Ortiz de Zárate, Juana de. Cuzco (Perú), 1.VII.1555 – La Plata (Bolivia), 5.I.1584. Mujer de la conquista.
Hija natural de Juan Ortiz de Zárate y de la princesa inca Leonor Yupanqui. Su padre, de reconocida trayectoria en la conquista del Perú, poseía importantes encomiendas y minas en el cerro de Potosí, recibidas en retribución a sus servicios. Se hizo rico y poderoso acumulando estancias, chacras, ingenios y molinos. Nombrado por el virrey del Perú adelantado del Río de la Plata, viajó a España para solicitar la confirmación de dicho cargo. En la capitulación firmada con el rey Felipe II (10 de julio de 1569) se le otorgaba el adelantazgo por dos vidas y se le concedía el derecho de nombrar sucesor. Mientras Ortiz de Zárate organizaba la empresa, el Monarca otorgó (4 de julio de 1570) la legitimación de su hija Juana como premio al ulterior gobierno que iría a desempeñar.
Juana pasó su niñez y adolescencia entre Potosí y Charcas, recibiendo directamente las enseñanzas de su progenitor, el cual le inculcaba sobre todas las cosas el fervoroso amor a la patria. Sus coetáneos la describían como una joven bonita, sencilla y con altas dotes intelectuales.
Después de varias peripecias, Ortiz de Zárate llegó al Paraguay (8 de febrero de 1575), pero enfermo y abrumado por los años desgastados en tantas conquistas y contiendas, dictó su testamento y falleció poco después (26 de enero de 1576). En una de las mandas del documento nombraba como su sucesor al futuro esposo de su hija Juana, que contaba en ese entonces veintitrés años de edad. Juan de Garay fue el encargado de buscar a la joven, quien se hallaba en Charcas, para venir y residir en el Paraguay. Muchos fueron los pretendientes a su mano, guiados algunos por su belleza y condiciones de gran dama, pero los más por la fabulosa herencia recibida. Tres fueron los principales candidatos: Antonio de Meneses, ahijado y protegido del virrey del Perú; Francisco de Matienzo, hijo del anterior oidor de la Audiencia de Charcas, y el licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, caballero de esclarecido linaje y oidor del citado Tribunal de Justicia. Pese a que los tres solicitantes presentaban las mismas condiciones, el último de los nombrados fue el elegido de Juana y de sus tutores, celebrándose la boda en la ciudad de La Plata (8 de diciembre de 1577).
Muy pronto, el matrimonio soportó una sorda y solapada lucha de intereses, pues Torres de Vera y Aragón había contravenido la disposición real que prohibía el casamiento a los virreyes, oidores y licenciados en el ejercicio de su cargo, agregándose a esto una vil acusación, en la cual se mancillaba el honor de su joven esposa, acusaciones que fueron desechadas en la fe jurada por Hernando Ortiz de Zárate, tío de Juana, su esposa Luisa de Vivar, Francisco de Urquiza y Juan Velázquez Altamirano. Cansada del acecho enemigo, de la envidia oculta, el mal moral la postró por varios años acentuando su dolor físico, situación que le impidió acompañar a su esposo en las misiones encomendadas por la Corona. Amparada por sus albaceas, Juan de Torres de Vera y Aragón, su esposa y Fernando de Zárate, en presencia del notario Juan García Torrico, Juana Ortiz de Zárate, con sólo veintinueve años, testó el mismo día de su fallecimiento.
Bibl.: E. de Gandía, Historia de la conquista del Río de la Plata y del Paraguay, Buenos Aires, Librería de García Santos, 1932; E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945; J. C. Chaves, Descubrimiento y conquista del Río de la Plata y el Paraguay, Asunción, Nizza, 1968.
María Graciela Monte de López Moreira
