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Alonso de Aguilar

Biografía

Aguilar, Alonso de. Xorayque o Joraique. ¿Tahal (Almería)?, c. 1545 – ú. t. s. xvi. Bandolero y pirata morisco.

La capitulación del reino nazarí ante los Reyes Católicos se realizó en unas condiciones de tolerancia para los vencidos que no fueron respetadas. Dado que éstos formaban todavía una tan numerosa como irreductible población, no tardaron en producirse violentas revueltas, como las de diciembre de 1499 a abril de 1501, y de diciembre de 1568 a noviembre de 1570, más grave que la anterior.

Las montañas se poblaban de fugitivos y descontentos que vivían —excelentes conocedores del terreno— del robo y del saqueo. Estos bandoleros recibieron el nombre de “monfíes” (del árabe “munfí”, desterrado), según el Diccionario de la Real Academia, “moro o morisco que formaba parte de las cuadrillas de salteadores de Andalucía después de la Reconquista”. En ocasiones, se aliaban a los piratas del norte de África, que incursionaban en las costas españolas. A partir de 1570, la represión, tras el triunfo de las tropas reales, redujo en mucho, sin extirparlo, el bandolerismo morisco.

De la vida y muerte del tal vez el jefe más famoso de todas estas cuadrillas de proscritos se conoce muy poco. En abril de 1573, Pedro de Deza, presidente del Consejo de Población del Reino de Granada, le calculaba unos veintiocho años. Hablaba tan perfectamente el castellano que podía pasar por cristiano viejo (AGS, CC4.ª s. leg. 2173 s. f.), y por su aspecto parecía más flamenco que morisco. Por el contenido y firma de una carta, sin fecha, se puede inferir que su nombre morisco era Mahomad el Guahra el Churayque. Al parecer, era vecino de Almería y en la colación de Santiago tenía familiares (se sabe de un Diego el Xorayque, que tenía hacienda en varios pueblos), posiblemente numerosos, cosa bastante frecuente entre los moriscos.

Su carrera de “monfí” fue, probablemente, larga.

El 24 de septiembre de 1566 (martes) se encontraba en Tabernas, cuando este pueblo fue objeto de una incursión pirática, a la que se unió, pasando así al norte de África. Por aquellas fechas se hallaba en esta población el doctor Diego Marín, maestrescuela de la catedral de Almería, personaje de origen morisco, que trataba incansablemente de conseguir la sumisión de los rebeldes. Cuando se sublevaron los moriscos de la Alpujarra, Aguilar se unió a ellos; no tardó, sin embargo, en caer prisionero y ser vendido como esclavo. Logró huir a la sierra y se puso al frente de una partida de moriscos tan desesperados como él. Sofocada la rebelión anduvo asaltando caminos y lugares. Dado que seguramente se conocían, el Xorayque estuvo en tratos con Marín, quien obtuvo (septiembre de 1572) un primer éxito con la rendición de diez “monfíes”, y en noviembre lo hicieron otros cuarenta y dos, el propio Aguilar entre ellos, que liberó, por su parte, a cinco cristianos viejos. Sin embargo, muchos de los reducidos eran esclavos, marcados con hierro, suerte reservada a los que empuñaron las armas durante la última rebelión. Esclavo, pero no marcado, el Xorayque se enteró de que si bien los moriscos libres podían vivir en Castilla, a los esclavos les aguardaban las galeras.

Decepcionado, volvió con trece de sus hombres a las montañas, multiplicando los golpes de mano y los crímenes a principios de 1573. No tardó su situación en hacerse tan precaria que volvió a tratar con Marín y en llegar, bajo su dictado, a un nuevo proyecto de acuerdo: “las mercedes que Alonso de Aguilar el Xorayque morisco natural deste Reyno de Granada suplica a su majestad la haga a el y a los demás moriscos que están con el y monfies en las sierras reduziéndose al servicio de su majestad son las siguientes...”.

Pedro de Deza aprobó y transmitió al Rey tan extraordinario memorial, que éste recibió el jueves, 19 de marzo de 1573, y contestó el 28, aceptando el principio del texto, pero enmendando varias proposiciones relativas a la libertad de los esclavos —la justicia seguiría su curso—, y a la de sus familiares cautivos —sólo afectaría a mujeres y niños—. Creyéndose traicionado por Marín, Aguilar —que ya había roto la primera negociación—, acabó haciendo otro tanto con la segunda, sin aguardar a que expirase el plazo, y en la noche del 17 al 18 de abril de 1573 (viernes/sábado), a la cabeza de treinta hombres se apoderó en la playa de Vera, tras asesinar a nueve cristianos, de una embarcación, haciendo desfondar las otras para evitar la persecución, reuniéndose con tres galeotas que les esperaban en el Cabo de Gata y así alcanzaron el norte de África.

Ya en Tetuán, adquirió una “fusta” y llegado a la costa de Carboneras, subió por el río Alías, presentándose sorpresivamente en Tahal —tal vez su lugar de nacimiento, en opinión de Bernard Vincent—, el sábado 19 de septiembre de 1573, llevándose cautivos a diez de sus cuarenta pobladores, matando a cuatro e incendiando tres casas. Al conocerse el suceso, los habitantes de quince pueblos vecinos huyeron precipitadamente. García Latorre recoge el informe de un funcionario al respecto. Todavía en 1593 los repobladores de Uleila del Campo, al pie de la Sierra de Filabres, alejada de la costa, temían las incursiones piráticas y el lugar contaba con muy pocos vecinos. Al conocer tal acción, Felipe II dispuso se vigilase mejor la costa (AGS, CC4.ªs. leg. 2176 s. f.). A partir de entonces, no parece que el “perro de Xoarayque”, como dicen los textos de la época, volviera a Andalucía.

En nuestros días en Tahal llaman era del Xorayque a una próxima a la población. En las cercanías de Pedro Martínez, hay una cueva denominada Joraique, en la que se dice se escondía el morisco. En Alboloduy está el peñón del Joraique entre Jergal y Serón, la loma del Joraique, y en Escúdar, el cerro del Joraique.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, cc 4.ª s. leg. 2173 s. f. y cc 4.ª s. leg. 2176 s. f.; Dirección General de la Guardia Civil (Madrid), Servicio de Estudios Históricos; Ayuntamiento de Almería; Junta de Andalucía (Almería), Consejería de Cultura; Archivo de Carlos Fernández- Vicario Valcarce (Valladolid).

L. Alonso Tejada, Gente de trabuco. Historia del bandolerismo español, Barcelona, Editorial Bruguera, 1976; B. Vincent, “El bandolerismo morisco en Andalucía (s. xvi)”, en Awraq: Estudios sobre el mundo árabe e islámico contemporáneo, n.º 4, (1981), págs. 167-178; J. A. Tapia Garrido, Historia General de Almería y su Provincia, t. IX, Almería, Editorial Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), 1990; http:// www.alyamiah.com/cema/modulos.php?name=News file=article&sid=55.

 

Fernando Gómez del Val

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