Balcarce, Francisco. Barcelona, 28.VI.1745 – Luján (Argentina), 14.XII.1793. Militar.
Era hijo de Francisco González Balcarce y Balcarce, natural de San Sebastián de Valduerna, coronel de los Ejércitos Reales, y de Elat, de ilustre familia catalana. Ingresó en la carrera militar como cadete del regimiento de caballería del príncipe el 16 de febrero de 1761, cuerpo en el cual fue ascendido a alférez en 1763, habiendo asistido a la campaña de Portugal en el transcurso del año anterior. Llegó al Río de la Plata el 20 de noviembre de 1764, fue ascendido a teniente e incorporado a la Asamblea de Caballería de Buenos Aires. En julio de 1772 contrajo matrimonio con María Victoria Martínez de Fonte, hija de José Martínez de Fonte, coronel de los Ejércitos Reales y gobernador del Paraguay entre los años 1761 y 1764. De este matrimonio nacieron ocho hijos, dos de los cuales, Francisco y Ana, nacieron en Luján.
Formó parte de la expedición al Río Pardo en 1773, a las órdenes de Juan José Vértiz, y en la toma de Colonia del Sacramento en 1777. Dos años después era ascendido a ayudante mayor y destinado al Regimiento de Blandengues de la frontera de Buenos Aires, cuerpo en el cual fue promovido a capitán en 1782, y a primer comandante y sargento mayor en 1786. Asistió a varias salidas contra los indios perteneciendo al Regimiento de Blandengues, y también a una expedición contra los mismos antes de finalizar el año 1786. En el transcurso de este último año, los indígenas llevaron a cabo una terrible invasión contra los lugares poblados por los cristianos, llegando al pago de Luján. Balcarce, desde 1784, era comandante interino de fronteras, y el 13 de febrero de ese mismo año preparó una expedición con setecientos milicianos y soldados regulares. Solicitó al por entonces virrey Vértiz dejar al cargo de la frontera al capitán Nicolás de la Quintana, mientras el propio Balcarce marchaba contra los salvajes. Vértiz aprobó estas decisiones. La expedición debía realizarse en combinación con las milicias de Córdoba y Mendoza, yendo las primeras al mando de su comandante José Francisco Amigorea. Aún no se había puesto en marcha aquella importante campaña cuando llegó a la capital del virreinato el marqués de Loreto, sucesor del virrey Vértiz. Los naturales burlaron las medidas tomadas y, como temía Balcarce, invadieron en el descuido por Culúculú, a tres leguas del fortín de Lobos. Finalmente, a pesar de los incidentes iniciales, la expedición partió y obtuvo importantes triunfos contra los indios, causándoles grandes perjuicios y tomando ochenta y cinco prisioneros de ambos sexos.
De regreso desde Luján, Balcarce hizo justísimas observaciones sobre la inconveniencia de defender las fronteras con milicias. El virrey Loreto ordenó que le propusiese la fuerza permanente que debía estar en Luján en el centro de la línea de defensa y en los costados de ésta. Balcarce informó que las fuerzas que debían reunirse en el costado derecho, Chascomús, Ranchos y Monte, debían ser de ciento noventa milicianos; en el costado izquierdo, Salto y Rojas, ciento cuarenta y cuatro efectivos; y en el centro, Luján, ciento sesenta y nueve soldados. A pesar de que en el curso del año 1784 los indios enviaron varias diputaciones solicitando la paz, invadieron por La Matanza y atacaron el partido de Navarro. Tiempo después, el virrey Loreto celebró con ellos una paz general. A partir de allí, los indígenas comenzaron a comerciar activamente, llegando partidas frecuentes a Buenos Aires a vender sus artículos.
Durante la comandancia de la frontera de Luján, Balcarce se destacó por la creación de escuelas en los fortines, fundando seis en los puestos principales, es decir, en Chascomús, San Miguel del Monte, Salto, Rojas, Luján y Ranchos. En 1783 hizo levantar un censo de población, cuyo original se halla en el Archivo General de la Nación. Su carrera militar fue brillante y ascendente por méritos propios y absoluta dedicación. Fue ascendido a teniente coronel de caballería el 1 de julio de 1792. En su forja de servicios figuran varias donaciones hechas al rey como contribuciones voluntarias para causas patrióticas. Desempeñaba la jefatura del Regimiento de Blandengues de la ciudad cuando murió en comisión de servicio, durante una expedición a Las Salinas, en la laguna de Unco, a cincuenta y cinco leguas de la frontera de Luján, siendo conducido su cadáver hasta dicho punto, donde se le dio sepultura.
Bibl.: J. Yaben, Biografías argentinas y sudamericanas, Buenos Aires, Talleres gráficos de A. Conteras, 1938, págs. 440-441; E. Udaondo, Diccionario biográfico colonial argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945, págs. 129-130.
Sandra Fabiana Olivero