Benedicta. ?, p. t. s. VII – m. s. VII. Noble y abadesa visigoda.
De noble linaje y prometida de un gardingus (hombre de confianza y escolta personal del rey), abandonó a su familia para seguir al asceta Fructuoso de Braga, a quien consideraba su padre espiritual. Después fundó, con la ayuda de éste, un monasterio de vírgenes en la Baetica, del que se convirtió en abadesa.
Pasado algún tiempo, su antiguo prometido intentó por todos los medios sacarla de dicho convento y, con tal propósito, consiguió que el Rey (probablemente Recesvinto) designara a un dignatario palatino (de nombre Angelas) como juez encargado de instruir esta causa. Pero el dictamen del mismo, profundamente impresionado por la firme determinación de la joven, fue finalmente favorable a Benedicta. Tales acontecimientos, narrados en la Vita Sancti Fructuosi, se sitúan hacia el año 650.
Bibl.: J. Pérez de Urbel, Los monjes españoles en la Edad Media, vol. I, Madrid, Ancla, 1945, págs. 410-412; L. A. García Moreno, Prosopografía del reino visigodo de Toledo, Salamanca, Universidad, 1974, págs. 36-37; J. Orlandis, Semblanzas visigodas, Madrid, Rialp, 1992, págs. 181-183; F. Salvador Ventura, Prosopografía de Hispania Meridional, III. Antigüedad tardía (300-711), Granada, Universidad, 1998, págs. 48-49; M.ª S. Carrasquer Pedrós, Primeras madres occidentales (ss. I-VII). Génesis, historia socio-cultural, espiritualidad, Burgos, Monte Carmelo, 2003, págs. 287-290.
Raúl González Salinero