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Ascanio

Biografía

Ascanio. ?, p. m. s. v – s. m. s. v. Obispo de Tarragona.

Junto con otros obispos de su provincia, el metropolitano Ascanio amonesta —al parecer, a partir de un acuerdo sinodal— a Silvano, obispo de Calahorra, por la ordenación episcopal irregular realizada por éste hacia 455-456. Hacia el año 464, Ascanio, al igual que otros miembros del episcopado tarraconense, participaría en otro concilio provincial. Sería en este sínodo —o poco antes— cuando, a través del obispo de Zaragoza, Ascanio tiene conocimiento de que Silvano había vuelto a conferir —sin duda, al haber fallecido el anterior obispo ordenado por él—, en el mismo lugar que antes, el episcopado a un presbítero que dependía de otro obispo. Ante esta nueva irregularidad de Silvano, Ascanio, junto con otros obispos de la Tarraconense, redacta una carta —epistula 13— al papa Hilario. Una vez expuesto lo hecho por Silvano, en esta epístola, Ascanio y los demás obispos piden al pontífice que les indique cómo deben actuar, tanto respecto al ordenante como al ordenado.

Antes o después de redactarse esta carta, Ascanio y otros obispos de su provincia dan su consentimiento a la ordenación por Nundinario, obispo de Barcelona, y de Ireneo como obispo de Tarrasa —localidad que hasta entonces había pertenecido a la diócesis de Barcelona—. Posteriormente, al haber dispuesto Nundinario que Ireneo le sustituyera en la sede de Barcelona —y al solicitarlo también así todo el clero y el pueblo de Barcelona, los optimates y la mayoría de los provinciales—, Ascanio participa en un concilio de la Tarraconense que juzga muy adecuada dicha sustitución. Una vez efectuada, Ascanio asiste a otro concilio provincial, donde, según parece, a instancias del duque Vincencio, Ascanio vuelve a escribir, con otros obispos, una nueva carta a Hilario. En esta epístola —epistula 14—, piden al pontífice que se digne corroborar la sustitución de Nundinario por Ireneo y, en su parte final, reiteran a Hilario su queja originada por la arrogancia de Silvano, a cuyo respecto vuelven a solicitar el pronunciamiento papal.

Después de leerse las dos cartas de los obispos de la Tarraconense en un concilio romano —reunido, el 19 de noviembre del año 465, en la basílica de Santa María la Mayor y presidido por el pontífice— que condena tanto la sucesión de Nundinario por Ireneo como la ordenación realizada por Silvano, Ascanio es el destinatario de dos cartas de respuesta de Hilario, una de ellas dirigida también a los otros obispos de la Tarraconense —epistula 16, fechada el 30 de diciembre de 465—, a la cual se adjunta un ejemplar de las actas del sínodo romano, y otra —epistula 17, sin duda de la misma fecha que la epistula 16— destinada únicamente a Ascanio, escritos enviados por Hilario a través de su subdiácono Trajano.

Mediante la epistula 16, Hilario dice a los tarraconenses que, además de sus cartas en contra de las arrogancias de Silvano y a favor de los deseos ilícitos de los barceloneses, también ha recibido otra epístola posterior —o más de una (litteras)—, no conservada, con subscripciones de honorati y possessores de localidades del medio y alto Ebro —Tarazona, Cascante, Calahorra, Varea, Tricio, Leuia y Briviesca—, en la que sus remitentes disculpaban la actuación de Silvano alegando que en otras ciudades también había obispos ordenados sin el conocimiento de Ascanio. En relación con estas ordenaciones episcopales, Hilario considera exagerado tanto el relato del sector de Ascanio como lo expuesto por la parte de Silvano y —al tener en cuenta, según indica el pontífice, las necesidades de la época— estipula que sea objeto de indulgencia lo realizado, aunque especifica que en lo sucesivo no debe intentarse nada que sea contrario a los preceptos apostólicos o a los cánones nicenos, además de referirse a las condiciones requeridas para acceder al sacerdocio.

Respecto al caso de Ireneo, Hilario responde que también se hace un ultraje a los padres nicenos cuando se desprecia, igualmente con espíritu altanero, la prohibición de abandonar la Iglesia propia, lo cual —afirma el pontífice— Ireneo trató de llevar a cabo con la connivencia y petición de obispos que desean ser ratificados en su actuación con la autoridad de Roma. Hilario dice a los obispos tarraconenses que se opone completamente a estos hechos y establece el regreso de Ireneo a la Iglesia de Tarrasa y la ordenación de un obispo de Barcelona de entre el propio clero de esta sede, indicando, asimismo, Hilario que Ireneo debe ser depuesto en caso de no querer volver a Tarrasa.

En la epistula 17, Ascanio es recriminado otra vez por no haber rechazado las peticiones de los barceloneses y, sobre todo, por haber solicitado a Hilario “la consumación de tan depravado deseo” al haberse adherido a la decisión del concilio provincial. Hilario culpa esencialmente a Ascanio de lo sucedido con Ireneo —puesto que, como metropolitano, debía haber corregido a los demás obispos— e insiste en el regreso de Ireneo y en la consagración de un nuevo obispo de Barcelona, reposición y elección que, según indica el pontífice, deben realizarse a instancias del subdiácono Trajano. Por lo que respecta a los obispos ordenados sin el conocimiento de Ascanio, Hilario dice a Ascanio que, si bien deberían —como sus ordenantes— ser depuestos, quiere que dichos obispos sigan como tales, siempre y cuando cumplan los preceptos apostólicos y las normas nicenas y no realicen en el futuro nada contra la disciplina eclesiástica.

 

Obras de ~: et al., Epistula 13, en Hilarvs, Ep(istulae), s. l., s. f. [ed. de A. Thiel, Epistolae Romanorum Pontificum genuinae et quae ad eos scriptae sunt a S. Hilaro usque ad Pelagium II, vol. I (único aparecido), Braunsberg, 1868, págs. 155-157]; Epistula 14, s. l., s. f. (en A. Thiel, Epistolae Romanorum [...], op. cit., págs. 157-158).

 

Bibl.: K. Larrañaga, “En torno al caso del obispo Silvano de Calagurris: consideraciones sobre el estado de la iglesia del alto y medio Ebro a fines del Imperio”, en Veleia, 6 (1989), págs. 171-191; J. Vilella, “La correspondencia entre los obispos hispanos y el papado durante el siglo v”, en B. Luiselli (ed.), Cristianesimo e specificità regionali nel Mediterraneo latino (sec. iv-vi). XII Incontro di studiosi dell'antichità cristiana, Roma, Institutum Patristicum Augustinianum, 1994, págs. 471-479 (col. Studia Ephemeridis Augustinianum, 46); “Los concilios eclesiásticos de la Tarraconensis durante el siglo v”, en Florentia Iliberritana, 13 (2002), págs. 336-344.

 

José Vilella Masana

 

 

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