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Beato Narciso de Estenaga

Biografía

Estenaga y Echevarría, Narciso de. Logroño (La Rioja), 29.X.1882 – Peralvillo Bajo (Ciudad Real), 22.VIII.1936. Obispo de Ciudad Real, mártir, beato.

Nació en Logroño, hijo de Nicanor Estenaga, natural de Santa Cruz de Campezudo, y Eugenia Echevarría, natural de la Bastida (Álava). Recibió el bautismo el 1 de noviembre de 1882 en la iglesia de Santa María de Palacio y fue confirmado en esta misma iglesia el 9 de marzo de 1885.

Muy niño todavía, quedó huérfano de padre y madre y fue acogido por personas caritativas que le llevaron a Vitoria. Comenzó allí los estudios eclesiásticos.

El sacerdote Joaquín Lamadrid, también asesinado en 1936, había fundado en Toledo un colegio para niños huérfanos o pobres y llevó a este centro al pequeño Narciso, al que había tenido ocasión de conocer, quedando impresionado por su vivacidad e inteligencia.

Bajo la sabia y abnegada dirección de este sacerdote, continuó los estudios eclesiásticos en el seminario de Toledo y fue ordenado sacerdote en 1907.

Celebró su primera misa el 18 de diciembre. A la vez se graduó en Derecho.

Dadas sus extraordinarias cualidades personales, pronto, el 16 de febrero de 1909, fue nombrado canónigo del cabildo catedralicio de la diócesis primada.

Poco después, el 16 de noviembre de 1913 fue promovido a arcediano y el 4 de marzo de 1917 tomó posesión de la primera dignidad del cabildo primado, para la que había sido promovido el 19 de febrero del mismo año, y que disfrutó hasta el 14 de diciembre de 1922. Ejerció, además el cargo de secretario de cámara y gobierno del cardenal Victoriano Guisasola y Menéndez y fue secretario-contador de la comisaría general de Cruzada, examinador sinodal y juez de Grados de la Facultad de Sagrada Teología.

Destacó por su afición al estudio de la Teología y el Derecho Canónico, así como de la Historia. Fue director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Ocupó, además, cargos de gobierno en la curia arzobispal y presidió asambleas sacerdotales nacionales. Disfrutó de distinciones honoríficas nacionales y las dos extranjeras de la “Corona de Bélgica” y “Polonia Restituta” cuyos distintivos figuraron después pendientes de su escudo episcopal.

Le fue propuesto el obispado priorato de Ciudad Real el 20 de noviembre de 1922, siendo preconizado para este servicio el 14 de diciembre. Recibió la consagración episcopal en Madrid, por el cardenal Reig y Casanova, el 22 de julio de 1923 y tomó posesión de la diócesis el 9 de agosto siguiente, entrando solemnemente en la capital del priorato el 12 del mismo mes.

Su tarea pastoral destacó en el campo de la Acción Católica y de la catequesis.

Le tocó guiar la diócesis de Ciudad Real en las difíciles horas de los años treinta. Cuando la situación se complicó, sobre todo a mediados de julio de 1936, y peligraban las personas de Iglesia, algunos amigos le ofrecieron reiteradamente a él y a su secretario la posibilidad de ponerse a salvo abandonando la diócesis, lo que no aceptaron. Decía el Prelado: “mi puesto está aquí”.

El 5 de agosto un grupo de milicianos armados asaltaron el obispado, donde él residía, y empezaron un registro meticuloso. El obispo defendió el Sagrario de una profanación inminente. En un momento dado amenazaron con asesinarle, y el obispo, de rodillas, les dijo: “matadme”. Pero no lo hicieron. El día 12 de agosto los echaron fuera del obispado y los acogió una familia amiga, con quien permanecieron hasta el 22.

Ese día, los milicianos asaltaron la casa y se llevaron a Narciso y a su secretario, que no opusieron la menor resistencia. Les condujeron por el camino de Peralvillo Bajo, hacia el río Guadiana, donde los asesinaron disparándoles. Narciso tenía cincuenta y tres años.

Al día siguiente sus cadáveres fueron vistos por un testigo, que les reconoció. Llevados al depósito del cementerio, les colocaron en féretros separados, facilitados por la superiora del hospital, en el panteón del cabildo del cementerio de Ciudad Real. El 10 de mayo de 1940 los restos del obispo fueron trasladados desde la sepultura del cementerio, cavada en el panteón de los canónigos, al sepulcro que hoy tiene en lugar preferente de la santa iglesia basílica catedral de Ciudad Real, donde se veneran junto con los de su fiel secretario.

Con el obispo Narciso de Estenaga fue asesinato su fidelísimo secretario Julio Melgar Salgado —Bercero (Valladolid), 16.IV.1900 – Peralvillo Bajo (Ciudad Real), 22.VIII.1936. Sacerdote diocesano, mártir, beato—. Hijo de Dionisio y Laureana, fue bautizado el día 22 del mismo mes en la parroquia de Santa María. Cursó los estudios sacerdotales en Valladolid y fue ordenado en 1924. Conoció al obispo Narciso Estanaga cuando fue designado para la sede prioral de Ciudad Real, y accedió a acompañarle como secretario, pasando a esa diócesis. Se distinguió siempre por su sencillez y su virtud. Esto le granjeó numerosas amistades entre el clero diocesano.

El 12 de agosto de 1936 fue expulsado del palacio episcopal junto con su obispo, refugiándose ambos en la casa de una familia amiga. Cuando fue sacado el obispo para asesinarlo, a Julio le dieron la posibilidad de quedarse y salvar la vida. Pero respondió: “Yo voy siempre adonde va el señor obispo”. Por el camino de Peralvillo Bajo, en “El Piélago”, fueron asesinados y ambos murieron perdonando con caridad a sus verdugos.

Tenía treinta y seis años de edad.

El obispo Narciso de Estenaga y su secretario, el sacerdote diocesano Julio Melgar, fueron beatificados en Roma el 28 de octubre de 2007.

 

Bibl.: J. Jiménez Manzanares, Martirologio Diocesano, Ciudad Real, ed. Calatrava, 1947, págs. 11-15; A. Montero, Historia de la persecución religiosa en España, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1961 y 2000, págs. 402 y ss.; Hoja Diocesana “Con vosotros”, n.º 420 (25 de noviembre de 1990); F. del Campo Real, Mártires de Ciudad Real, El Obispo Narciso de Estenaga y diez de sus diocesanos mártires, Madrid, EDIBESA, 2007; Francisco M. Jiménez Gómez. No temieron la muerte. Don Narciso de Estenaga y compañeros mártires de Ciudad Real, Ciudad Real, Obispado, 2007; M.ª E. González Rodríguez (ed.), Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo xx en España, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 127-130; Hablar hoy de martirio y de santidad, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 145-206.

 

María Encarnación González Rodríguez

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