Nangle (o Langle, o Mangle, o Nancle), Francisco de. ¿Irlanda?, p. s. XVIII – ?, 1751 pos. Teniente coronel del Ejército e ingeniero en segundo.
Al parecer se había educado en Francia, ingresando el 30 de diciembre de 1730 en el Cuerpo de Ingenieros como subteniente e ingeniero extraordinario, ascendiendo a teniente en 1733. En ese año se encontraba realizando trabajos y obras en Cardona, de donde pasaba a la plaza de Gerona el 1 de marzo de 1739, donde había sido destinado. En 1740 ascendía a ingeniero ordinario.
De 1742 a 1746 estuvo destinado en Cuba, en donde realizaba un informe sobre el estado del castillo de San Francisco y en 1746 construía la iglesia del convento de San Francisco, en ambos casos en Santiago de Cuba.
En 1749 levantaba un Mapa del puerto de Guadarrama y sus contornos en el que se demuestra la dirección del camino que se proiecta abrir para la mayor comodidad y seguridad del passo, y, en ese mismo año, Mapa del Puerto de Guadarrama y sus contornos, en que se demuestra la nueva carretera que en 1749 se ha ejecutado por orden de S. M. La construcción del camino real respondía a la iniciativa del marqués de la Ensenada, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, para facilitar las comunicaciones entre ambas Castillas. El camino proyectado y construido por Nangle, entonces teniente coronel del Ejército e ingeniero en segundo (los Cuerpos facultativos, Ingenieros y Artillería, podían ascender por méritos, hasta en tres escalas, Grado, Ejército e Infantería, y solo por antigüedad en el suyo), partía de la villa de Guadarrama hasta la venta de Gudillos y se realizó “con tal aplicación, que en menos de cinco meses quedó casi perfeccionado”. La carretera tenía un firme de piedra apisonada, tenía una longitud de 8.400 toesas (unos 16 kilómetros) y contaba con 283 conductos abovedados bajo el firme, para que discurrieran libremente las aguas y siete puentes de sillería.
En 1749, Nangle estuvo por escaso tiempo destinado en Ceuta, donde firmaba el Plano de la Plaza de Ceuta de la parte del Campo enemigo, comprehendido entre aquella y Sierra Bullones.
La llegada de Fernando VI (1746-1759) al poder supuso un nuevo auge en las obras de la capital de España. En ese sentido, en 1750 el ingeniero militar Francisco de Nangle presentó al marqués de la Ensenada un proyecto de nuevo camino arbolado para comunicar el ya existente, entre la Florida y la puerta de San Bernardino, y enlazar con la puerta de Recoletos. Ese camino tenía un trazado regular haciendo tres quiebros y dos plazas; en la primera de esas plazas salían dos caminos, uno comunicaba con la puerta del Conde Duque y el otro con la puerta de Fuencarral. En efecto, el 1 de octubre de 1750 levantaba el Plano de la parte del recinto de Madrid que mira al N.E., en que se demuestra el camino nuevo que se proyecta hacer desde la Puerta de San Bernardo hasta Recoletos. El plano acompañaba a una carta de don Francisco de Nangle dirigida al marqués de la Ensenada y a una relación y cálculo del coste de la obra, firmado en Madrid, el 1 de septiembre de 1750.
En el mismo año de 1750, trazaba la “puerta que se propone ejecutar en la tapia de la Casa de Campo frente del Camino nuevo de San Bernardino, para abreviar el paso”. Igualmente, en 1750 realizaba un informe, titulado Obra provisional que se puede hacer en el Prado para precaberle de inundaciones, nuevamente enviado con una carta de Francisco de Nangle al marqués de la Ensenada, con fecha en Madrid el 21 de octubre de 1750. Adjuntaba una nota del coste que podría tener la composición provisional del paseo del Prado.
También en el repetidamente citado año de 1750 se comisionaban al ingeniero Francisco de Nangle y al beneficiador de minas en América Miguel Escurrechea para que efectuaran un peritaje técnico del derrumbe de la mina del Rosario de Almadén. Una vez analizado el yacimiento, el hundimiento que había provocado su desuso y la manera en que se estaban manejando los trabajos, ambos técnicos redactaban la Relación de las Reales Minas de Azogue, un texto encaminado a examinar el modo en el que se estaba efectuando la extracción del mercurio. Al respecto, el ingeniero señalaba en el informe que “vimos las ordenanzas que allí había, las que nos pareció no estaban adaptadas a la dirección y conservación de aquellas minas y después de diferentes conferencias que se tuvieron para ver si enmendando alguna cosa podrían servir, se resolvió se hiziesen de nuevo”.
Sobre las minas de Almadén, Miguel A. de Escurrechea escribía la Relación de las Reales Minas de Azogue situadas en la villa de Almadén. Estado que en hoy se hallan, según el reconocimiento que de orden de Magestad de 29 de abril próximo pasado se ha executado de ellas por el coronel e ingeniero en gefe don Francisco Nangle, y el coronel de Dragones don Miguel Antonio de Escurrechea, con asistencia del superintendente de las dichas minas don Francisco Xavier de Villegas. Y methodo que según su dictamen se considera debe seguirse en adelante para mejorarlas y establecer en ellas un trabajo regular más beneficioso al Real Erario, firmado en Almadén, el 26 de mayo de 1750.
Otro plano de gran interés de Nangle es la Vista General de las Casas de Madrid, de 1750-1751, en el que se aprecia la notable transformación de la trama urbana respecto al siglo anterior. Se trata de la aparición de tres nuevos elementos, inéditos hasta entonces: el Real Cuartel de Guardias de Corps, edificado a partir de 1717, el Real Seminario de Nobles, construido entre 1725 y 1727, y la extensa posesión del duque de Berwick. Salvo estos tres elementos, no hay cambios respecto a los límites de la ciudad hacia el norte y noroeste; la cerca de Felipe IV, divisoria del límite exterior del casco urbano, mantenía su ubicación y trazado del siglo XVII, con las salvedades de la renovación parcial en algunos puntos de su fábrica. Lo que sí se muestra como novedad es el tímido inicio de los paseos de Ronda, planteados por entonces como proyecto general para la reforma exterior de la ciudad y que deben al ingeniero Francisco de Nangle la primera materialización gráfica del trazado general de la propuesta del cierre norte, entre los portillos de San Bernardino y de Recoletos.
Finalmente, en 1751 Nangle diseñaba la obra de la Puerta de Hierro en Madrid, para la que también proyectó esculturas Juan Domingo Oliveri. La Puerta de Hierro se empezó a construir al cercarse el coto de caza de El Pardo y con el fin de darle un carácter monumental a la entrada en él desde el camino de Madrid. El proyecto fue obra de Nangle, quien escogió para su construcción a Oliveri, director de escultura del todavía en obras Palacio Real y considerado el mejor escultor de su época. El presupuesto inicial lo fijó Francisco de Nangle en 67.576 reales, cantidad que se vio incrementada hasta los 100.000 reales al ampliar la obra con dos puertas laterales y decidirse un cambio de emplazamiento.
Nada se sabe de este ingeniero a partir de 1751, quién, en ese año aún era joven para estar retirado, por lo que es muy posible que falleciese en ese año o poco después.
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Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño