Lucena, Juan de. Toledo, 1430 – Roma (Italia), c. 1510. Impresor.
Son escasos los datos que se tienen del impresor Juan de Lucena y los que existen se deben a los procesos que contra él promovió la Inquisición. Parece que nació en Toledo, probablemente en el año 1430. Hijo del doctor en leyes hebreas Francisco de San Martín y de Leonor Martínez, ambos judíos, instruyeron a sus hijos en el amor a la tradiciones y creencias judías.
Pronto Juan de Lucena se sintió atraído por la actividad mercantil y, mientras residió en su ciudad natal, ejerció como mercader.
Toledo y sus alrededores eran desde hacía siglos las localidades preferidas por la comunidad judía para su asentamiento. A finales del siglo xv, la ciudad se había convertido en un hervidero de conversos, que fueron ocupando progresivamente los cargos políticos de la ciudad y que dieron lugar a la revuelta de Pero Sarmiento al establecimiento del primer estatuto de limpieza de sangre en 1499, y a la reacción de los “cristianos viejos” provocando numerosos enfrentamientos hasta el establecimiento del Tribunal de la Inquisición. Muchos clérigos conversos comenzaron también a ocupar los más altos cargos de la curia catedralicia catalana. Juan de Lucena refleja a la perfección la situación de la ciudad y se le puede considerar como uno de los conversos toledanos más cultos de la segunda mitad del siglo xv.
Casado con Teresa de San Pedro, tuvo seis hijas: Beatriz, Catalina, Leonor, Teresa, Guiomar y Juana, que fueron educadas en secreto de acuerdo con la ley y las tradiciones judías.
Tomó parte en los enfrentamientos entre los cristianos viejos y conversos de la ciudad con motivo del “alboroto” de 1467, que culminó el día 22 de julio con el intento de quema de la catedral y de las casas arzobispales por parte de los conversos y con la destrucción de un número importante de casas.
Al igual que muchos otros conversos, Juan de Lucena abandonó la ciudad de Toledo y se estableció en Sevilla con su esposa y sus hijas. Su mujer murió en Sevilla y él comenzó a hacerse sospechoso para la recién establecida Inquisición. Por ello, en el verano de 1481 decidió regresar a Toledo, alternando su residencia entre la ciudad imperial y la Puebla de Montalbán, villa próxima a Toledo y lugar de residencia habitual para muchos conversos.
Según las noticias que han llegado del proceso inquisitorial, antes de su huida de Toledo había montado un establecimiento tipográfico para la impresión de libros en hebreo, hecho por el se le considera el primer impresor de libros hebreos de Castilla. Ayudado por sus hijas y algunos oficiales, su producción iba destinada casi en su totalidad a la exportación y venta entre los judíos del reino moro de Granada, aunque probablemente los judíos castellanos se suministraron de este taller. No se sabe si el taller estaba en Toledo o en La Puebla, aunque puede ser que mantuviera establecimiento en las dos localidades. Utilizaba para sus impresiones tipos que pudo haber mandado traer desde Italia.
Las actividades de la Inquisición le hicieron sentirse de nuevo inseguro, por lo que se trasladó a Roma, mientras otros miembros de la familia marcharon a Portugal. Dos de sus hijas se quedaron en La Puebla y en 1485 fueron llamadas a declarar por la Inquisición acusadas de guardar el sábado y observar la fe judía. Fueron condenadas a penas leves, aunque su proceso fue reabierto por dos veces en 1510 y 1530, condenadas finalmente a años de cárcel y a una multa.
De Juan de Lucena no se vuelve a tener noticias, muriendo muy probablemente en Roma, si bien ha pasado a la historia de la imprenta por ser el primer impresor conocido de Toledo. La actividad de su taller sólo se conoce por fuentes documentales pues ningún impreso que sea suyo con seguridad ha llegado hasta nosotros.
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Isabel Moyano Andrés
