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Ángel Medina Gutiérrez

Biografía

Medina Gutiérrez, Ángel. Ampuero (Cantabria), 6.XII.1924 – Santander (Cantabria), 19.V.2009. Pintor.

En 1943 inició sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Santander, bajo la dirección del escultor Daniel Alegre. En la ciudad participó del círculo cultural generado en torno a Proel, grupo en el que se integró de forma activa. En los locales de esta institución, donde se celebraban de forma regular exposiciones, entró en contacto con las obras de Vázquez Díaz, Riancho, Solana, Cossío y otros artistas. La influencia del grupo se deja sentir en sus primeras obras de tono literario.

En 1947 la Diputación Provincial de Santander le concedió una beca. Se trasladó entonces a Madrid. En 1948 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En este mismo año compareció por primera vez en un evento expositivo en la ciudad de Torrelavega, donde tuvo lugar la Primera Exposición de Artistas Montañeses. En San Fernando pronto empezó a destacar, recibiendo en 1949 el Premio María de Molina Higuera de escultura, pese a que su interés parecía ya claramente orientado hacia la pintura. Realizó su primer viaje de estudios a París, donde asistió durante cuatro meses a L’École de la Grand Chaumière. A su regreso a Madrid prosiguió sus estudios al tiempo que mostraba sus obras en exposiciones de carácter colectivo: en 1950 expuso en el SEU de Bellas Artes de Madrid y en 1952 en la Galería Turner de Madrid, y concurrió a certámenes artísticos. En el mismo año recibió el Premio Pintura Montañesa de Torrelavega. Entre las obras realizadas en estos años merece la pena destacar París (1951) y Elena (1951), así como estudios de tipo académico como Dorso y Estudio, ambas de 1951.

En 1952 realizó un viaje de ampliación de estudios a Italia, allí entró en contacto directo con la pintura clásica italiana y contemporánea, y sintió especial admiración por el pintor Campigli. Su paso por este país fue importante pues dejó su huella en las obras realizadas en la segunda mitad de la década de 1950. En cualquier caso, es importante reseñar el hecho de que todavía era un período de tanteo e investigación en el que simultaneaba el trabajo pictórico con el escultórico. Así, en 1953 expuso sus esculturas en Santander, donde recibió el Premio Estanislao Abarca para jóvenes escultores montañeses. Lamentablemente, no se conserva ninguna de las esculturas, si bien parece manifestar una creciente evolución desde una línea claramente académica hacia postulados más libres, en los que se desentiende del modelo. En cualquier caso, y a pesar de estos éxitos iniciales en la escultura, parece clara su orientación hacia la pintura, multiplicándose en el transcurso de este año su participación en la actividad expositiva de la región tanto en las de carácter colectivo —I Salón Joven Pintura Montañesa en la Galería Sur de Santander, Exposición Provincial de Pinturas de Reinosa—, como individual —Galería Sur de Santander, Sala Delta de Santander, Biblioteca Popular de Torrelavega, Ayuntamiento de Cáceres—. En 1954 finalizó sus estudios y formación en Madrid en lo que él consideraba “como una experiencia positiva, que le ayudó a desentrañar su confusión, a encontrar su propio camino y a afirmarse en su deseo de profesionalidad”.

En 1955, y ya con una dedicación totalmente profesional, obtuvo el Premio Pancho Cossío de Pintura de Santander. Expuso en la Galería Carpa de Madrid. Realizó en estos años una pintura de carácter irónico, aflorando en algunas de sus obras la influencia del Quirós informalista, como en Niño en rojo (1956), conservado en el Museo de Bellas Artes de Santander, convergiendo hacia la Nueva Figuración en Azafata (1956), perteneciente a la colección del pintor. Además de la figura humana, incorporó en la obra de estos años una serie de elementos arquitectónicos y estructurales muy concretos, como hormigoneras, alquitraneras, etc. En todas se aprecia un predominio de los tonos grises, pardos, articulándose en composiciones cerradas y estáticas.

En el transcurso de 1956 y 1957 viajó por Suiza, Francia e Italia. En 1956 expuso su obra en sendas individuales en las Galerías Altamira de Gijón y Dintel de Santander. A partir de estos años fue frecuente en su trabajo la incorporación de series en las que abordaba un determinado tema sobre el que trabajaba una y otra vez, tratando de exprimirlo al máximo. En 1958 expuso en la Galería parisina Barbizon, donde muestra su serie de las “Sillas”, en composiciones ordenadas, en las que utilizó una gama de colores variados pero con preponderancia de los tonos grises y sombríos. A partir de este año colaboró en numerosos proyectos colectivos en el extranjero —Lisboa, Ámsterdam, Ginebra, Londres, Caracas—. En 1959 consiguió una beca de la Fundación Juan March para ahondar en el conocimiento de la técnica de estampación en París. Presentó su obra en la Sala del Prado del Ateneo de Madrid con la inclusión de seres en los que se vislumbra cierta deformidad, cambiando la tonalidad hacia gamas más calientes. Su obra se siguió mostrando en numerosas galerías. En 1961 expuso en la Galería Biosca de Madrid, introduciéndose en el informalismo. En 1962 participó en la XXXI Bienal de Venecia. En 1963 obtuvo una nueva beca de la Fundación March. Viajó a Inglaterra. En 1964 formó un grupo junto a Fraile, Martín-Caro y Vento, que fue denominado Nuevo Espacialismo español. Junto a ellos, participó en diversas exposiciones en España y Estados Unidos. Al cabo de cuatro años el grupo se disolvió. A este momento pertenece la obra titulada Naito (1964), en la que otorga un papel prioritario a la materia, a base del uso de grandes cantidades de empaste. En 1964 se le concedió Medalla de Plata en su comparecencia a la Exposición Nacional de Bellas Artes, e idéntica suerte corrió en su nueva comparecencia en 1966. En 1967 expuso en la Sala de la Biblioteca Nacional de la Dirección General de Bellas Artes en Madrid con la serie “Copas”, en la que la paleta se aclara, predominando los tonos pastel y la materia es menos acusada, Dos (1967) y Oñana (1967). Continuó con el tema de las mujeres y las flores, como Artemisa (1968), en los que mantiene una entonación clara y luminosa. Este año obtuvo el Premio de la Bienal de Bilbao. En 1969 expuso en la Galería Kreisler de Madrid, con el tema marino de los desguaces, como Capitán (1969) y Ceñida (1969), en los que dejaba traslucir el deterioro de la propia existencia. En 1970 viajó a Noruega y Dinamarca. Recibió el Gran Premio de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Bilbao. En 1976 expuso en la Galería Kreisler Dos de Madrid, con la serie de los seres humanos en el agua, en la que tendía hacia una pintura de mayor elaboración, con una paleta más rica, en una búsqueda de captación de la belleza, en una mezcla entre un sutil lirismo y un irónico divertimento, como es patente en Espuma (1976), de la colección del Museo de Bellas Artes de Santander. Su obra fue presentada también en este mismo año en Bilbao, Valladolid y Zaragoza. En 1978 expuso en la Galería Sur de Santander. A partir de la década de 1980 inició una serie en la que otorgaba el protagonismo a las cámaras fotográficas —Teleobjetivo (1982) conservada en la pinacoteca santanderina, Orión (1983)—, que fue presentada en las exposiciones celebradas en Santander, en 1982 en el Museo de Bellas Artes y en la Galería Sur; en esta última expuso de nuevo en 1985 y 1991. En 1983 recibió el encargo de la realización del cartel del 32 Festival Internacional de Santander; inauguró la exposición titulada Sugerencias para un cartel en el Museo de Bellas Artes de la ciudad; presentó en la Galería Kreisler Dos de Madrid la exposición Las máquinas fotográficas. En 1988 expuso de nuevo en el Museo de Bellas Artes de Santander, foro en el que recibió en 1995 un homenaje de la ciudad de Santander con una exposición retrospectiva y la publicación de una monografía autobiográfica. Presentó la serie paisajística de Liérganes a la Cavada, Tres kilómetros de pintura de Liérganes a la Cavada (1990-1995). Junto a estos paisajes realizó una serie de homenajes a personajes relacionados con el mundo del cine, Hitchcock (1993), así como otros temas de índole variada, como Bodegón (1993) o Bicicletas (1994), que muestran al Medina más decididamente abstracto y expresionista, que se servía de una pincelada de trazo rápido que proporcionaba un gran dinamismo a su obra. En 1989 obtuvo el Premio del Primer Certamen Nacional de Pintura en Cantabria.

Su obra se encuentra dispersa en colecciones públicas, en el Museo de Bellas Artes de Santander, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la Casa Colón de Las Palmas de Gran Canaria, el Museo Contemporáneo de Ibiza, el Museo Fundación Mendoza de Caracas, el Museo Popular de Arte Contemporáneo de Villafamés (Castellón), el Parlamento de Cantabria, la Diputación Regional de Cantabria, etc., así como en multitud de colecciones particulares nacionales e internacionales. Pintor de fuerte temperamento, impulsivo que llevó a cabo, por el contrario, una pintura meditada, pensada, en la que cobra gran protagonismo la figura humana, como tema de reflexión, y a la que dota de una gran expresividad, sin que por ello pierda una humanidad netamente poética, mostrando a través de ella el dualismo entre crueldad y ternura, impregnada de una connotación irónica. Gusta representar siempre la figura con formas redondeadas, abultadas, con aspecto deforme, consecuencia quizás de su formación como escultor. Aunque su obra se inscribe dentro de la nueva figuración española, es claro que en ella están presentes de una u otra manera los referentes expresionistas.

 

Obras de ~: París, 1951; Leoni el forzudo, 1955; Niño en rojo, 1956; Torero sobre toro, 1962; Espuma, 1976; Teleobjetivo, 1982; Mataleñas, 1988; Tres kilómetros de pintura de Liérganes a la Cavada, 1990-1995.

 

Bibl.: A. Medina, Ángel Medina, cat. exp., Santander, Museo de Bellas Artes, 1995.

 

Salvador Carretero Rebés

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