Arizaga, José Manuel de. Osuna (Sevilla), 1797 – España, s. xix. Oidor de Filipinas y alcalde del Crimen en Granada.
Estudió Leyes en las universidades de Osuna y Granada y en la primera de ellas fue catedrático de Vísperas de Leyes (1778-1779). Fue recibido como abogado por la Audiencia y Chancillería Real de esta última ciudad (octubre de 1822), título que renovó después de acabado el llamado Trienio Constitucional.
Una vez concluido el Gobierno constitucional, el duque Montemar, presidente del Consejo de Indias, le nombró para que sirviera interinamente el empleo de relator de dicho Consejo (4 de enero de 1824) del que tomó posesión semanas más tarde (29 de enero de 1824) y antes de que acabara aquel año los ministros asesores del Tribunal de la Superintendencia General de Azogues también le designaron relator interino de dicho tribunal (24 de enero de 1824), destinos que desempeñó escaso tiempo, pues, sobre consulta de la Cámara de Indias (29 de enero de 1825), se le concedió una plaza de oidor de la Real Audiencia de Manila, para ocupar la vacante producida por la renuncia de Vicente Posada, se le despachó su título poco tiempo después (7 de marzo de 1825), presentándose ante el juez de Arribadas de Cádiz en el mes siguiente para embarcar rumbo a Filipinas (16 de abril de 1825).
En Manila, al cabo de poco tiempo, hubo de hacerse cargo de la presidencia de la Sala de Justicia por muerte de Mateo José de la Portilla (julio de 1827) y, a los pocos días, tuvo noticia de que en casa del comerciante inglés Santiago Strong se había celebrado el cumpleaños del rey de Inglaterra (11 de agosto de 1827), en cuya ocasión, “Quando los ingleses se proponian honrar a su Rey los Españoles se empeñaron en deshonrar al suyo, Real familia, a el Gobierno español e insultar su religión”, el asesor general del Gobierno Íñigo González de Azaola brindó diciendo, entre otras frases: “Mueran todos los Borbones [...] y dejemos de hacerlo por el Rey y digamos todos viva la independencia de Portugal, y el general Lafayette que contribuyo a la de los Estados Unidos”, y ante la pasividad del gobernador de las islas le exigió formar causa a los culpados y así logró que se comisionara al presidente del Tribunal de la Comisión Militar ejecutiva para la formación de la causa correspondiente, hechos éstos que le ganaron innumerables enemigos y ante los cuales, la Corona premió su fidelidad acordando su “traslación honorífica a una audiencia o Chancillería de la Península” (29 de julio de 1828) y dos meses más tarde se le concedió una alcaldía del crimen en la de Valladolid para cubrir la vacante de Joaquín Zengotita (9 de noviembre de 1828) y, ya en los reinos de España, hallándose junto a su mujer e hijo en la ciudad de Granada, solicitó que se le permutara la plaza anterior por una de alcalde del crimen en Granada, petición que fue aceptada y así se le dio la vacante de Francisco Suárez Valdés (18 de febrero de 1830) y unos meses más tarde fue distinguido como comendador de la Orden de Isabel la Católica (24 de noviembre de 1830).
En Granada prontamente quedó en calidad de decano de las salas del crimen de aquel tribunal y en el año siguiente (1834) enfermó gravemente al resultar contagiado en la epidemia de cólera que afectó Granada y en medio de la nueva situación política de aquel año fue confirmado en su plaza de ministro del crimen de la Audiencia de Granada (23 de abril de 1834), pero su mantenimiento en la judicatura no duraría mucho tiempo, pues al comenzar el año siguiente (3 de enero de 1835) fue jubilado con sus honores y el sueldo correspondiente a su clasificación.
Contrajo matrimonio con Paula de Cañaveral, unión de la que nació un hijo.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Filipinas, 522; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Consejos, libro 741, fols. 181v.-182r.; Fc-M.º-Justicia, Magistrados y Jueces, leg. 4245, exp. 86.
M.ª S. Rubio, El Colegio-Universidad de Osuna (1548- 1824), Sevilla, Publicaciones de la Caja de Ahorros Provincial San Fernando de Sevilla, 1976, pág. 305; P. Gan Giménez, La Real Chancillería de Granada (1505-1834), Granada, Centro de Estudios Históricos de Granada y de su Reino, 1988, pág. 189.
Javier Barrientos Grandon
