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Pedro Fermín Arias

Biografía

Arias, Pedro Fermín. Caracas (Venezuela), 1753 – 1814. Platero y orfebre.

Pedro Fermín Arias nació en 1753, como hijo natural de Geralda Nicolasa Arias. El 29 de mayo de 1790 contrajo matrimonio en la catedral de Caracas con Concepción López, hija legítima de Narciso López y María Lorenza Arteaga, todos pardos libres y vecinos de la parroquia de Nuestra Señora de Altagracia.

En este matrimonio concibieron un hijo, Casimiro, nacido en 1808, quien se formó como platero y orfebre en el taller de su padre ubicado en el barrio de Altagracia.

La formación de Arias se realizó en el taller del maestro Juan Félix Olivares. Según el testamento de este último redactado en 1787, declaraba que le adeudaba a Arias 6 pesos. En 1788 Arias compró un solar a Isidro Antonio Rincón, en el barrio de San Pablo.

En los siguientes dos años se le contrató para efectuar labores de mantenimiento al trono de plata de Nuestra Señora y al sagrario de la iglesia dominica de San Jacinto. En 1791 fue llamado por el ayuntamiento civil para brindar información sobre el maestro José Manuel Tablantes, aspirante al cargo de Maestro Mayor y Contraste. En junio de ese año doró un cáliz y una patena de la Real y Pontificia Universidad de Santa Rosa de Lima de Santiago de León de Caracas.

Unos años después, en 1795 actuó como avaluador de platería en la testamentaría de Francisca Borges Méndez, actividad que acometió en numerosas oportunidades a lo largo de su carrera profesional. Ese mismo año vendió una casa tienda al presbítero Marcos Montesinos, sacristán de la iglesia parroquial de San Pablo primer ermitaño. Esta casa tienda había sido construida por Arias en el solar comprado en 1788.

En 1796 el cabildo eclesiástico tomó la decisión de encargar un sagrario de plata, que Arias inició en 1811 cuando se le entregaron 2.000 pesos para comprar la materia prima. En 1797 cobró 298 pesos por un pedestal para el altar de Nuestra Señora en la iglesia dominica de San Jacinto y recibió 692 pesos por un rostrillo y corona para la imagen de Nuestra Señora del Carmen de la iglesia parroquial de San Pablo primer ermitaño. Ese año debió fabricar el trono con andas y la aureola para la imagen del Niño Jesús de la iglesia del Dulce Nombre de Jesús del pueblo de Petare (Venezuela). El trono aún se conserva en el mismo templo.

La iglesia parroquial de San Pablo primer ermitaño volvió a requerir sus servicios en 1798, cuando se hizo cargo de elaborar un reflejo de oro para la imagen del Niño Jesús que acompaña a la figura de Nuestra Señora del Carmen. En 1799 el cabildo eclesiástico le encargó un nuevo pie para la custodia preciosa de la catedral, para lo cual preparó un diseño y un presupuesto en 300 pesos. Para esta pieza, actualmente conservada en la sede catedralicia, Arias utilizó un pectoral y una sortija de oro y diamantes que habían sido propiedad del obispo Mariano Martí fallecido en 1792. En 1800 se le encomendó la reparación de la custodia menor de la catedral, cuyas piezas estaban flojas. En octubre del mismo año, Arias fue seleccionado por el cabildo eclesiástico para la construcción de la urna de plata para el monumento de jueves santo de la catedral. Arias presentó un diseño y presupuesto por 1.425 pesos. En mayo del año siguiente se le adelantaron 1.000 pesos para la obra. En julio el cabildo eclesiástico decidió la realización de un nuevo juego de sacras y atriles. En principio se pensó encargarlo a México, pero ante la presencia de buenos plateros en la ciudad se optó por seleccionar a un maestro local. Un mes después se escogió a Arias para la ejecución de las piezas por un costo de 405 pesos, las cuales fueron concluidas en febrero de 1802. Los atriles y sacras aún se conservan, salvo un atril que ha desaparecido.

En marzo de 1802 Arias avaluó alhajas para su venta pertenecientes a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Altagracia. Para mayo del mismo año concluyó la urna del monumento del jueves santo encargada para la sede catedralicia.

En 1805 fue designado como examinador, junto al maestro Bernardo Caballero, para evaluar a los profesores José Manuel Tablantes y Bartolomé Salinas, aspirantes al cargo de Maestro mayor y Contraste de platería. El examen se llevó a cabo el 24 de abril.

Tablantes fue aceptado y solicitó la ayuda de todos los maestros de platería, a fin de brindar una lista de los oficiales que tenían a su cargo. Arias fue uno de los pocos que envió su lista, en la que declaraba que en su taller tenía a su servicio cuatro oficiales y tres aprendices. En junio de 1807 formó parte de un jurado examinador de los plateros menores, en compañía de Tablantes y Fernando Tazón. Para septiembre Tablantes inspeccionó la casa-tienda de Arias.

El 26 de noviembre Arias presentó su examen para Maestro menor de platería y resultó reprobado. Se le ordenó pasar a la tienda del contraste Tablantes por quince días para repasar conocimientos y volver a ser examinado. En los primeros días de diciembre Arias solicitó al ayuntamiento civil ser eximido de la segunda prueba, algo que no fue admitido. El 17 de diciembre de 1807 se le examinó nuevamente, aprobando en esta ocasión.

Ese mismo año Arias hizo un presupuesto para unas andas, una aureola, un báculo y las tapas de plata que recubren el libro de la imagen del Apóstol Santiago, patrono de la ciudad. Las piezas aún existen. A finales del año Arias presentó un presupuesto para la reelaboración del cáliz de oro de la catedral y otro presupuesto por 1.700 pesos por una peana con su orla de rayos de plata cincelada, destinada a las imágenes de los patronos de Caracas.

En marzo de 1808 visitó las oficinas del contraste Tablantes para revisar sus instrumentos, en compañía del síndico del ayuntamiento y de Bartolomé Salinas.

Un mes después entregó el nuevo cáliz de oro a la catedral, por lo cual recibió 160 pesos. La pieza está acuñada en la base y se custodia en la sede catedralicia.

El cabildo eclesiástico quedó satisfecho con su obra, por lo cual le habría encargado a Arias un juego de vinajeras, platillo de plata y cuchara de oro.

De estas piezas sólo se conserva el platillo, que ha sido atribuido a Arias. A finales del año entregó unos cirios y una cruz alta de plata a la iglesia de San Francisco de Yare (Estado Miranda, Venezuela).

Al año siguiente Arias aliñó la lámpara de plata del Santísimo Sacramento de la iglesia de San Mauricio.

En 1810 elaboró unas jarras, macetas y adornos para completar las andas para sacar en procesión a las imágenes de los patronos Santiago y Santa Ana de la catedral.

Mientras tanto estaba elaborando el nuevo sagrario para el altar mayor catedralicio, encargado en 1796.

Pero el terremoto del 26 de marzo de 1812 destruyó la obra al desplomarse su casa. Arias contrató a unos peones y oficiales a los que pagó 72 pesos para introducirse entre las ruinas y recuperar los restos de la pieza y el material no utilizado, que era propiedad de la catedral.

En agosto de 1814 Arias hizo un avalúo de la orfebrería del convento de monjas carmelitas de Santa Teresa de Jesús, que debía ser entregada al gobierno patriota para financiar los gastos bélicos. Durante ese año Arias falleció, según un documento firmado por su cuñado y albacea, que menciona la venta de un pixis y un hisopo de plata sin concluir para la iglesia de la Santísima Trinidad, elaborados por el difunto Pedro Fermín Arias. Arias perteneció a la compañía de milicianos pardos urbanos de Caracas.

Se le atribuyen varias obras, como la custodia de Nuestra Señora de Altagracia. Por su semejanza con este cáliz se le atribuye otro de plata dorada y piedras preciosas de la iglesia de San Francisco de Caracas y una cruz procesional de la colección Dubois. Sus obras se caracterizan por sus excelentes diseños siguiendo modelos rococó y neoclásicos, así como su buena manufactura técnica. También se han encontrado varias piezas acuñadas por Arias, aunque se desconoce las fechas de su elaboración como: la banderola de la cofradía de San Pedro Apóstol de la catedral, la banderola de la iglesia de San Francisco, el anafre para los santos óleos de la catedral, los floreros de la Virgen de las Mercedes y la cruz de plata y carey del convento de monjas concepcionistas. Estos últimos custodiados en el Museo de Arte Colonial de Caracas, Quinta de Anauco.

 

Obras de ~: Pie de la custodia, catedral de Caracas, 1799; Juego de atril y sacras, catedral, 1802; Peana para los patronos de Caracas, catedral, 1808; Cáliz, catedral, 1808; Bandeja para vinajeras, catedral, 1808; Aureola, báculo y tapas del libro de Santiago apóstol, catedral, 1808; Floreros de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, s. f.; Banderola de San Francisco, s. f.; Banderola procesional de la cofradía de San Pedro, catedral, s. f; Aureola y trono del Niño Jesús, iglesia del Dulce Nombre de Jesús de Petare, c. 1797 (atrib.); Cruz procesional, col. Duarte, s. f. (atrib.); Cruz procesional, col. Dubois, s. f. (atrib.); Cruz procesional, iglesia de San Francisco de Caracas, s. f. (atrib.); Cruz de plata y carey, s. f. (atrib.); Candelero de guardabrisa, s. f. (atrib.); Anafre y cazuela, catedral, s. f. (atrib.); embudo para los santos óleos, catedral (atrib.); Corona, col. Suárez Borges, s. f. (atrib.); Placa de plata, col. Suárez Borges, s. f. (atrib.); Atril de plata, col. Suárez Borges, s. f. (atrib.); Palmatoria, catedral, s. f. (atrib.); Custodia, iglesia parroquial de Nuestra Señora de Altagracia, s. f.; Cáliz, iglesia de san Francisco de Caracas, s. f. (atrib.).

 

Bibl.: C. Duarte, Historia de la orfebrería en Venezuela, Caracas, Monte Ávila Editores, 1970; “Nuevos aspectos sobre la orfebrería colonial venezolana”, en Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas, n.º 19, Caracas, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, 1974, págs. 73-163; C. Duarte y G. Gasparini, El arte colonial en Venezuela, Caracas, Editorial Arte, 1974; C. Duarte, Visión de las artes durante el período colonial venezolano, Caracas, Ediciones de la Asociación Venezolana Amigos del Arte Colonial, 1984; El arte de la platería en Venezuela. Período hispánico, Caracas, Fundación Pampero, 1988; C. Duarte y G. Gasparini, Historia de la catedral de Caracas, Caracas, Ediciones Armitano, 1989.

 

Janeth Rodríguez Nóbrega

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