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Orencio Calvo Crespo

Biografía

Calvo Crespo, Orencio. Hermano Guillermo Félix. Melgar de Abajo (Valladolid), 1.V.1897 – Griñón (Madrid), 13.V.1995. Hermano de las Escuelas Cristianas o de La Salle (FSC), superior y asistente de su instituto en España y Portugal.

Huérfano de padre, con doce años se encontraba en el noviciado menor del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en el antiguo monasterio burgalés de Bujedo. Tras recibir el hábito religioso y su nuevo nombre que nunca abandonó (hermano Guillermo Félix), alcanzó su período de preparación intelectual (el escolasticado tras el noviciado), bajo la dirección del prestigioso formador hermano Andrés Hibernón. Pronto destacó como gramático y muy especialmente por sus conocimientos lingüísticos. Vivió el final del interés por los títulos oficiales obtenidos hasta ahora por los escolásticos a través de los exámenes a los que se presentaban en la Escuela Normal de Vitoria. Tras su profesión pública (25 de julio de 1915), concluyó el período de ocho años en Bujedo en 1916. En noviembre de aquel año fue destinado a Mieres (Asturias), trabajando como profesor y catequista. En septiembre de 1919 llegaba al colegio vallisoletano de Lourdes, centro en el que permaneció cuatro años. Allí fue donde se formó realmente como maestro. Concluía aquel período cuando formulaba la profesión perpetua (15 de agosto de 1922).

En el año en que se dividió el distrito lasaliano de Madrid, 1923, fue nombrado profesor del Escolasticado.

Permaneció adscrito al distrito de la capital, aunque vivió en Bujedo hasta que culminó la construcción del nuevo noviciado de Griñón (Madrid).

Con todo, carecía de títulos oficiales, costumbre habitual en su instituto. Las prescripciones de Pío XI y el capítulo general de 1923 hicieron cambiar las disposiciones.

Desde el Colegio Maravillas de Madrid y con treinta y dos años, se sometió a los exámenes oficiales para obtener la licenciatura de Filosofía y Letras, culminada en febrero de 1932. Fue el segundo hermano de La Salle que poseía este grado en España, prosiguiendo con los cursillos de doctorado y con el planteamiento de una tesis doctoral que no pudo concluir.

Después de vivir las dificultades de los primeros tiempos de la Segunda República, el hermano visitador de Madrid le instó a presentarse en Melilla para ser profesor de un colegio de hijos de militares. Aquella fue la más querida de sus comunidades, no olvidando los trabajos catequéticos entre los marroquíes y los alumnos judíos. Estaba a punto de salir hacia la Península el 17 de julio de 1936. Aquel noviembre fue enviado como subdirector y prefecto de estudios al colegio cordobés Cultura Española. Vivió los primeros días de la Segunda Guerra Mundial mientras discurría en Roma los nueve meses de su segundo noviciado.

Cuando regresó a España, aunque tuvo que dirigir la extinción del Colegio de La Orotava en Tenerife, refundó el antiguo de San Ildefonso. A principios de 1944 era nombrado visitador del distrito de Madrid, sustituyendo al hermano Andrés Hibernón.

Desde entonces, destacó por su capacidad de gobierno, en un momento de reconstrucción después de la conclusión de la guerra.

Asistía junto con el mencionado hermano Andrés Hibernón, como diputado del distrito, al Capítulo General de 1946. Aquel acontecimiento iba a ser para él todo un viraje personal. El nuevo superior general, el francés Athanase-Émile, le eligió como asistente de España y Portugal, en sustitución del hermano Pedro Luis, incluyendo en su jurisdicción extensos territorios de América (repartidos en otras asistencias en 1956). En ese oficio permaneció por espacio de veinte años, con tres superiores generales, viajando continuamente y luchando por conservar lo que él consideraba la esencia del Instituto de las Escuelas Cristianas: un religioso laical dedicado a la educación cristiana. Entre sus preocupaciones se hallaba la apertura de escuelas técnicas y profesionales; el apoyo a centros de reeducación que no existían en España; la fundación de colegios mayores; la elección de profesores seglares para los centros educativos; los esfuerzos frustrados para que el instituto se expandiese en Portugal; la definición del religioso laical a la luz del Vaticano Segundo. Entre los logros por su insistencia ante la formación del hermano de La Salle se encontraban la obtención adecuada de títulos oficiales; el establecimiento de las escuelas normales por distrito; la trayectoria que condujo a la culminación del Instituto Pontificio San Pío X en Salamanca —trasladado en 1977 a Madrid—; la editorial Bruño como instrumento del apostolado del libro escolar. Había planteado muchos años antes una edición crítica de obras de san Juan Bautista de La Salle; apoyó el rodaje de la película El Señor de la Salle, protagonizada por Mel Ferrer. Cuando abandonó su puesto, el instituto en España nunca había alcanzado cuotas tan altas, por lo que Saturnino Gallego se ha atrevido a hablar de la “era del Hno. Guillermo Félix”.

Le preocupaba la adaptación de los cambios conciliares a la vida del hermano. Sin abandonar su hábito y su nombre de religioso, le fue impuesta la Encomienda de Alfonso X el Sabio en julio de 1968. En el 40.º capítulo general de 1976 estudió la apertura de la familia lasaliana a los seglares apostólicos, colaborando a la elección del primer hermano español como superior general: José Pablo Basterrechea. Fue elegido como miembro de la comisión postcapitular para la redacción definitiva de las reglas, constituciones y libro de gobierno. Su último traslado fue a Griñón, donde a los noventa años ejerció de director de la residencia de ancianos y enfermos en la que vivía desde los ochenta y cinco. Escribía, editaba, siendo su opinión muy valorada a pesar de su actitud crítica.

En esos momentos, veía al instituto “desorientado e inseguro [...] estamos en peligro de dejar de ser nosotros”. Su proceso de decadencia vital se limitó a los últimos tres años, agotándose en los primeros minutos del 13 de mayo de 1995, con noventa y ocho años y doce días. El entonces superior general de los hermanos, no un francés ni un español, sino un norteamericano, el hermano John Johnston, le definía como un “gigante”.

 

Obras de ~: El Hno. Andrés Hibernón de las Escuelas Cristianas, Burgos, 1970; Gozoso con María. Mirando a la eternidad. Hermano Andrés-Hibernón Garmendia Mendizábal de las Escuelas Cristianas, Madrid, Instituto Pontificio San Pío X, 1986.

 

Bibl.: C. Gabriel, La obra lasaliana en España, Madrid, Editorial Bruño, 1953; S. Gallego, Sembraron con amor. “La Salle”, Centenario en España (1878-1978), San Sebastián, Conferencia de Visitadores SFC, 1978; El Hermano Guillermo Félix de las Escuelas Cristianas, Madrid, San Pío X, 1986.

 

Javier Burrieza Sánchez

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