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Pío Pi y Vidal

Biografía

Pi y Vidal, Pío. Figueras (Gerona), 18.III.1843 – Barcelona, 18.XII.1922. Misionero de la Compañía de Jesús (SI), padre superior de Mindanao y padre superior de la Misión de Filipinas, profesor, jurista, teólogo y filósofo.

Tanto su madre, María, como su padre, Jerónimo, procedían de familias catalanas tradicionalmente dedicadas al latifundismo. Su padre combinó este modo de vida con el ejercicio de la docencia de secundaria.

Pío estudió bachillerato en Figueras. Posteriormente ingresó en el Seminario de Gerona, donde cursó durante tres años, y al mismo tiempo, las licenciaturas de Teología y Filosofía. Finalizó sus estudios en Barcelona, donde además aprendió hebreo.

Se doctoró en Derecho Canónico y Civil por la Universidad Libre de Gerona y desde 1877 se dedicó a la docencia de Derecho Romano. En 1877 ascendió además al cargo de canónigo chantre de la Catedral de Vic.

En 1871 recibió la tonsura y las órdenes menores.

Tras ser nombrado diácono, en 1876 fue vicario de la diócesis de Vic.

Llevaba ya nueve años como sacerdote y cuatro como vicario de la diócesis catalana cuando renunció a su status religioso e ingresó en la Compañía de Jesús en el noviciado de Veruela.

Entre 1883 y 1887 fue ministro en el Colegio El Salvador de Zaragoza y más tarde en Barcelona, período durante el cual también ejerció como profesor de Moral en la Facultad de Teología de Tortosa (Tarragona).

En 1890 fue enviado a Filipinas, donde permaneció más de veinticuatro años. Inicialmente realizó las funciones de secretario del padre superior de la Misión, cargo que correspondía en aquel tiempo al padre Pastells.

En 1893 fue enviado a la Misión de Zamboanga en Mindanao para ejercer de superior de la residencia de los padres jesuitas, en donde promovió la acción misional.

En 1896, poco antes del inicio de la revolución filipina, fue nombrado superior de la Misión, cargo que ejerció durante nueve años (1896-1905) haciendo frente a las todas las dificultades provocadas por la revolución, el ataque a Órdenes religiosas, la guerra de independencia hispano-filipina, el fin de la soberanía española y los movimientos secularizadores emprendidos en las islas fruto de la independencia filipina.

Esta coyuntura política obligó al padre Pi a tomar importantes decisiones. Entre ellas destaca la retirada de los padres jesuitas de Mindanao, a pesar del momento tan crucial que se estaba viviendo en la misión por factores sociopolíticos.

Con el establecimiento de la soberanía americana (13 de agosto de 1898) y el fin de la española, el padre Pi intentó revitalizar la misión a través de varias iniciativas que supusieron la necesidad de diversificar las tareas de los pocos jesuitas que permanecieron en Filipinas; de esta forma planteó la necesidad de creación de nuevos seminarios de formación.

Una de las decisiones más difíciles a las que debió enfrentarse fue la renuncia al subsidio económico ofrecido por el Gobierno Americano para la Escuela Normal de Manila a cambio de no establecer la Religión como materia obligatoria.

Además, aceptó la administración del antiguo Seminario Archidiocesano de San Carlos de Manila y decidió abrir un nuevo Seminario-Colegio en el norte de Luzón a petición del obispo americano de Vigan.

Convirtió el Ateneo en colegio de enseñanza secundaria, y posteriormente, en 1914, pasó a ser Seminario para la formación de sacerdotes (Colegio San Javier), en el que desempeñó responsabilidades de rector al finalizar su priorato en 1905, perdurando hasta 1910.

Entre 1910 y 1912 ejerció como superior de Tamontaca (Cotabato) en Mindanao, cuando contaba con setenta años. A partir de 1912 volvió a la docencia de Moral y Teología Pastoral en San Javier. Además fue director espiritual del noviciado y realizó frecuentes colaboraciones en la revista Razón y Fe desde la misma Manila.

En 1914 volvió a Barcelona, donde ejerció como padre espiritual en la residencia de los padres jesuitas de Llúria hasta su muerte.

A pesar de su gran afición a la escritura y a la literatura, los numerosos cargos y ejercicios administrativos que se unieron a su labor espiritual y religiosa ejercidos en Filipinas, le condicionaron para dedicarse a ella con mayor intensidad. Pese a todo el padre Pío Pi ha dejado, además de artículos en Razón y Fe, pequeñas aportaciones notables como escritos religiosos, epistolarios, notas y escritos varios, en su mayoría inéditos. Entre ellos destacan su ensayo sobre la estancia de san Francisco Javier en Mindanao, o su escrito testimonial de las últimas horas —atención espiritual y consuelo antes de la muerte— del ex alumno del Ateneo José Rizal, convertido por obra, ideología y vida en icono nacional de la Revolución de la Independencia Filipina.

 

Obras de ~: Cartas de los Misioneros de la Compañía de Jesús en Filipinas, cuad. X, Manila, 1895; La Muerte Cristiana del Dr. Rizal, Vindicación del buen nombre del patriota, Manila, 1909; Puntos Espirituales Brevísimos, Barcelona, 1922.

 

Bibl.: A. Borras, “Escriptors jesuites catalans a les Filipines. Esbos d’úna bibliografía (1581-1902)”, en Analecta Sacra Tarraconensia, vol. 66 (1993), págs. 11-30; B. Cava Mesa, “Los Jesuitas en Filipinas, la revolución de 1896, y el Dr. Rizal”, en VV. AA., Actas del VII Congreso Internacional de Americanistas, Zaragoza, 1996; “La Guerra Hispano Norteamericana en Filipinas y el testimonio de los Padres Jesuitas”, en Revista de Indias, n.º 220 (2000), pág. 745; Ch. O’Neill y J. Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biografía Temática, Roma-Madrid, Institutum Historicum, S.I.-Universidad Pontificia Comillas, 2001; B. Cava Mesa, “Misión de los Padres jesuitas en el siglo xix Filipino. Memoria histórica del regreso a Mindanao y acción socio-misional”, en VV. AA., Actas del Congreso de la Asociación de Estudios del Pacífico, Madrid, 2001.

 

Begoña Cava Mesa

 

 

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