Agulló, Gaspar. Játiva (Valencia), c. 1480 – 16.III.1522. Capitán general de la Germanía de Játiva.
Una de las causas principales por las que la Germanía arraigó con fuerza en Játiva fue la impunidad ante la justicia de los titulares de los señoríos que rodeaban la ciudad. No obstante, fue la única población de realengo que ofreció refugio al virrey después de su huida de Valencia. Pero Diego Hurtado de Mendoza se ganó el odio de los agermanados setabenses cuando se negó a favorecer la causa de la ciudad ante las agresiones jurisdiccionales de los Crespí, señores de Sumacárcer.
Graves tumultos provocaron la salida del virrey de Játiva que tuvo que trasladarse a la ciudad de Denia, centro del marquesado de los Sandoval. Játiva quedó entonces bajo el dominio absoluto de los agermanados, liderados por su síndico Valladolid y por el capitán Gaspar Agulló. Se inician entonces (agosto de 1520) las persecuciones y matanzas de mascarats, los traidores a la Germanía. En marzo de 1521 fueron abolidos —a imitación de Valencia— todos los impuestos y, entre abril y junio, los nobles abandonaron definitivamente la ciudad ante el peligro que corrían sus vidas. En julio, Esteve Urgellés, capitán general de las tropas agermanadas, inició el asedio de la gran fortaleza de Játiva.
El alcaide de la misma, Baltasar Mercader, y Gil de Ateca, custodio del duque de Calabria, preso en ella, comprendiendo que no había defensa posible y, con la conformidad del duque, iniciaron conversaciones con el capitán Gaspar Agulló para entregar el castillo en las mejores condiciones de capitulación.
El 14 de julio la fortaleza cae en manos de la Germanía.
En diciembre de 1521 y, una vez capitulada la ciudad de Valencia, el virrey se propone la toma de Játiva. El 8 de diciembre de 1521 se encontraba frente a sus murallas defendidas por los efectivos capitaneados por Agulló, los cuales consiguieron rechazar el primer ataque. Días después, el marqués del Zenete, que había sido nombrado subrogado de gobernador, llegaba a Játiva para procurar su rendición por medios diplomáticos. El marqués casi logró su objetivo al llegar a un acuerdo con Gaspar Agulló y los síndicos agermanados, pero la intervención del capitán de Valencia, Vicent Peris, hizo fracasar la negociación además de poner en peligro la vida del marqués, quien, finalmente fue llevado preso al castillo. Agulló acudió a presentar sus respetos a Zenete suplicándole que no se procediera criminalmente contra ningún agermanado de Játiva, pues nadie deseaba su muerte.
El 9 de febrero de 1522 el marqués fue liberado gracias a Agulló, quien le ofreció su casa mientras permaneciera en Játiva. Pero Agulló continuó luchando contra las tropas del virrey y saqueando los lugares de mudéjares próximos a Játiva en busca de provisiones.
Así, el 5 de marzo de 1522, con mil hombres saquea las poblaciones mudéjares del valle de la Valldigna, y el 9 de marzo con novecientos hombres saquea Carlet y Benimodo. Agulló dio crédito al mensaje del Encubierto cuando este personaje legendario apareció en Játiva y, juntos, se enfrentaron, el 16 de marzo de 1521, al virrey, por quien fueron vencidos cerca de Canals. En la batalla murió Agulló, cuya cabeza fue enviada por el virrey a su hermano, el marqués de Zenete, para que fuese expuesta en una de las puertas de la ciudad de Valencia.
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Vicente J. Vallés Borràs