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Francisco de Reynoso y Mateo

Biografía

Reynoso y Mateo, Francisco de. Valladolid, 1847 – Montreux (Suiza), 16.V.1928. Diplomático.

Nació en Valladolid en 1847 y a los diecisiete años aprobó, con premio, su oposición a la carrera diplomática. Mientras proseguía sus estudios de Leyes y de varios idiomas, se preparaba para afrontar uno de los recorridos más prolongados de su profesión. Como secretario de embajada fue destinado a las principales capitales europeas, pero también cumplió misiones en los imperios otomano (Estambul) y nipón (Tokio y Yokohama). Entre 1882 y 1897 sirvió en San Petersburgo, Londres, Berlín, Estambul (por segunda vez) y Atenas. Formó parte de la comisión encargada de negociar los tratados de paz con Estados Unidos en 1898-1899 y, asimismo, de la Comisión hispano-francesa de Límites en los Pirineos. Tras un destino consular en Buenos Aires (1901) y otro en Biarritz (1905), volvió a cumplir labores de primer secretario en París, haciéndose cargo, interinamente, de la embajada. El 23 de enero de 1913 tomaba posesión, como ministro plenipotenciario, de la legación en Berna, puesto que ocupó durante casi once años. Por entonces era el único doctor en Derecho de la diplomacia española.

A poco de romperse las hostilidades entre la Europa de los bloques, a la legación española en suelo helvético llegaron los primeros cientos de solicitudes de repatriación, de auxilios para buscar a los desaparecidos o de acogida a los huérfanos de guerra. En diecisiete meses (de agosto de 1914 a diciembre de 1915), Reynoso resolvió 51.512 casos —una media de 3067 expedientes al mes—. Su esfuerzo debía multiplicarlo por los 31 países a los que representaba, obligándose a proporcionar la debida protección a sus nacionales. Supo organizar un centro de acción humanitaria que resultó modélico para aliviar el destino de miles de prisioneros y refugiados. Las eficaces gestiones de Reynoso trasladaron sus mayores beneficios hacia la sociedad del Hexágono: cerca de diez mil ex cautivos —según las estimaciones del general Denvignes, agregado militar en Madrid— fueron repatriados en plena guerra, vía Suiza, desde sus campos de concentración en Alemania hasta sus hogares diseminados por toda Francia.

La última intervención destacada de Reynoso fue la entrevista que el 23 de septiembre de 1921 mantuvo en Eschölzmatt —al sureste de Berna— con el depuesto emperador austriaco, Carlos I. Reynoso, que tenía instrucciones de Alfonso XIII para facilitar la venida a Madrid del último Habsburgo, se encontró con que el destronado monarca encabezaba un séquito de 72 personas. Ante la imposibilidad de atenderles —en lo económico y aduanero (con dinero y pasaportes)— a todos ellos, Reynoso tomó la —acertada— decisión de hacer ver a Carlos I la inviabilidad del auxilio español.

Reynoso alcanzó el rango de embajador, con el que ejerció sus funciones ante la monarquía de Víctor Manuel III, rehén de la dictadura mussoliniana. La inquietante experiencia le ocupó desde 1923 hasta 1925. En diciembre de 1928 presentó su ya muy demorada solicitud de retiro. Tenía entonces ochenta y un años, pero conservaba su lucidez y no poca de su célebre energía. Reynoso decidió fijar su residencia en Suiza, país donde gozaba de la estima general. Y en el Hotel Palace de Montreux (en el cantón de Vaux, orilla oriental del lago de Ginebra), le sorprendió la muerte el 16 de mayo de 1928.

 

Obras de ~: Memoria sobre la organización y sueldos del personal diplomático en Inglaterra, Francia, Rusia y Alemania, Berlín, Burck von Liebheit & Thiesen, 1892; Reminiscencias de un diplomático español, Londres, 1933, 2 vols.

 

Bibl.: J. Pando Despierto, Un Rey para la esperanza. La España humanitaria de Alfonso XIII en la Gran Guerra, Madrid, Temas de Hoy, 2002, págs. 39, 147-148, 229-230, 275-276, 380-381 y 458-459.

 

Juan Pando Despierto