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José Fernández de Córdoba y Ponce de León

Biografía

Fernández de Córdoba y Ponce de León, José. Marchena (Sevilla), c. 1615 – La Habana (Cuba), 2.VII.1685. Maestre de Campo, gobernador y capitán general de la isla de Cuba, caballero de la Orden de Calatrava.

José Fernández de Córdoba y Ponce de León fue uno de los diez hijos habidos en el matrimonio formado en agosto de 1612 en la villa de Marchena entre Mariana Ponce de León Zúñiga y Montiel (Marchena, 3 de abril de 1593 – 31 de mayo de 1649), perteneciente a la Casa de los marqueses de Zahara, y Luis Fernández de Córdova y del Alcázar, juez, oficial factor de la Casa de la Contratación de Indias de Sevilla, teniente de capitán general de la guardia y carreras de Indias, teniente general de Artillería, superitendente de milicias del reino de Sevilla, ciudad en la que nació y fue reconocido por el cabildo como hijodalgo el 5 de septiembre de 1659, y cerró testamento el 3 de mayo de 1669, que se abrió el 22 de noviembre de 1671.

Desde joven, José Fernández de Córdoba y Ponce de León accedió a la vida militar, actuando en muchos destinos, guerras y batallas, alcanzando el grado de maestre de Campo. Era, además, caballero del hábito de Calatrava, habiendo presentado sus pruebas en 1660, y miembro del Consejo secreto del Rey en Lombardía, cuando fue designado por el rey Carlos II, en 1680, para el cargo de gobernador y capitán general de la isla de Cuba. Tomó posesión el 31 de agosto de 1680, sucediendo a Francisco Rodríguez de Ledesma “en las más angustiosas circunstancias” (Pezuela, 1863, pág. 143). Éstas eran la imperiosa necesidad de terminar las murallas de La Habana y los continuos ataques corsarios, amén de graves cuestiones internas, como el contrabando, la indisciplina de la tropa y los choques con los privilegios de los eclesiásticos.

Su primera decisión fue nombrar auditor a su lugarteniente Manuel Murguía Mena.

Preparó contra los filibusteros, que asolaban las desprotegidas costas cubanas, dos galeotas, logrando apresar a algunos. Los buscó en su refugio, la pequeña isla de Siguatey (o Ziguatey), en las Bahamas o Lucayas.

En mayo de 1683, con dos navíos y doscientos hombres, los capitanes Gaspar Acosta y Tomás de Urubarru arrasaron este nido, aprisionándolos a todos, aunque no hubo botín. Sin embargo, el pirata holandés Lorenzo de Graff apresó algunos barcos españoles y llegó a ser el terror de las Antillas.

Continuó Fernández de Córdoba las obras de las murallas de La Habana, tropezando con el problema de siempre: la falta de fondos por parte de las Cajas de Hacienda de Méjico. El 10 de octubre de 1680 informaba al Rey sobre el estado de las murallas y que las obras superaban la mitad del plan general. El ingeniero Ciscara dirigía las obras con negros que cobraban su jornal y con vecinos voluntarios que trabajaban gratis. Disciplinó cuanto pudo a la tropa.

En la flota que atracó a mediados de 1681 llegaron trescientos hombres de refuerzo para la guarnición de La Habana. El contrabando era descarado. Navíos holandeses atracaban en Matanzas, “como si fuera suyo el puerto” y arrojaban fardos que recogían personas apostadas, ante la dejación de las autoridades.

El gobernador de Santiago, Francisco de la Guerra, era un corrupto: sobornaba a los piquetes de vigilancia.

El Consejo de Indias, por Real Cédula de 12 de agosto de 1682, aprobó casi todos los capítulos del sínodo de La Habana celebrado por el obispo Palacios el 2 de junio de 1680; un acuerdo rechazado fue el que prohibía a las mujeres de color salir de sus casas de noche. El obispo Palacios murió el 1 de junio de 1682. Cuando iba a pedir su regreso a España, murió el gobernador, de rápida enfermedad, que algunos atribuyeron a envenenamiento, el 2 de junio de 1685.

El historiador cubano C. Márquez Sterling lo define como “honrado, hábil, enérgico y valiente” (1969).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Indiferente, 126, n.º 88.

A. de Alcedo, Diccionario Geográfico-Histórico, de las Indias Occidentales, ó América..., vol. I, Madrid, Benito Cano, [1786], n.º 31 (“Cuba, Gobernadores, Capitanes Generales que ha tenido…”) y pág. 703 (“El Maestre de Campo Don Joseph de Córdoba” [sic, por Fernández de Córdoba]); J. de la Pezuela, Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico, de la Isla de Cuba, vols. I y II, Madrid, Imprenta del Establecimiento de Mellado, 1863, pág. 185 y pág. 143, respect. [artículo biográfico, por “Córdova”]; J. de la Pezuela, Historia de la Isla de Cuba, vol. II, Madrid, C. Bailly-Bailliere, 1868, cap. VI, espec. págs. 188-194 (“Gobierno de D. José de Córdova”); F. Calcagno, Diccionario Biográfico Cubano, New York, Imprenta y Lib. de N. Ponce de León, 1878, pág. 207 (“Córdova, José Fernández de, y Ponce de León”); VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana..., vols. XVI y XXIII, Madrid, Espasa Calpe, 1913 y 1924, pág. 784 y pág. 830, respect.; E. S . S antovenia, Historia de Cuba, vol. II, La Habana, Ed. Trópico, 1943, págs. 190, 191 y 204; Historia de la Nación Cubana, vol. I, La Habana, Ed. Historia de la Nación Cubana, 1952, pág. 108; Títulos de Indias, Valladolid, Archivo General de Simancas, 1954, pág. 306 (gobernador de Cuba); C. Márquez Sterling, Historia de Cuba..., Madrid, Las Américas Publishing Company, 1969, págs. 52 y 53.

 

Fernando Rodríguez de la Torre 

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