Cabanilles y Vilarrasa, Luis de. ?, s. t. s. xv – p. t. s. xvi. Copero y camarlengo de los reyes Juan II y Fernando II de Aragón, vicegerente de general gobernador en el reino de Valencia.
Hijo segundo de Luis de Vilarrasa y de Castellana de Cabanilles, su hermano mayor fue Guillem Ramon de Vilarrasa, quien, entre 1459 y 1461, fue camarero mayor y hombre de confianza del príncipe de Viana. Asimismo, Luis también aparece en esta época en Navarra, y altera el orden de sus apellidos, pues para heredar los señoríos de su madre (Alginet, Bolbaite y Benisanó), Castellana de Cabanilles, hubo de anteponer el linaje materno al paterno. Cuando estalló la guerra de la Generalitat, Luis se mantuvo fiel a Juan II. El 1 de agosto de 1458 fue nombrado lugarteniente del vicegeneral gobernador de Valencia; mas como Galcerán Mercader también pretendía el cargo, fue confirmado de nuevo en su oficio y juró el 11 de febrero de 1459. Cabanilles respondió a la confianza real: en 1471 pidió ayuda a la ciudad de Valencia para que el rey recobrase Barcelona, Gerona y el Ampurdán y participó en las campañas del Rosellón (1472- 1473) y de Granada (1492).
En el ejercicio de su cargo intervino en muchos conflictos feudales, bien para ejecutar las órdenes del rey, bien para imponer la paz entre los barones. Así, por orden real participó en el apaciguamiento del conflicto entre los Corella, familiares del conde de Cocentaina, y los Centelles, parientes del conde de Oliva, intervino a favor de los Zarzuela en su lucha contra los Añón por Jérica o en la acción contra Jaime de Aragón, hijo natural del duque Gandía, Alfonso II, quien se había alzado contra el rey en 1477.
Los méritos acumulados en el ejercicio de su oficio le valieron el nombramiento de vicegeneral gobernador de Valencia, y el 22 de junio de 1479 tomaba posesión de la mencionada dignidad. En 1482 recuperó el vizcondado de Chelva, que un caballero aragonés, el vizconde de Viota, había tomado. En el ejercicio de su oficio sufrió un atentado: cuando iba con otros oficiales a caballo, un menestral se abalanzó sobre él y lo acuchilló en la espalda; el motivo, según confesión del agresor bajo tormento, fue la poca justicia que había en Valencia.
Sin embargo, en 1492 tuvo que hacer frente a un conflicto de competencias que se suscitó con motivo del nombramiento de Juan de Lanuza, justicia mayor de Aragón, como lugarteniente general del reino de Valencia. Lanuza había recibido su nombramiento el 10 de marzo de dicho año, y el 25 de abril el rey expedía a Cabanilles un escueto oficio de suspensión en su oficio “por motivos que no son al caso referir”, aunque no suponían “ninguna nota de infamia” para él ni para los otros oficiales incluidos en la medida, pero se le prohibía el ejercicio de su oficio, tanto directamente como por persona interpuesta. El 5 de mayo, Lanuza entró en Valencia, juró los fueros y privilegios del reino y cuatro días después comunicó la suspensión del oficio a Cabanilles y demás altos oficiales; de hecho, cesaba toda la corte de la gobernación de Valencia y, el mismo Lanuza, lugarteniente general con facultades extraordinarias, ocupaba el sitial de la gobernación de Valencia. Este conflicto cabe enmarcarlo en el contexto de la pugna entre las jurisdicciones de la lugartenencia general y de la gobernación en los estados de la Corona de Aragón y, aunque a la larga fue la dignidad del lugarteniente general la que acabó imponiéndose, la falta de cargos sustanciales contra Cabanilles motivó que todos los oficiales reales vinculados a la gobernación fueran restituidos en sus puestos.
Como consecuencia de este litigio, tanto el cargo de vicegerente de general gobernador como los otros oficiales de la gobernación fueron trienales. Con todo, Luis de Cabanilles recibió todavía dos privilegios de prórroga: uno despachado en Barcelona el 1 de agosto de 1496, y otro librado en Granada el 9 de agosto de 1499. Al término de este último mandato presentó su renuncia al rey, quien nombró como sucesor a su hijo, también llamado Luis de Cabanilles.
De este modo comenzaba la patrimonialización del oficio de la gobernación de Valencia en la familia Cabanilles que se extendería durante un siglo.
El fiel servicio del funcionario a su rey fue recompensado por éste: Fernando II le conservó los honores y preeminencias de que gozaba antes de su dimisión.
De su mujer, Isabel Gallach, tuvo dos hijos: Luis de Cabanilles y Jerónimo de Cabanilles. Levantó el alcázar de Benisanó sobre las ruinas del castillejo árabe y, a instancia suya se levantó el convento de Santa Clara de Valencia.
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Josep Martí Ferrando