pagés) de magnifique, el cual la solicitó al Ayuntamiento de Santander para poder interpretarla en la embajada española de París durante la visita del rey Alfonso XIII a la capital francesa en julio de 1905. A partir de 1906, sin que se sepa el motivo, la dirección de la orquesta del Gran Casino pasó a manos de otro maestro.
Sin la ayuda económica del Casino y, al no ver la posibilidad de un aumento salarial, decidió despedirse en 1907 del Colegio de Sordomudos y Ciegos tras diez años de trabajo; opositando a una plaza de catedrático de acompañamiento al piano en el Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, obtenida con éxito. Durante su estancia en el colegio, que ahora dejaba, se le concedió en 1902 la Medalla de Plata de la Jura de su majestad. el rey Alfonso XIII y, el mismo año, fue nombrado caballero de la Orden Civil de Alfonso XII, condecoración creada por real decreto “para compensar a quienes se distinguiesen por los servicios prestados a la Instrucción Pública” y en 1905 le fue impuesta la Insignia de la Orden del Cristo de Portugal.
Como profesor del conservatorio, su situación mejoró y pudo dedicarse a su “academia particular” y a la actividad creativa. Por otra parte, su situación económica le ofreció la posibilidad de marchar cada año a Santander para pasar el verano y allí acudió en 1916 con la intención de descansar, puesto que su salud se había resentido. Contra la voluntad de su médico, emprendió viaje a Santander el 10 de julio. Al día siguiente, se sintió repentinamente enfermo. Nada se pudo hacer y el maestro moría el 12 de julio de 1916, víctima de una fase aguda de uremia, a la edad de cincuenta y seis años. Tras las honras fúnebres en la iglesia de la Anunciación, la viuda y su hijo se encontraron con el problema de no disponer de un lugar apropiado donde inhumar el cadáver, pero la viuda del que fue su gran amigo, el doctor Damián Rodríguez Gómez, le ofreció un lugar dentro de su propio panteón familiar en el cementerio de Ciriego, y allí reposan desde entonces los restos mortales de Felipe Espino. Sin embargo, sobre la lápida que cierra el panteón, nunca fueron grabados los datos del maestro quedando en el más completo anonimato.
En Salamanca, el 3 de febrero de 1917, las personalidades más notables le hicieron un homenaje póstumo consistente en una misa celebrada en la capilla de la universidad y en el paraninfo de la misma, una velada donde se interpretaron obras de Espino. Días después, reflejando el sentir popular, los responsables del ayuntamiento salmantino acordaron once días después dar su nombre a una calle céntrica, sede de la actual Diputación Provincial.
Obras de ~: Zarzuelas: Eva; Baños de Ola; El mudo; Frasquito Barbales; La Montaraza; Locura de Amor; Némine discrepante.
Obras de salón: Mazurka de Salón, 1882; Fuga a dos motivos y cuatro partes, Madrid, 1882; Gloria de Dios, coro religioso a cuatro voces y orquesta, Madrid, 1882; Cuadro lírico Juan de Padilla, Madrid, 1882; Himno a Calderón de la Barca; romanza El suspiro, 1882. Motetes: Bone Pastor a voces solas, Roma, 1883; Ave Verum con acompañamiento de orquesta, Roma, 1883; acto de ópera: Raquel, Nápoles, 1883; Marcha triunfal, 1884; Marcha para la Exposición de Salamanca, 1884; Misa en re, París, 1884; La Festa del Redentore a Venezia, Venecia, 1884; Sinfonía orquestal, 1885; Menuet en re bemol, París, 1886; Motete para las honras fúnebres de Alfonso XII, París, 1886; Himno a San Eloy, 1887; ópera Zahara, París, 1889; Zambra morisca, 1890; barcarola para orfeón Ondas y Amores, Salamanca, 1891; Ocho estudios progresivos de solfeo para el cambio de todas las claves, 1897; Doce estudios melódicos y progresivos de perfeccionamiento de solfeo para el cambio de todas las claves, 1907; dos versiones del pasodoble ¡A la arena! (para banda y piano), 1895; polka Batallón Infantil, 1895; Obertura de concierto, 1896; cantata Gloria al Arte, 1896; Plan de estudios para invidentes del Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos, Madrid, 1897; El ocaso, 1897. Obras de baile: ¡Al Sardinero!; Penas y alegrías, 1903; Aurora de la vida, 1904; dos versiones de Cantabria (para piano y banda); Amabilité; Amor sincero; A orillas del Tajo; A toi; Aubal; Bionda; Bon soir; Felicitá; Le jeux noirs; Magnolia; Rendez vous; Ricordatemi; Mon bebé; No falte al baile; Petite blonde; Ricordo; Rosas marchitas; Tendres careses; Toujours a toi; Polka burlesca I; Polka burlesca II; Melancolía; Las amazonas; Enriqueta; Obertura, 1898; tres versiones de la Rapsodia Montañesa (para orquesta, para piano opus 246 y para violín y piano), Santander; poema sinfónico El diablo mundo, 1901; suite Alma charra, Madrid, 1911.
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Sara Maíllo Salgado