Martínez y Sotelo, Ignacia. Santa María de Puente Castrelo (Orense), 25.II.1803 – Santiago de Compostela (La Coruña), 15.IX.1851. Monja benedictina (OSB).
El padre de Ignacia era licenciado en Leyes y su abuelo materno era Grande de España. Los cinco hijos del matrimonio de Juan Martínez y Araujo y Juana Sotelo y Valledor fueron monjes; Ignacia ingresó en el monasterio benedictino de San Pelayo de Santiago de Compostela, perteneciente a la Congregación de San Benito de Valladolid, cuando, al año de la muerte de su madre, su padre decidió contraer segundas nupcias.
Tomó el hábito el 26 de enero de 1820, pero, a causa de las leyes del Trienio Liberal, no pudo profesar hasta el 14 de septiembre de 1823. Aquejada, sin duda, de alguna enfermedad mental, Ignacia experimentaba continuamente raptos místicos, éxtasis y luchas con el demonio, al que dominaba con inusitadas penitencias corporales. Sus excentricidades tuvieron en jaque a las monjas, aunque sus sucesivos confesores aceptaron, por lo general, el carácter sobrenatural de tales manifestaciones. Concibió incluso la idea de peregrinar a Roma y Jerusalén y fundar un monasterio de monjas llamadas sacramentarias, dedicadas al culto de la Eucaristía. Nada de todo esto pudo ser hecho realidad.
Por indicación de sus confesores, Ignacia escribió una especie de autobiografía o diario espiritual, conservado en el Archivo del monasterio de San Pelayo, en el que cuenta todas sus experiencias, sin ahorrar un severo juicio contra sus hermanas de comunidad, a las que tachaba de relajadas. Dotada de una extraordinaria voz, mantuvo en San Pelayo, a pesar de la penuria de su tiempo, la tradición del canto en el oficio divino.
Obras de ~: Autobiografía, Archivo del monasterio de San Pelayo, s. f. (inéd.).
Bibl.: G. M. Colombás, Las señoras de San Payo. Historia de las monjas benedictinas de San Pelayo de Antealtares, Santiago de Compostela, Caja de Ahorros de Galicia, 1980, págs. 422- 445.
Miguel C. Vivanco s Gómez, OSB