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Alfredo García García

Biografía

García García, Alfredo. Adeflor. Gijón (Asturias), 22.V.1876 – Gijón (Asturias), 1.IV.1959. Periodista y escritor.

La carrera periodística de Alfredo García comenzó en 1897, con un artículo en El Comercio de Gijón, rotativo al que se vincularía hasta su muerte, aunque publicase también en El Porvenir Asturiano y en el diario republicano El Noroeste, donde debutó como redactor en 1907, permaneciendo en plantilla hasta 1909. Sería su padre, Justo García Fernández, maestro de primeras letras, quien dirigiese su formación y la de su hermano mayor Arturo –Pajujo–, tenor cómico; realizó los estudios de Bachillerato en el gijonés Instituto Jovellanos, finalizados en 1894, y obtuvo el título de magisterio en la Normal de Oviedo en un solo curso –1895–; con posterioridad, se hizo contador mercantil –1907–, titulándose en Derecho por la Universidad de Oviedo –1909–, en la modalidad de “alumno libre”. Aunque ejerció brevemente como profesor en la academia de Benito Conde, acabó primando su vocación como periodista, consolidada tras la incorporación, en 1909, como redactor-jefe de El Comercio, dirigido en este momento por Felipe Requejo, a quien sustituiría en el cargo en 1920, permaneciendo en el mismo hasta su jubilación en 1954.

Adeflor (seudónimo formado con la trasposición de las letras de su nombre) fue un escritor prolífico, un grafómano probado en casi todos los géneros. Ejerciendo ya de director, todavía firmaba en cada número hasta tres secciones distintas de El Comercio, más el artículo de fondo y, en muchas ocasiones, la crítica de teatro o de música y las sesiones comentadas del Ayuntamiento. Su manifiesta afición al teatro quedó plasmada en cuatro exitosas comedias y dos juguetes cómicos, aunque no hayan resistido al paso del tiempo. Poseía una extraordinaria facilidad natural para la versificación, desperdiciada en multitud de coplillas y aleluyas a las que ripió sin más pretensiones que las de divertir. Algo similar sucede con sus cuentos y relatos breves, alguno de los cuales escribió en colaboración con Vigil-Escalera, amigo y colega. Aparte de la sátira política contra el caciquismo –El Concejal– y de sus crónicas de viajes, las mejores de sus páginas aparecieron en las columnas periodísticas, aunque apenas concediera importancia a las mismas, tal y como dejó dicho: “Con todo lo mío hago lo mismo. Llevo escritas miles de crónicas de todos estilos, y jamás se me ha ocurrido coleccionar ni siquiera las de viaje. Andan por las colecciones de periódicos, desperdigadas”. El apego hacia la villa en que nació le llevó a renunciar a una mayor y más brillante proyección profesional, rechazando el puesto de redactor-jefe de El Sol ofrecido a petición directa de Ortega y Gasset. Utilizó profusamente el costumbrismo, recreando multitud de tipos populares gijoneses con un peculiar ingenio y un uso del lenguaje en tono humorístico reforzado con la inclusión de diálogos en “amestao”, el dialecto propio del barrio marinero; era una línea que inició su maestro Tarfe (Ataulfo Friera) y que siguió también el mencionado Luis Vigil-Escalera (Vélez Albo). Contrasta esta veta popular que alcanzó un gran éxito, extendido hasta la América hispana, con el tono empleado para describir sus viajes (Andalucía, Tetuán, Portugal, la Italia del incipiente fascismo mussoliniano…) en un estilo comparable al de otros grandes escritores viajeros del primer tercio del siglo XX, como Azorín o Pla. Tras el desastre de Annual, acudió como reportero de guerra al Protectorado (1921-1922), siendo el enviado especial con una mayor permanencia sobre el terreno; dejó de este episodio un testimonio histórico de primer orden, haciendo suyas algunas de las primicias informativas y de las entrevistas más relevantes.

Reconocido profesionalmente con la encomienda de número con placa de la Orden del Mérito Civil de Trabajo, la Dirección General de Prensa le otorgó además el título de “Periodista de honor” y resultó elegido miembro numerario del Real Instituto de Estudios Asturianos.

 

Obras de ~: Teatro: con L. Vigil-Escalera y Blanco-Ortiguera, 0,50 de tipos y tipadas, Gijón, Sociedad Tipográfica asturiana, 1900; con L. Vigil-Escalera y Blanco-Ortiguera, En Vacaciones, Sociedad Tipográfica asturiana, Gijón, 1901; con L. Vigil-Escalera y Blanco-Ortiguera, Más tipos y más tipadas, Gijón, Sociedad Tipográfica asturiana, 1903; Lucha de clases (La eterna lucha, 1896), Gijón, Imprenta del Noroeste, 1903; El fíu de Madalena, Gijón, Imprenta de El Comercio, 1914; La señora del palco, Gijón, Imprenta de El Comercio, 1916; Los Rubianes, Gijón, Imprenta de El Comercio, 1918; Acutando sitiu, Gijón, Imprenta de El Comercio, 1929); El Milanu, Gijón, Imprenta de El Comercio, 1935.

Crónicas (a través de Galicia), Gijón, Imprenta de El Comercio, 1902; Charlas gijonesas, Gijón, Tipolitografía La Industria, 1906; El concejal, Gijón, Imprenta de El Noroeste, 1908; Charlas populares, La Habana, El progreso de Asturias, 1924-1939.

 

Bibl.: P. Aduriz, “Adeflor”, en Gran Enciclopedia Asturiana, t. I, Gijón, Silverio Cañada, 1970, págs. 28-29; J. L. Campal Fernández, “Las ‘charlas populares’ de Adeflor”, en Espéculo: Revista de Estudios Literarios, 36 (2007); J. L. Campal Fernández, “El teatro de Adeflor (I), (II), (III), (y IV)”, en La Ratonera: Revista asturiana de teatro, 20 (2007), págs. 23-36; 21 (2007), págs. 41-43; 22 (2008), págs. 74-79; 23 (2008), págs. 74-80; L. Arias González (ed.), En la guerra de África (1921), Gijón, VTP, 2008; J. Muñiz Sánchez, “Periodismo y vida económica local: el diario asturiano El Comercio a principios del siglo XX”, en Estudios sobre el Mensaje Periodístico, 19, 2 (julio-diciembre de 2013), págs. 1061-1073.

 

Luis Arias González

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