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Antonio de Narváez y Latorre

Biografía

Narváez y Latorre, Antonio de. Conde de Santa Cruz de la Torre (V). Cartagena de Indias (Colombia), 2.III.1733 – Cartagena de Indias (Colombia), 13.I.1813. Teniente general de los Reales Ejércitos e ingeniero en segundo.

Era hijo de don Juan Salvador de Narváez y Berrío y de doña Catalina Antonia de La Torre. En 1756 ingresaba como cadete en el Regimiento fijo de Cartagena de Indias, ascendiendo a teniente al siguiente año.

Estudió las matemáticas con el famoso ingeniero militar don Antonio de Arévalo, siendo admitido en 1757 como ingeniero extraordinario. En enero de 1761, con el citado ingeniero y como su discípulo, participaba en la expedición a la zona del Darién, a las bocas del Atrato y golfo de Urabá, en plena insurrección fomentada por las acciones inglesas. En el transcurso de la expedición, ordenada por el nuevo virrey teniente general Messía de la Cerda, debían realizar un detenido reconocimiento y levantamiento de planos, proponiendo soluciones para asegurar aquella zona. Salieron de Cartagena de Indias rumbo al istmo y golfo de Darién el día 10 de enero, con la misión de reconocer: “La situación de dcho. Golfo y parte del Istmo con sus Puertos, Radas, Surgideros, Calas, Vaxos, Cayos e Yslas, calidad de la Tierra, sus Montes, Minas de Oro, Frutos, Maderas… los parajes por donde tanto perjuicio pª la Real Hacienda. Y determinarán el numº de Yndios habitantes con expresión de sus costumbres e inclinación”. El 14 anclaban en el puerto de Calidonia, posesionándose de Acla, entablando negociaciones con varios caciques indios, e informando sobre la riqueza de minas. El día 25 salían hacia Punta Caribana, Punta Arenas, Aguadilla y Punta del Cerro, todos incluidos en el “Mapa General”, así como el litoral entre Punta Arenas y Punta de Urabá y la desembocadura del río Salado. En su recorrido descubrían las ruinas de la antigua ciudad abandonada de San Sebastián de Buenavista y llegaban al río Caymán, reconociendo el lugar donde posteriormente se debía construir la ciudad y fuerte de San Carlos. A continuación, la expedición se dirigió a la bahía de la Candelaria entre los días 7 al 12 de febrero, dando datos importantes para fundar población y formar plano de esta bahía. Finalmente remontaban el río Atrato e informaban sobre la penetración holandesa de 1730 en la bahía, para luego llegar de nuevo hasta el río Caymán, regresando a Cartagena el 26 de febrero.

En Cartagena se distinguió posteriormente como uno de los más brillantes constructores de fortificaciones. Allí trabajó en un momento de actividad febril, cuando se realizaban en la plaza obras tan importantes como la escollera de Bocagrande y la regulación hidráulica de las playas de la Merced, en donde, al decir de Alfredo Bateman, “don Antonio de Arévalo logró vencer el mar, dominarlo y ganarle terreno”.

En 1765 era promovido a capitán del Ejército e ingeniero ordinario y en 1767 participaba en la construcción de fortificaciones y un dique de su ciudad natal.

En relación a la defensa de Cartagena, en 1761 los ingenieros del ejército Arévalo y Narváez de la Torre informaban al gobernador que el Hospital de San Lázaro estaba muy próximo a los baluartes de San José y la Media Luna, situado, además, entre el Camino Real y el castillo de San Felipe de Barajas, “embarazado de arboles, casas de palma y texa, paredes de su cerca y otros edificios”. El citado hospital impedía el campo de tiro y, además, las excavaciones efectuadas para llevar tierras a los terraplenes de la Muralla Real agravaron el problema al producir espacios desenfilados.

También ambos ingenieros trabajaron en las fortificaciones de Santa Marta, de la que Arévalo había realizado el Plan general de la Ciudad y Puerto de Santa Marta. Del citado plan, Narváez realizaba: en el fuerte de San Fernando, el puesto de la Vigía; en el de la isla del Morro y en la batería de Santa Ana cerró el parapeto por la parte norte y este y la fábrica (construcción) de la nueva batería de San Carlos. A pesar de lo anterior, en 1762 Narváez realizaba un nuevo reconocimiento de las defensas de la ciudad de Santa Marta, manifestando que la ciudad era “una plaza abierta y sin defensas”, recomendando hacer una batería en el cerro de la Pedrera para reforzar el fuerte de San Fernando. Por su parte, el ingeniero jefe Arévalo, consideraba interesantes los proyectos de Narváez, pues a su juicio era “la más conveniente de las circunstancias”.

En 1771 volvía a la Península, siendo destinado sucesivamente a Cartagena (España), Badajoz y a la Secretaría de la Dirección General de Ingenieros a las órdenes de Pedro Martín Zermeño, ingeniero general, y en 1775 tomaba parte en el fracasado sitio de Argel, bajo el mando del ingeniero D. Silvestre Abarca, acción en la que resultaba herido de gravedad.

De nuevo en Hispanoamérica, el 25 de abril de 1776 se le nombraba gobernador de Santa Marta y por Real Orden de 10 de noviembre se incorporaba a su gobierno el distrito de río Hacha. En septiembre de ese mismo año había sido promovido a teniente coronel e ingeniero en segunda, al tiempo que combatía y pacificaba a los belicosos indios guajiros, y en 1779, en el marco de una nueva guerra con Inglaterra, defendía Santa Marta de un ataque inglés, rechazando los días 1 y 6 de octubre el intento de estos últimos de apoderarse de dos lanchas guardacostas.

Narváez ascendía a coronel graduado el 27 de octubre de 1781 y en el transcurso de los disturbios producidos en el virreinato de Nueva Granada en 1784, pasaba a Cartagena de Indias para asegurar la pacificación de la ciudad. El 12 de junio de 1785 era designado teniente del rey de la última plaza citada, cuyo cargo ejerció durante siete años.

Ascendido a brigadier el 16 de abril de 1792, se le nombraba comandante general de Panamá con fecha de 11 de agosto del mismo año. Durante su mandato, ante el hecho de nuevas guerras con Francia y posteriormente con Inglaterra, fortificaba Portobelo y Chagres.

El 5 de octubre de 1802 era nombrado mariscal de campo y el 15 de marzo de 1893 marchaba a Cartagena, para embarcarse para la Metrópoli, pero aquejado de “fiebres terciarias” no pudo embarcarse y, posteriormente, ya libre de la enfermedad, tampoco le fue posible ante una nueva guerra con Inglaterra. En 1808 ejercía como comandante general de Cartagena, resultando electo para representar a Nueva Granada ante la Junta Suprema Central el 16 de septiembre de 1809. Sin embargo, de nuevo no embarcaba porque la citada Junta había desaparecido (en el marco de la Guerra de la Independencia), no pudiendo informar, por tanto, de los agravios que motivaban quejas de los cabildos de Bogotá, Popayán, Socorro, Tunja y Loja. El 29 de abril de 1810 se le promovía a teniente general. Al siguiente año, lograba sofocar el motín del Regimiento Fijo de Cartagena.

Fallecido en 1813, el 19 de febrero de 1817 su viuda, doña María Isidra Fernández de Castro, solicitaba que se confirmara que su esposo, fallecido durante la revolución, no tomó parte en la sublevación de Cartagena y que se indultase a su hijo, Juan Salvador, capitán del Fijo de Cartagena, por haber obtenido empleo de los insurgentes.

En Panamá había conocido a su parienta en cuarto grado, María Isidora Fernández de Castro, con quien contrajo matrimonio el 24 de marzo de 1787 y con la que tuvo cuatro hijos, entre ellos, Juan Salvador de Narváez y Fernández de Castro, y sus hermanos Antonio Jose de Narváez y Fernández de Castro, Concepción de Narváez y Fernández de Castro e Ignacio de Narváez y Fernández de Castro.

Se casó por segunda vez con María Lucas Romero con la que tuvo dos hijos: Antonio María de Narváez y Romero y Petronila Josefa de Narváez y Romero.

 

Bibl.: Estados del Cuerpo de Ingenieros del Ejército; Estado Militar de España, 1800-1812; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1996; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012; “Biografía Antonio de Narváez y Latorre”, en Antonio de Narváez, febrero de 2015 [en línea], disponible en http://antoniodenarvaezylatorre.blogspot.com/2015/02/biografia-antonio-de-narvaez-y-latorre.html.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño