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Marco Antonio Gandolfo

Biografía

Gandolfo, Marco Antonio. Palermo (Italia), u. t. s. XVI – Zaragoza, 1645. Ingeniero militar, teniente maestre de campo general del Ejército.

A través de su expediente de caballero de la Orden de Santiago, dignidad que alcanzó a finales de 1636, se saben algunos datos de su vida. Sus padres eran Pedro Gandolfo y Julia Viga, también oriundos de Palermo.

En 1604 empezó a servir a la monarquía española y, tras algunos años en el reino siciliano, pasó al ducado de Milán; desde 1618, en los ejércitos en Alemania, Sicilia, Túnez, Bicerta, y, por fin en 1628, en Milán. Estuvo en el sitio de Casal y en la toma de Pontestora, donde fue herido. Fortificó Navarra, Valencia y Alejandría, y de allí pasó a Flandes, donde participó en la batalla de Norlingen. En 1634 y 1635 estuvo en Bruselas, el sitio de Ostende y la jornada de Frisia.

A finales de noviembre de 1635 Marco Antonio Gandolfo, ostentando el grado de capitán, se encontraba en la frontera navarro-guipuzcoana. Durante los meses siguientes trabajó en la inspección de las defensas de este sector, reconociéndolas junto con Jerónimo de Soto, otro ingeniero militar que servía con el mismo empleo, y el afamado cartógrafo Pedro Texeira (también capitán e ingeniero). En el caso de Guipúzcoa, redactó un amplio informe sobre sus posibilidades de fortificación, en el cual se incluían proyectos para reforzar, además de Pasajes, San Sebastián, Guetaria y Fuenterrabía. En cuanto a Navarra, realizaron tareas similares en Burguete, Maya, Errazu, el valle de Baztán y la ciudadela de Pamplona.

En Fuenterrabía, con la llegada de los ingenieros Marco Antonio Gandolfo y Francisco de Isasi, se hicieron dos revellines delante de las cortinas existentes entre los baluartes de la Reina y San Nicolás, y entre este último y el cubo (baluarte) de la Magdalena. También se hizo un baluarte al norte del de San Felipe, llamado el baluarte de Santiago. Se continuó también en la construcción de la tenaza entre estos dos bastiones, en la lengua de tierra de El Puntal.

Las circunstancias específicas de la aparición de un proyecto de invasión de Francia en 1636 se encuentran muy vinculadas a la presencia de Gandolfo en el ejército al mando del marqués de Valparaíso. También a la convulsa situación internacional en la que se encontraba inmersa la monarquía española y, más en concreto, a la posibilidad de asestar un golpe decisivo a Francia, que le llevara a la mesa de negociaciones en unas condiciones favorables para España. En algún momento comprendido entre mediados de octubre y noviembre de 1636, fue llamado a la Corte para dar cuenta del desarrollo de las operaciones que se estaban llevando a cabo en Labort. Al mismo tiempo se creyó conveniente que, en función de su experiencia y de su cualificado criterio, elevara un informe al monarca donde expusiera cómo invadir Francia a través de España, siendo el objetivo Bayona.

Gandolfo fiaba el éxito de esta empresa a la imposibilidad de Francia para enviar un ejército de socorro de forma inmediata, lo que permitiría completar el sitio de la plaza elegida y su posterior toma. Su decisión debió de estar condicionada por su orientación profesional, pues era una de las voces más cualificadas en todo lo relacionado con la fortificación y expugnación de plazas, donde sus conocimientos podrían ser más útiles. Ante el fracaso de la operación, a finales de 1637 Gandolfo elevaba un nuevo informe para continuar las operaciones en el frente pirenaico oriental, pero, en esta ocasión, Gandolfo, al contrario que en el escrito fechado a finales de 1636, se decantaba por tomar una serie de plazas menores, entre ellas Leucata. Una vez cumplido este objetivo, se intentaría de nuevo la toma de Narbona o, en su defecto, la de alguna población costera importante.

En 1638 Gandolfo regresaba a Guipúzcoa, donde continuaba con las labores que había estado desempeñando con anterioridad: el reconocimiento de las defensas fronterizas con Francia, tanto de su estado como de las deficiencias que presentaban en cuanto a sus efectivos humanos. Pronto se vería la eficacia de sus trabajos, pues en el mes de julio de ese mismo año los franceses sitiaban Fuenterrabía. Gandolfo, como teniente de maestre de campo general, asignado al almirante de Castilla, comandante de las fuerzas de socorro, desempeñó un activo papel en el levantamiento del cerco.

En 1640 era destinado al Ejército de Cataluña, incorporándose a Barcelona, ciudad de la que tuvo que huir ante la sublevación popular del 7 de junio de 1640 y de lo que escribió: “me he escapado de milagro de la furia del pueblo endemoniado de Barcelona”. En 1641 visitaba Tortosa y Tarragona. También estuvo en Pamplona, donde proyectaba obras exteriores de la fortificación. En 1642 pasaba de Vinaroz a Tortosa para reconocer el estado de esta última plaza.

Como se ha señalado, en mayo de 1641 realizaba reconocimientos en Tortosa para “que queden en defensa” y se “vaya trabajando en ello”. En el informe consiguiente decía que la “he hallado no en buen estado” porque había muchos valles por donde el enemigo podía aproximarse al recinto y había varias eminencias que lo dominaban. En la zona donde existían edificios, el enemigo abriría brecha con facilidad: no tenía foso en su totalidad, el castillo en su muralla antigua amenazaba ruina y todo necesitaba mucho repaso, tiempo y dinero, que era escaso. En resumen, manifestaba que estaba todo “el recinto de dicho Castillo y Ciudad tan flaco y de poca defensa de través”.

En cuanto a Ulldecona, informaba de que tenía una “muralla antigua con poca defensa de través y situada en un terreno llano, que no merece la pena fortificar, pues crearía un nuevo presidio, que obligaría a nuevas servidumbres para mantenerlo”. En otra carta de Gandolfo, igualmente en 1641, aseguraba que “conviene la fortificación de Coll de Balaguer con alguna suerte de fortificación para la comunicación con Tarragona”, pues “si el enemigo ocupase el Coll quedaría tampoco privado de socorro de esta parte”.

Pedía que se cubrieran los trabajos con fuerzas del ejército, recomendando otras medidas como la tala de árboles y huertas “fuera de las murallas”, y desmantelar los edificios o torres, tanto desde Tarragona a Coll, como desde Coll a Tortosa “para que el enemigo no halle abrigo…”

Después de un ataque francés el 5 de mayo de 1642 a Tortosa, que fue rechazado, Gandolfo, con el capitán don Pedro María Remach como ayudante de fortificaciones, reseñaron las obras a realizar, descritas en informe de 25 de mayo de 1642. Quedaba a cargo de ello el ingeniero Remach, mientras que Gandolfo seguía con sus constantes viajes para atender a diversas obras en distintos lugares. También consta que, en 1637, “por orden del duque de Nochera, Capitán general de esta provincia, el ingeniero militar D. Antonio Gandolfo trazó algunas obras para la defensa de esta plaza de Guetaria, para cuya ejecución entregó la Real Hacienda 57916 reales”.

Viajando al servicio del rey, al evacuarle enfermo desde Balaguer, donde estaba reparando sus fortificaciones, caía prisionero de los franceses. Fue rescatado, ya muy enfermo, falleciendo en Zaragoza en 1645.

 

Obras de ~: Relación de la gente que es necesaria para la guardia y defensa de los presidios de la provincia de Guipúzcoa, y pasos de su raya con Francia en el río Bidasoa, San Sebastián, 27 de abril de 1638.

 

Fuentes y bibl.: Instituto de Historia y Cultura Militar, Colección Aparici.

J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; A. Gómez Vicaíno y D. Munuera Navarro, “El sistema defensivo de los Austrias”, en J. A. Martínez López y Á. Iniesta Sanmartín (coords.), Estudio y Catalogación de las Defensas de Cartagena y su Bahía, Murcia, Dirección General de Cultura, 2002, págs. 122-170; C. Laorden Ramos, “Asedios y fortificaciones de Tortosa en el Siglo XVII”, en Revista de historia militar, 97 (2005), págs. 51-98; A. Jiménez Moreno, “Opciones Estratégicas de la Monarquía española a comienzos de la Guerra contra Francia (1636-1638): La propuesta de Marco Antonio Gandolfo”, en Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, 38 (2012), págs. 177-202; J. Lluis i Ginovart, “El contexto del saber constructivo del ingeniero militar en el arte abaluartado en el territorio y plaza de Tortosa (1580-1852)”, en F. Segovia y M. Nóvoa (coords.), El arte abaluartado en Cataluña. Estrategia de defensa en el siglo XVIII, Madrid, Ministerio de Defensa, 2013, págs. 425-452; V. Echarri Iribarren, “El proyecto de Jorge Próspero Verboom para las fortificaciones de Fuenterrabía en 1725”, en Tiempos modernos: Revista Electrónica de Historia Moderna, 8, 34 (2017), págs. 202-233; R. T. Yáyez Palacios, “Foso inundable para las fortificaciones de Fuenterrabía. La propuesta de los ingenieros Pedro Texeira, Marco Antonio Gandolfo y Gerónimo de Soto”, en Tiempos modernos: Revista Electrónica de Historia Moderna, 10, 40 (2020), págs. 157-184; P. Gorosabel, “Sección IV, De las plazas de Guetaria y Motrico”, del capítulo II, “De los Castillos y Plazas fuertes”, del libro VIII, “De las cosas de Guerra y Marina”, en Noticia de las cosas memorables de Guipuzcoa, [en línea], disponible en http://www.ingeba.org/klasikoa/noticia/not08/n5064073.htm.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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