Garrido Romero, Pedro. Villamartín (Cádiz), 1.XI.1848 – Palmar (Cuba), 9.II.1898. Militar y caballero laureado de San Fernando.
Ingresó en el Ejército a los veintiún años como soldado voluntario en el batallón de Cádiz Expedicionario a Cuba.
Al llegar a la isla entró enseguida en operaciones en la jurisdicción de Sancti Spíritus, siendo muy pronto trasladado al 2.º batallón de Voluntarios de Madrid, con el que en 1870 se enfrentó al enemigo en diversas acciones.
Los años siguientes se batió en las jurisdicciones de Remedios, Cienfuegos, Trinidad y Puerto Príncipe a las órdenes del coronel Weyler, ganando dos Cruces rojas al Mérito Militar. En 1873 fue ascendido a cabo segundo y dos años después a primero, pasando agregado a las Escuadras de Santa Catalina de Guaso y finalmente destinado a las mismas en 1876, año en que fue ascendido a sargento segundo por antigüedad.
Continuó combatiendo sin descanso a los rebeldes, concediéndosele en 1877 el empleo de alférez de movilizados, al año siguiente el de teniente y el de alférez de Infantería, y en 1880 el de teniente por méritos de guerra, con el que una vez terminado el conflicto armado prestó servicio de guarnición en Guantánamo y Tiguabos.
En 1883 causó baja en las Escuadras de Santa Catalina y durante los tres años siguientes sirvió, sucesivamente, en el Regimiento de la Reina, en el batallón de Cazadores de Chiclana, en los Regimientos de España y de La Habana y en el batallón de Cazadores de la Unión, concediéndosele en 1886 pasar a la situación de supernumerario sin sueldo por un año.
En los años siguientes desempeñó diversas comisiones, pasando de nuevo a la situación de supernumerario en 1888 y a la de retirado en 1892.
Desencadenada de nuevo la guerra, en el mes de marzo de 1895 salió voluntariamente a operaciones al mando de una compañía de movilizados, persiguiendo a la partida de los hermanos Maceo. En mayo de ese mismo año se le concedió el empleo de comandante de movilizados y el mando de las Escuadras de Santa Catalina de Guaso, con las que combatió en la acción de Jovito en auxilio de la columna del 1.er batallón de Simancas. En junio se le concedió la vuelta al servicio con el empleo que desempeñaba y fue recompensado en el mes de abril por sus méritos en combate con una Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo y otra de María Cristina, por la persecución de los hermanos Maceo y por la acción del Guayabal.
El 13 de mayo de 1895 se hallaba en Jiguabos, cuando a dos leguas de distancia, en un punto denominado Jovito, fue atacada la columna que mandaba el teniente coronel Joaquín Bosch, compuesta por cuatrocientos cincuenta hombres entre soldados y guerrilleros, por un enemigo cuyo número no sería inferior a los dos mil cuatrocientos, que rompió contra aquélla un nutrido fuego por su frente y ambos flancos desde las fuertes posiciones que ocupaban, cayendo a los pocos instantes muerto el expresado jefe.
Entonces, el comandante José Robles tomó el mando de las fuerzas, y si bien logró con dos secciones de cincuenta y setenta hombres tomar la posición enemiga de la derecha, no pudo evitar que los insurrectos envolvieran completamente la columna en un círculo de fuego.
Al oír el teniente Garrido los disparos, salió inmediatamente de Jiguabos con los noventa hombres de las escuadras que tenía a sus órdenes, en dirección al punto donde se verificaba el combate, al que llegó oportunamente, rompiendo el fuego sobre la retaguardia y flanco del enemigo, al que arrolló, consiguiendo arrojarlo al otro lado del río Jaibo, sorprendido por tan inesperado ataque.
Tan meritoria acción le valió se recompensado con el ascenso a capitán de Infantería y con la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase, laureada, por Real Orden de 5 de febrero de 1896.
Sin dejar de combatir durante el resto de 1895, ganó otra Cruz roja al Mérito Militar en la acción del potrero Calderón y el empleo de comandante en la de Sao del Indio. En 1896 pasó a formar parte del 1.er Tercio de Guerrillas, con las que combatió sin descanso a los insurrectos, hasta que antes de finalizar el año tuvo que solicitar dos meses de licencia por enfermo.
Al año siguiente volvió a enfermar de nuevo, marchando a la Península con cuatro meses de licencia.
Una vez recuperado, y de vuelta a Cuba, fue destinado al Regimiento del Príncipe y enseguida se le dio el mando del Tercio de Escuadras y Guerrillas de Guantánamo n.º 1, con el que volvió a operaciones.
Falleció como consecuencia de la fiebre amarilla, siendo enterrado en un panteón que le ofreció la población de Guantánamo. La pensión de la Cruz laureada pasó a su viuda, Matilde McKormic Olazábal, que en mayo de 1930 residía en Guantánamo (Cuba).
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. G-2016.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez