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Domingo Esquiaqui y García

Biografía

Esquiaqui y García, Domingo. Nápoles (Italia), 1737 – Cartagena de Indias (Colombia), 1820. Militar, mariscal de campo de Artillería e ingeniero militar.

En enero de 1752 ingresaba como cadete en la Real Academia de Artillería, centro de enseñanza que hasta un año antes había formado parte de la Academia de Matemáticas de Barcelona, dirigida por los ingenieros militares y en la que estudiaban indistintamente los futuros oficiales de ambos cuerpos. Los estudios a los que se sometió Esquiaqui aún eran muy similares a los de los citados ingenieros, de ahí los trabajos que como tal realizaría años después en América. Terminada su formación en octubre de 1756, era nombrado subteniente comisario delineador y subteniente del Real Cuerpo de Artillería en enero de 1762. Dos años después se encontraba en comisión, como asentista, en las fábricas de municiones de guerra del Reino de Navarra, en la localidad de Eugui, y en 1769 se trasladaba a Madrid, nombrado vocal de la Junta de Oficiales de Artillería, encargada de la formación de las Ordenanzas Generales del citado Cuerpo.

En 1770 era destinado a la Comandancia de Artillería de la plaza y departamento de Cartagena de Indias, con la misión de ponerla, de acuerdo con los ingenieros allí destinados, en estado de defensa, como consecuencia de las continuas guerras con Inglaterra. En 1772 formaba dos compañías de artilleros milicianos de color, de cien hombres cada una, encargándose de su instrucción, y en 1774 creaba el Cuerpo de Maestranza de Artillería de la plaza. En octubre de 1784 se le ordenaba que pasara a la capital del reino, Santafé de Bogotá, procedente de Cartagena de Indias, con motivo de la sublevación de aquella provincia, ocurrida poco antes, y con la misión de ponerla igualmente en estado de defensa, para lo que levantaba los correspondientes planos geométricos. Esquiaqui establecía, además, un Parque de Artillería con fundiciones de cañón y obuses con los cobres del país, para lo que inspeccionaba personalmente las minas de cobre de las localidades de Moniquirá y de Villeta. El informe relativo a las nuevas explotaciones de cobre y a su calidad, junto a muestras del mineral, los remitía Esquiaqui al Rey en octubre de 1791. Después de los ensayos pertinentes, realizados en la Academia de Segovia, en diciembre de 1796 se comunicaba al virrey que dada la excelente calidad de los cobres nativos, y con la intervención del citado brigadier Domingo Esquiaqui, subinspector comandante de artillería del departamento de Cartagena, se realizara la explotación de las minas de cobre, para ser transportado el mineral a España.

Junto a su actividad como artillero en Santafé se encargaba de los necesarios trabajos de reconstrucción de la ciudad, a consecuencia, fundamentalmente, del terremoto de 1785. Por otro lado, en noviembre de 1786 un incendio destruía el antiguo palacio de los virreyes, aunque lograba Esquiaqui librar de las llamas los archivos generales del reino, el Real Tesoro y los documentos de la Real Audiencia y su Tribunal Mayor de Cuentas, responsabilizándose posteriormente de la reconstrucción del edificio, por encargo del virrey Ezpeleta, para lo que elaboraba el consiguiente proyecto.

Entre las numerosas obras religiosas realizadas en Santafé por Esquiaqui, están: la reconstrucción de la iglesia de San Francisco, en la que la anterior torre del templo y el frontis del siglo xvi fueron destruidos por el citado terremoto, y la iglesia y el claustro de Santo Domingo que habían resultado igualmente destruidos casi por completo. Asimismo reconstruiría las torres de la catedral, arruinadas también por el seísmo, siendo responsable, además, del proyecto de la sacristía, comenzando los trabajos de su construcción, que en 1890 terminaba fray Domingo de Petrés.

Además del palacio de los virreyes ya citado, así como las obras de carácter religioso, Esquiaqui realizó en Santafé de Bogotá un elevado número de obras civiles y públicas. En ese sentido puede afirmarse que fue el primer urbanista de la actual capital de Colombia, trabajando como arquitecto e ingeniero, con una notable visión integral de la ciudad, sus funciones y su distribución espacial. Intervino en casi todas las obras importantes de la ciudad de Santafé de fines del siglo xviii. Como tal urbanista, en 1791 levantaba el plano de la capital que, junto a los de los también ingenieros militares Cabrer y Talledo, es el más detallado y técnico, siendo la única versión fiable que permite reconstruir la traza de la Santafé de finales del siglo xviii. Como una muestra más de su incesante labor, formó el plano geográfico de las provincias de Guayana, Maracaybo y Cazanares para división de sus límites, con arreglo a la Orden de 15 de febrero de 1786. Siguiendo con la construcción o reconstrucción de edificios civiles, en 1792 se encargó a Esquiaqui, quien entonces era la persona más entendida en asuntos de ingeniería y arquitectura, la reconstrucción de la Real Aduana en Santafé, así como sus almacenes, muy deteriorados por el terremoto de 1785. En este edificio se instalarían, además, el Tribunal de Cuentas y la Casa de Correos. En 1792 iniciaba la construcción de un teatro que se llamaría Coliseo, concluido el 27 de octubre de 1793. También sería obra suya el Real Hospicio de Hombres.

De acuerdo con las reformas sanitarias iniciadas por la monarquía de los Borbones, en Bogotá, el virrey José de Ezpeleta y Galdeano mandó construir, según un Decreto de 11 de abril de 1791, un cementerio para la ciudad (que se llamaría la Pepita), encomendando su construcción a Domingo Esquiaqui. El sitio escogido estaba situado al occidente de la ciudad y tenía una planta en forma de elipse; la insólita forma del proyecto consta en el plano de la ciudad, ya citado, que levantó en 1791.

En el ámbito de lo que hoy se consideraría como obras públicas realizó una labor no menos importante que en el civil. En efecto, al final del siglo xviii seguían los caminos representando un gran problema para las comunicaciones. En la relación de gobierno del virrey Ezpeleta a su sucesor (1796) citaba el “arriesgado viaje de Popayán a Antioquía por malos caminos atravesado de muchos ríos caudalosos sin puentes y casi sin barquetas” y que “es indispensable la composición y abertura de caminos”. En estos años proyectaba Esquiaqui el camino que de Santafé iba a cerro Turquita, y de aquí al puente del Común. Además de este último puente, construiría el llamado puente de los Micos sobre el río Serrezuela, el citado del Común (construido en piedra, con cinco arcos hechos en ladrillo) y finalmente el puente de Chía sobre el río Funza o Bogotá. Este último, sufragado por el cabildo, medía cuatrocientas cuarenta varas de longitud. De igual manera trabajó en la construcción y puesta en servicio de los acueductos del Aguanueva, Las Nieves y San Victorino. Respecto del primero, éste fue la solución encontrada a un derrumbe que por San Cristóbal había dañado seriamente el antiguo acueducto que proveía el centro de la ciudad con las aguas del río Fucha y otros riachuelos vecinos.

En 1794 se encontraba nuevamente en Cartagena de Indias al mando de la Comandancia de Artillería, en circunstancias de un estado de guerra, y en marzo de 1801 le visitaba Alejandro Humboldt, al que mostró modelos de varias máquinas, minerales de Nueva Granada (Colombia) y una colección de dibujos, entre ellos un mapa del virreinato ya citado, del que le facilitó una copia.

Con fecha 15 de junio de 1812 se le comunicaba al mariscal de campo Esquiaqui que pasaba a la situación de retirado, asignándole un sueldo de mil quinientos pesos y fijando su residencia en Cartagena.

Lo último que se sabe de él es que en plena Guerra de la Independencia de Colombia seguía en la misma plaza. El general realista Morillo, desde Santa Marta, avanzaba hacia Cartagena, que quedaba sitiada el 15 de agosto de 1815. Ante la huida de los principales jefes independentistas, el día 5 de diciembre de ese mismo año se formaba un triunvirato para negociar la entrega de la plaza. La terna estaba formada por el mariscal de campo de artillería Domingo Esquiaqui, Manuel Anguiano, ingeniero militar, y Juan Fernández de Sotomayor, presbítero provisor gobernador del obispado, los cuales publicaban un bando al día siguiente proclamando a Fernando VII rey legítimo. En ese mismo día, como gobernadores, entregaban la ciudad al general Moriillo, que hacía su entrada en Cartagena, jurando dos días después fidelidad a Fernando VII.

A pesar de que Esquiaqui manifestase que no colaboró en ningún momento con los independentistas colombianos, un Consejo de Guerra celebrado en 1816, teniendo en cuenta los documentos que probaban que había ejercido el cargo anterior de comandante de Artillería y que había jurado ante los independentistas, le condenaba a muerte por alta traición. Sin embargo, teniendo en cuenta lo avanzado de su edad y su estado achacoso cuando se produjo la sublevación, por una Real Orden de 6 de julio de 1819 se le conmutaba la pena de muerte por la de separación del servicio, con privación de honores y distinciones, y a seis años de arresto domiciliario. Esta condena a penas tuvo efecto, ya que Esquiaqui fallecía pocos meses después.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exp. personal.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo xviii. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y Ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; R. Contreras, Catálogo de la Colección Pablo Morillo, Conde de Cartagena, Madrid, Real Academia de la Historia, 1985; J. Galindo Díaz, El legado técnico de los tratados de fortificación en América hispánica, Bogotá, Universidad Pontificia Javeriana, 2000; F. González Mora, Reales fábricas de aguardiente de caña en el Nuevo Reino de Granada, Arquitectura Industrial, Siglo xviii, Bogotá, Universidad Pontificia Javeriana, 2002 (col. Biblioteca del Profesional); A. M. Alzate Echeverri, Suciedad y Orden. Reformas sanitarias y borbónicas en la Nueva Granada (1760-1810), Bogotá, Universidad del Rosario, Universidad de Antioquia, Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), 2007.

 

Juan Carrillo de Albornoz Galbeño

 

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