Vallejo y Hernández, Pascual. Tarazona (Zaragoza), 1766 – ?, 1834. Oficial de la Secretaría del Despacho de Estado y diplomático.
Era hijo de Joaquín Vallejo y de N. Hernández. Desde muy joven recibió una sólida y completa formación.
Primero estudió Matemáticas, Filosofía, Teología, Derecho y Lenguas —latín, griego, francés, italiano y árabe—. Posteriormente obtuvo once grados universitarios, entre ellos los de doctor en Leyes, Teología, Filosofía y Cánones en la Universidad de Zaragoza. Durante dos años enseñó Filosofía Moral y Derecho Canónico en la Sociedad de Amigos del País de Zaragoza, de la que era miembro. Participó en varias oposiciones a la Cátedra de Filosofía Moral de los Reales Estudios de San Isidro. En las de 1787 fue calificado por el entonces censor Martínez Marina como “mozo de singular talento, mucha aplicación, excelentes principios y hábil para todo”. Sin embargo, y aunque siempre obtuvo grandes elogios, nunca logró la plaza. Decidió entonces dedicarse a la carrera diplomática. Solicitó, sin éxito, el cargo de agregado al Ministerio de España en Toscana (20 de enero de 1791). En su lugar, fue nombrado secretario de la legación en los cantones suizos (10 de octubre de 1791).
El 9 de noviembre de 1793 se le permitió venir a España donde, el 21 de marzo de 1794, fue nombrado oficial noveno y último de la Secretaría del Despacho de Estado, aunque no se hizo decreto de esta gracia hasta el 10 de junio siguiente. Tras el Tratado de Basilea (22 de julio de 1795), fue enviado allí en comisión para ayudar a Iriarte en las conclusiones de las negociaciones (21 de octubre). Pero como Iriarte ya había partido el 14 de octubre, Vallejo fue nombrado secretario de la embajada de Viena (17 de diciembre de 1795). Unos días antes, el 8 de diciembre, había ascendido a oficial séptimo de la Primera Secretaría del Despacho. En Viena tuvo problemas con Thugut, que le acusó de mantener estrechas relaciones con el Gobierno francés, por lo que fue trasladado a la secretaría de la embajada de París (29 de diciembre de 1796).
Allí se encontraba cuando ascendió a oficial segundo de la Primera Secretaría (26 de noviembre de 1798).
El 8 de marzo de 1799 se vio sorprendido con la exoneración por haber sido nombrado en su lugar Eusebio de Bardají, que era sobrino del nuevo embajador Azara. En compensación obtuvo los honores de intendente de provincia, con la promesa de una futura intendencia. Relevado del servicio y en espera de un nuevo destino, se retiró a Tarazona. El 10 de febrero de 1801 se le concedieron los honores del Consejo de Guerra y por fin, el 23 de septiembre de ese año, fue nombrado intendente de la provincia de La Mancha, es decir, de Ciudad Real. Poco después, el 5 de diciembre, fue enviado provisionalmente para atender la secretaría de la delegación española en el Congreso de Amiens, junto a Pedro Labrador y Leonardo de Terán. Llegó a París el 8 de enero de 1802 y volvió a marcharse el 23 de febrero sin haber asistido al Congreso, pues la composición de la delegación había sido modificada, siendo nombrado Azara en vez de Campo-Alange, y quedando como único secretario de la misión Juan del Castillo y Carroz. De nuevo en Ciudad Real, solicitó al ministro Cevallos su regreso a la carrera diplomática, alegando que no entendía de su oficio de intendente. Pero Cevallos no respondió a su solicitud, y por el contrario decidió promoverle a la Intendencia de la provincia de Valladolid (25 de marzo de 1802), con los honores de intendente de la Armada (4 de octubre). El 8 de marzo de 1805 fue dispensado de sus funciones a petición propia.
Regresó a la diplomacia de forma un tanto anómala, pues desde 1806 hasta 1808 dirigió en Baviera las confidenciales y vanas negociaciones matrimoniales allí mantenidas en representación de la Familia Real.
El 2 de abril de 1808, con el título de secretario y ministro plenipotenciario, acompañó al infante Carlos en su viaje a Bayona para recibir a Napoleón. Se negó a prestar juramento al rey José y a asistir a la asamblea de Bayona como diputado de la ciudad de Tarazona, por lo que, el 16 de agosto, fue encerrado en la torre del castillo de Lourdes, donde permaneció diecisiete meses. Logró escapar el 2 de diciembre de 1810 y, ya en España, se dirigió a Cádiz, presentándose ante el Consejo de Regencia el 19 de mayo de 1811. En un principio rechazó un empleo pero, tras el restablecimiento de Fernando VII, fue enviado como ministro plenipotenciario a Suiza (25 de noviembre de 1814).
Cesó el 10 de octubre de 1816, recibiendo los honores de consejero de Estado. El 5 de marzo de 1817 volvió a salir, con la misma calidad de ministro plenipotenciario, esta vez a Berlín. El 19 de marzo de 1820 fue destituido por el régimen liberal, y regresó a Madrid el 19 de octubre. Repuesto por la regencia absolutista, el 29 de junio de 1823 fue nombrado embajador en Nápoles, a donde llegó el 29 de julio.
Llamado el 6 de julio de 1828, cesó en sus funciones el 17 de diciembre, rehusando el puesto de ministro plenipotenciario en Portugal (28 de enero de 1829).
Partidario del infante Carlos, mantuvo relaciones con los militares carlistas en Francia y, el 5 de diciembre de 1833, fue arrestado por la policía francesa. Diez días después fue privado de la dignidad de embajador, de todos los honores y condecoraciones que tenía, y de los sueldos y haberes que percibía de los fondos del Estado. Murió después de 1834.
Vistió el hábito de la Orden de San Juan. El 19 de diciembre de 1817 fue elegido académico honorario de la Real Academia de la Historia.
Bibl.: F. de Antón del Olmet, marqués de Dosfuentes, El cuerpo diplomático español en la Guerra de la Independencia, t. II, Madrid, Imprenta Artística Española, 1911; A. Gil Novales, Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991; F. Abbad y D. Ozanam, Les intendants espagnols du xviiie siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 1992; J. Simón Díaz, Historia del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992 (2.ª ed. actualizada); D. Ozanam, Les diplomates espagnols du XVIII siècle, Madrid- Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibèriques, 1998; B. Badorrey, Los orígenes del Ministerio de Asuntos Exteriores (1714-1808), Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1999.
Beatriz Badorrey Martín