Ibáñez del Baztán, Gonzalo. Navarra, p. m. s. xiii – ?, s. m. s. xiii. Ricohombre, alférez de Navarra.
Pertenecía a una ilustre familia entre quienes se contaban Pedro Ramírez de Piédrola, obispo de Pamplona entre 1230 y 1238, Pedro Martínez, arcediano de la Tabla de Pamplona, Sancho Ramírez de Piédrola, tenente de Teobaldo I, y quizá Pedro Pérez del Baztán, todos descendientes de Sancho Ramírez de Piédrola, tenente de Sancho VI el Sabio. Los miembros de este linaje tenían encomendadas tenencias en la frontera suroccidental del reino, entre Álava y La Rioja: Ocón, Laguardia, Viana, Dicastillo, Punicastro, Alcázar, Toro, Toloño y Arana. Su padre, Juan Pérez del Baztán, fue alférez del Rey entre 1234 y 1238. Todavía vivía en 1261, cuando aparece cambiando con el Rey unas heredades en Tudela, como hijo de Marco Ferriz y Urraca Ibáñez del Baztán, filiación que denota la preeminencia de la familia materna que transmite el apellido.
Gonzalo Ibáñez figura por primera vez como testigo en un documento expedido en 1243 para la Orden de San Juan. Estuvo presente con el Rey en los tratados con Aragón de Tudela (1253) y Monteagudo (1254). Era tenente de Laguardia en 1264 y de Mendigorría en 1269. En 1264 compró al Rey la villa de Mués, por la que en 1266 abonó al Tesoro 1.000 maravedís de oro, que valían 7.500 sueldos sanchetes. Como alférez percibía 2.100 sueldos, en tres plazos correspondientes a las tres Pascuas del año (Navidad, Cuaresma y Pentecostés). Disfrutaba, además, de rentas reales en la Cuenca de Pamplona, La Solana, Amescoa, Tierra Estella, valle de Yerri, Berrueza y otras poblaciones al suroeste de Navarra. Se halla documentada su presencia en Bayona en 1266 durante la guerra con Inglaterra en Gascuña. Sus hermanos Fernando y Rodrigo eran también mesnaderos del Rey y tenentes respectivamente de los castillos de Ferrera y Punicastro, en la frontera castellana. Teresa Ibáñez, casada con el ricohombre García Almoravid, y Toda Ibáñez, mujer de Corbarán de Leet, eran asimismo hermanas suyas. Hijos de Gonzalo Ibáñez y de su esposa Aldonza fueron Pedro Corneill, que llevaba seguramente el apellido materno, Juan, Estefanía y Teresa González, esta última casada con Juan Vélez de Guevara, hijo de Vela Ladrón de Guevara, señor de Oñate.
Gonzalo Ibáñez y su hijo Juan tomaron partido por el bando hostil a la reina Juana I durante la guerra de la Navarrería (1276), siéndoles confiscadas sus heredades. Gracias a las emparanzas de 1280 se puede reconstruir el patrimonio del antiguo alférez, que incluía heredades y collazos en los valles de Guesálaz, Allín, Berrueza, Val de Ega, La Solana y localidades periféricas a estas comarcas, como Lezáun, Allo y Marcaláin. Después de la guerra, Gonzalo se refugió en Castilla y en 1280 expidió el testamento, perdido, que vio y extractó el padre Moret en la catedral de Calahorra. En él dejaba a su hija Teresa todo lo que tenía en Vidaurre y Lezáun y 3.000 maravedís de oro que eran su dote. A Juan, además de varias rentas, le legó joyas, vajilla, ropa de lujo, acémilas y armas. Pedro Corneill sólo recibió un rubí y un zafiro, ya que en 1273 había cedido al rey Enrique I los derechos que tenía a los bienes de sus padres. En 1280 el rey Felipe III ordenó devolver a Teresa González las propiedades de las que hubiera sido desposeída injustamente. El padre Moret, a través de su continuador Francisco de Alesón, dice, sin que se sepa con qué fundamento, que sobrevivió bastantes años a su testamento.
Bibl.: J. Moret, Anales del Reino de Navarra, t. IV, Tolosa, Eusebio López, 1891, págs. 116-117; Fuero General de Navarra, ed. de P. Ilarregui y S. Lapuerta, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1964, pág. 13; M. R. García Arancón, Teobaldo II de Navarra, 1253-1270. Gobierno de la monarquía y recursos financieros, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1985, págs. 100-101; “Tres linajes navarros bajo la Casa de Champaña”, en Aragón en la Edad Media, xiv-xv, Homenaje a la profesora Carmen Orcástegui Gros, Zaragoza, Universidad, 1999, págs. 600-605.
María Raquel García Arancón