Guerrero Verrio, Juan. Puente Genil (antes Puente de Don Gonzalo) (Córdoba), 30.III.1713 – Madrid, I.1788. Consejero y fiscal de la Inquisición de Carlos III.
Nació en la villa de Puente de Don Gonzalo, actual Puente Genil, en 1713. El arzobispo de Granada, Francisco de Perea y Porras, le concedió una beca jurista en el colegio imperial de San Miguel de esa ciudad, de la que tomó posesión el 17 de noviembre de 1727. Después de varios años de estudios jurídicos, en el bienio 1733-1734 realizó prácticas de Derecho Real en la academia que tenía en su bufete José Calvo de Aguilar, abogado de la Chancillería de Granada. A comienzos de enero de 1735 se graduó de bachiller en Cánones por la Universidad de Sevilla; el 21 de enero de ese año obtuvo por oposición una beca jurista del colegio mayor de Santa María de Jesús. Catedrático sustituto de Prima de Cánones (1737) y de Decretales Mayores (1738), se licenció y doctoró en este último año en Cánones. En 1739 sustituyó en las cátedras de Código y Prima de Cánones. En el bienio 1739-1740 fue elegido consiliario, vicerrector, juez chanciller y rector de dicho colegio y de la Universidad de Sevilla.
Más tarde volvió a regentar algunas cátedras: la de Volumen, la de Decretales y la de Prima de Leyes.
En 1744 obtuvo mediante oposición la propiedad de la cátedra de Volumen. El obispo de Guadix, Andrés de Licht, le nombró el 6 de septiembre de 1745 provisor y vicario general, juez de testamentos y obras pías de dicho obispado, cuyo encargo desempeñaría hasta 1750.
El 15 de octubre de 1745 Fernando VI le nombró para una canonjía de la iglesia colegial de San Hipólito de Córdoba. Tres años más tarde fue elegido para una plaza del Tribunal de la Inquisición de Canarias.
Después desempeñó sus servicios en otros Tribunales de la Inquisición: Toledo (1758), Sevilla (1770), Córdoba (1778) y Madrid (1781).
El inquisidor general había propuesto el 14 de agosto de 1783 para una plaza de número del Consejo de la Inquisición —vacante por promoción de José Escalzo al Obispado de Cádiz— en primer lugar a Diego Enríquez Santos, que era el fiscal del mismo Consejo, seguidamente a Guerrero Verrio y detrás a Alejo Ximénez de Castro, miembro del Tribunal de la Inquisición de Corte. En el despacho que celebró Carlos III con su ministro interino de Justicia, conde de Floridablanca, fue nombrado Enríquez y la fiscalía de éste se confió a Verrio. Un mes más tarde, el propio inquisidor general volvía a sugerir candidatos para una plaza del Consejo de la Inquisición, vacante por fallecimiento de Bernardo Loygorri. A pesar de que Guerrero Verrio apenas llevaba unos días en la fiscalía, fue situado en el primer lugar de la consulta y el Monarca le designó para esa plaza, que ocupó hasta su muerte en Madrid a comienzos de 1788.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 625.
R. Gómez-Rivero, “Los consejeros de la Suprema en el siglo xviii”, en Revista de la Inquisición, 7 (1998), págs. 165- 224.
Ricardo Gómez-Rivero