Reluz, Francisco de. Pozorrubio de Santiago (Cuenca), 1617 – Ocaña (Toledo), 31.V.1686. Religioso dominico (OP), catedrático de Teología (de Vísperas y de Prima), confesor real, inquisidor.
Nació en un pueblecito de La Mancha conquense, hijo de Bartolomé Sánchez y de María Reluz, de la que tomó su único apellido. Siendo joven marchó a cursar estudios de leyes a la Universidad de Salamanca, logrando una disputada beca en el Colegio de los Huérfanos. Pero sintió la vocación religiosa y trocó el manto blanco de su Colegio por el hábito blanco de Santo Domingo, que vistió en el famoso Convento de San Esteban el 11 de agosto de 1634, de manos del superior Villarroel, siendo prior Fr. Francisco de Araujo. El maestro José Barrio, escribiendo sobre Villarroel en su Historiadores del Convento de San Esteban, manuscrito inserto en J. Cuervo (1914) lo elogia porque su mayor mérito dice que fue haber recibido la profesión de “un sujeto como Reluz”. Destacó tanto el novicio por su virtud e inteligencia que sus superiores lo mandaron en septiembre de 1640 al Convento de Santo Tomás, de Alcalá de Henares, cuyos estatutos juró el 7 de dicho mes y año. Graduado en Filosofía, volvió al Convento de San Esteban, en 1642, como lector de Filosofía, y destacó tanto por todos los conceptos que fue recibiendo los encargos o nombramientos de lector de Artes, Maestro de estudiantes y lector de Teología. Presentado a la Universidad de Salamanca por el duque de Lerma fue nombrado catedrático de Vísperas de Teología, de cuya Cátedra tomó posesión el 8 de diciembre de 1658. Entonces, dice Esperabé de Arteaga (1917), recibió el grado de licenciado en Teología, al que incorporó el de maestro, adquirido en Ávila, el 14 de febrero de 1659. “En la Universidad le veneraban todos por sujeto muy virtuoso y muy docto”, dice el manuscrito de J. Cenjor, transcrito por J. Cuervo (1914). Pasó a la Cátedra de Prima de Teología el 30 de noviembre de 1663. Ejerciéndola, fue nombrado, además, prior del Convento de San Esteban en 1665. Prosiguió en la Cátedra de Prima de Teología hasta que fue jubilado en agosto de 1678. Tendría entonces sesenta años de edad. El dominico J. Quétif (1721) le concede 28 apretadas líneas de su monumental bibliografía y resume así al hombre, a quien llama Franciscus de Relux: “vir religiosissimus & doctissimus”.
Una vez jubilado, dice Juan de Araya en su manuscrito, publicado por J. Cuervo (1914) que “como era tanto el nombre que con su porte y mucha erudición había adquirido, movido de la fama con que en toda España era celebrado, le hizo su confesor el rey Don Carlos II, sacándole del retiro de la celda para su gobierno.
Esto hizo algún tiempo, asistiendo al Rey con mucha fidelidad, mirando más siempre al bien común que a sus propias conveniencias e intereses. Le hizo su Majestad inquisidor de la Suprema, oficio que hizo con grande entereza, y celo, como todos los otros”.
Fue confesor real todo el tiempo que vivió Don Juan de Austria, su valedor. Al morir éste, las intrigas palaciegas lo apartaron. Así lo denunció el cardenal Portocarrero en un Memorial que dirigió al Rey el 8 de diciembre de 1696, muchos años después de morir Reluz (este manuscrito se encuentra en el tomo 71 de “Varios”, folio 224, de la Biblioteca del Convento de San Esteban, de Salamanca).
Siguió en Madrid, en una celda del Convento del Rosario, y conservó no obstante el cargo de inquisidor de la Suprema. Está demostrado que se negó a ser nombrado obispo de Plasencia, después arzobispo de Santiago de Compostela, y finalmente obispo de Salamanca, a cuyo obispado renunció con gran dolor, pues amaba la ciudad donde fue tan joven a estudiar, profesó como dominico y tantos años enseñó en su famosa universidad.
Finalmente, lleno de achaques por sus años y ayunos (se decía que en cuaresma comía solamente dos naranjas), le aconsejaron los médicos que se fuese a Alicante “a tomar los aires del mar”. Aceptó por obediencia y en el lento viaje, acompañado de un novicio que le ayudaba, paró en la villa de Ocaña y no pudo pasar de allí, pues murió “como pobre” en la Casa Hospital de San Juan de Dios el día 31 de mayo de 1686, a los sesenta y nueve años de edad. Las gentes de Ocaña difundieron noticias sobre hechos milagrosos (uno de ellos, la típica sensación de ambiente perfumado de la sala donde estaba muerto), de tal forma que el arzobispo de Toledo mandó instruir una información jurídica, aunque no se sabe que produjera más resultado que la consabida frase de que “murió en olor de santidad”.
En la Universidad de Salamanca, no en Madrid, como dice el bibliógrafo dominico Quétif, se le hicieron solemnes honras fúnebres el 2 de septiembre de 1686, en las que predicó el benedictino José Sáenz de Aguirre, que días después recibiría el capelo cardenalicio.
Obras de ~: Comentaría in S. Thome Summam; Quaestio XXII de fine in decem divisa ab eo illustrata (ms.).
Bibl.: F. J. Quétif, Scriptores Ordinis Praedicatorum Recensiti, notisque historicis et criticis illustrati [...], Tomus Secvndus, Lutetiae Parisiorum, Apud J. B. Christophorum Ballard..., Nicolaus Simart, 1721, pág. 708; Fr. J. Cuervo, OP, Historiadores del Convento de San Esteban de Salamanca, vol. I, Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1914 (transcrip. del ms. del M. Fr. Juan de Araya: “Primera parte de la Historia del Convento de S. Esteban de Salamanca”, cap. LI: “Del P. M. Fr. Francisco Reluz que sucedió en la cátedra [sic] de Prima al P. M. Fr. Pedro de Godoy”, págs. 613-616; y vol. III, Cenjor, “Insinuación de lo que algunos religiosos dominicos hijos del Convento de San Esteban de Salamanca han servido a la Iglesia y al Rey de España en las Indias y en Europa”, “Fr. Francisco Reluz”, págs. 615-618); E. Esperabé de Arteaga, Historia Pragmática é Interna de la Universidad de Salamanca, Imprenta y Lib. de Francisco Núñez Izquierdo, 1917, pág. 591; C. Palomo, “Reluz, Francisco”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 2075; H. Priego Sánchez-Morate, J. A. Silva Herranz, “Reluz, Francisco de”, en Diccionario de Personajes Conquenses (nacidos antes del año 1900), Cuenca, Diputación Provincial, 2002, págs. 319-320.
Fernando Rodríguez de la Torre