Royo, Domingo. Azuara (Zaragoza), s. m. s. XVII – La Almunia (Zaragoza), p. m. s. XVIII. Veterinario.
Uno de los personajes que alcanzó mayor renombre entre los de su tiempo y que da otra muestra concreta de que, como Fernando Calvo o Martín Arredondo, dentro del desvariado panorama que ofrecía la albeitería, existía una clase profesional culta y de elevada categoría científica que no formó parte del Real Tribunal, ni visitó las Reales Caballerizas.
Se conocen pocos datos de su biografía, pero se desprende de su obra que tuvo una enseñanza médica a nivel universitario. Esto se refleja claramente en varios capítulos de su obra Llave de Albeytería, en la que se aprecia una actitud neohipocratista frente al escolasticismo retórico de otros autores, en ocasiones, traduciendo literalmente aforismos hipocráticos: “El Maestro ha de tener presente (para ser perfecto en su Arte), la brevedad de la vida, lo dilatado que es el arte, la celeridad con que pasa la ocasión, lo peligroso que es la experiencia, y sobre todo cuan dificultoso es el juicio”. Los consejos que da a los profesionales para llegar a ser albéitares adecuados a su tiempo, permiten incluirlo en el grupo de “novatores” que protagonizaron en España la introducción de la ciencia moderna: “Lo primero que el Albéitar ha de saber con perfección es la Lengua Latina, que en nuestra España hay grandísima falta [...] ha de saber Philosophia natural [...] retórica [...] tener mucha noticia de Chimica.
De lo que mas en particular ha de estar adornado un maestro para ser perfecto es de la Anothomia, en particular la que toca a la fábrica del Cuerpo Animal”.
Es evidente su vinculación al movimiento vesaliano.
Más evidente, si cabe, es su adhesión a la doctrina de la circulación de la sangre de Havey y, de hecho, es el primer albéitar español que habla de transfusión de un animal a otro, con la que “puede pasar la salud de un animal sano a un enfermo y que puede dar medicamente [...] sin que entre por la boca o ducto inferior”.
Sus indicaciones terapéuticas contra el muermo tuvieron gran difusión en la veterinaria francesa, pero Royo no llegó a experimentarlas y “no por falta de voluntad, sino por falta de medios”.
Siguiendo la línea iniciada por Juan Álvarez Borges, prestó gran atención a la patología bovina.
Obras de ~: Llave de Albeyteria. Primera y segunda parte. En que se trata de todos los principios assi antiguos, como modernos de la Facultad, declarando muchos fenómenos y arcanos, que nuestros Authores no alcançaron, deseando con ello hazer un albeytar consumado, Zaragoza, F. Revilla y J. Fort, 1734.
Bibl.: F. Lleonart Roca, “Domingo Royo”, en B. Madariaga, Semblanzas veterinarias, vol. I, Madrid, Consejo General de Colegios Veterinarios, 1983, págs. 31-36; C. Sanz Egaña, Historia de la Veterinaria española. Albeiteria, mariscaleria. Veterinaria, Madrid, Espasa Calpe, 1941, págs. 169-172.
Emilio Balaguer Perigüell
