Morales y Contreras, Diego de. Peroniel (Soria), 13.IX.1604 – Nagasaki (Japón), 25.III.1643. Misionero jesuita (SI).
Este sacerdote jesuita, cuya partida de bautismo consta en los libros parroquiales de Peroniel (Soria), fue martirizado en 1643 en Nagasaki (Japón) en una de las sucesivas matanzas de religiosos y fieles que sufrió la Iglesia en el Imperio del Sol Naciente. La primera de ellas, la de 1597, es la más famosa y se la conoce universalmente como la de Los mártires de Nagasaki. El nombre del padre Diego de Morales Contreras figura en la segunda matanza reflejada en los registros documentales de la Compañía, junto con el de sus compañeros Francisco Márquez, Antonio Gapezio (hermano lego), Alberto Micischo y Antonio Rubino. La causa de su muerte figuraba escrita en una tabla que, con letras de gran tamaño, llevaban colgadas al cuello en el momento de su muerte: “El haber venido a predicar la ley de Cristo, contra las leyes de Japón”.
Fue el primogénito de nueve hermanos y cursó Retórica y Humanidades en Soria, ingresó luego en el noviciado de la Compañía de Jesús (1620) de Villagarcía de Campos. Tras una breve estancia en Pamplona, pasó como misionero a México (1625), donde estudió Filosofía. Se trasladó inmediatamente a Filipinas para cursar Teología y allí se ordenó de sacerdote, siendo luego nombrado rector del colegio real de San José. Tras su deseo frustrado de evangelizar en Mindanao, viajó a Japón con otros compañeros, cuya presencia, pese al disfraz que llevaban, fue detectada en el mismo puerto de llegada. Hechos todos ellos prisioneros, pasaron a la cárcel de Nagasaki, en la que durante siete meses fueron sometidos a tortura. Al cabo de este tiempo fueron ajusticiados. Un cuadro, que cuelga de las paredes de la iglesia de su pueblo natal, aldea soriana entre Castilla y Aragón, recuerda los hechos. En él se puede observar cómo sus cuerpos metidos en un saco y, atados por los pies, eran colgados sobre una fosa pútrida, cuyo olor asfixiante les produjo la muerte a algunos. Morales Contreras sobrevivió a este tormento y fue degollado y quemado y arrojaron sus cenizas al río. Popularmente se le tiene como venerable, aunque nunca se produjo tal reconocimiento por la Iglesia.
Fuentes y bibl.: Archivo Parroquial de Peroniel (Soria).
A. de Andrade, Varones ilustres de la Compañía de Jesús, Madrid, por Joseph Fenández de Buendía, 1667; VV. AA., Año cristiano, t. I, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1959, págs. 279-284; J. A. Pérez Rioja, Apuntes para un diccionario biográfico de Soria, Soria, Caja Duero, 1988, pág. 228.
Gregorio Bartolomé Martínez