Arigón, José de. Bélgica, s. xvi – Madrid, 1593. Boticario.
Joseph de Arigón (según se le cita en los documentos), boticario llegado de Flandes, integrado en el séquito del emperador Carlos V.
Su primer servicio documentado será para el príncipe don Felipe en el año 1554 en que Su Alteza realiza su segundo viaje a Flandes requerido por su augusto padre. En esta ocasión actuará como boticario principal de la casa del príncipe en sustitución de su hermano Juan, titular del cargo. A su regreso a España, será nombrado boticario del príncipe don Carlos, hijo de Felipe II, a quien servirá hasta el fallecimiento del joven príncipe en 1568.
Con motivo del cuarto matrimonio del Rey con su sobrina doña Ana de Austria, se establece la Casa de la Reina que incluía a Sus Altezas las infantas hijas de Isabel de Valois. En diciembre de 1570, José de Arigón es nombrado boticario de la Casa de la Reina y Sus Altezas, encargado de abastecer en medicamentos a las Reales Personas, individuos de la Casa, y sus criados. Por la nómina de gastos correspondiente a “la casa de la Reina Ana”, fechada el 12 de agosto de 1572, se sabe que el boticario Joseph de Arigón gozaba de una asignación anual que ascendía a 30.000 maravedís.
Ante la ingente demanda de medicamentos, en 1571, se contrata a Juan de Espinar para que en su botica se atienda a los “criados de manos” de la Reina.
Pese a esta decisión el trabajo de Arigón es tan intenso que en 1576, con el cargo de Ayuda, se incorpora a la Casa de la Reina y Sus Altezas el boticario Sebastián de Arenzano. Esta organización se mantuvo hasta el fallecimiento de doña Ana en 1581, en que la Casa pasó a denominarse de Sus Altezas, y Arigón continuó como boticario.
Los problemas del Erario Público eran patentes, valga como ejemplo la situación de Juan de Espinar, quien, al fallecimiento de la Reina, presenta la cuenta de lo que se le adeuda desde que inició el servicio, pues indica, “[...]desde el principio del año 1571 hasta el fin de diciembre de 1581”; esta cuenta fue pagada en marzo de 1589. Sin duda por esta situación, y tal vez otras más, en el año 1585, José de Arigón solicita a Su Majestad se incorpore a la Botica del Rey la de Sus Altezas para que, continuando él con la titularidad del servicio, se atendiera desde la botica de sus hermanos por el ahorro que a las Reales Arcas supondría. No se estima oportuna esta petición pero sí se le nombra (día 1 de diciembre de 1585) Cerero de Su Majestad.
El día 4 de febrero de 1593, con motivo del fallecimiento de Sebastián de Arenzano, Arigón insiste ante el Rey en su petición de 1585, servir la Botica de Sus Altezas desde la botica de sus hermanos. Sometida a consulta la propuesta, con gran diligencia se informa al Rey lo conveniente que era responder afirmativamente “[...] pues V. Mgt. sería muy bien servido, porque sus hermanos tienen bastante caudal y él ha hecho este servicio toda su vida con la decencia que se debe”. El fallecimiento de Arigón el día 20 de octubre de 1593, o tal vez lo inadecuado del momento por la mala relación de los boticarios con el gobierno, hace que no hubiera contestación a esta demanda.
En abril de 1599 se concede a su viuda, Catalina de Zárate, una ración ordinaria, ordenándose el libramiento a Jerónimo Lilibon, ujier del Consejo de Flandes, del que dependían todas las personas que procedentes de esos territorios servían en España.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Casas Reales. Junta de Obras y Bosques, leg. 280; Archivo General Palacio Madrid, Sección Personal, Caja 1341/8; Sección Administrativa, Botica, leg. 429; Sección Personal, Caja 2643/13.
J. Martínez Millán, “La corte de Felipe II: la casa de la reina Ana”, en L. A. Ribot García (coord.), La monarquía de Felipe II, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 159-184; M. E. Alegre Pérez, “Los orígenes de la Real Botica y sus actuaciones al servicio de los Austria”, en Arbor, n.º 665 (2001), págs. 239-264.
María Esther Alegre Pérez