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Antonio María Herrero Rubira

Biografía

Herrero Rubira, Antonio María. Borja (Zaragoza), 1714 – Madrid, 1.VII.1767. Médico y publicista.

Hijo del corregidor de la ciudad de Borja, estudió en Huesca y Toulouse (Francia), donde obtuvo el grado de doctor en Teología. Se trasladó a Madrid y cursó estudios de Medicina en Alcalá de Henares. Fernando VI le nombró médico de los Generales Hospitales de la Corte. Más tarde pudo preciarse de ser médico de las reinas Bárbara de Braganza e Isabel de Farnesio. Fue secretario perpetuo de la Sociedad Médica Matritense y ejerció de censor de libros de la especialidad junto con Andrés Piquer.

Su primera obra y la de mayor envergadura, en la que se reflejan su formación filosófica francesa y la influencia de la escuela cartesiana, es la Physica moderna, experimental y systemática: donde se contiene lo más curioso y útil de quanto se ha descubierto en la Naturaleza, que comienza con los vicios de la percepción. Antes de tratar los elementos (átomos) y las propiedades de los cuerpos (divisibilidad, dureza y peso) y las leyes del movimiento, expuso algunos axiomas (la nada no tiene propiedad alguna; la sustancia no se destruye; el efecto supone una causa; y los efectos son proporcionados a sus causas). Aunque, al igual que Benito Jerónimo Feijoo y Martín Martínez, rechazó el aristotelismo y el método escolástico de las universidades, no aceptó el escepticismo de aquéllos. En su opinión, el estado de vacilación debía ser transitorio y había que pasar de las sensaciones desorganizadas a los axiomas ciertos. Dejando a un lado la excesiva confianza en las percepciones sensibles y en la evidencia experimental, acentuó la importancia de los principios lógicos y de la expresión matemática de las leyes de la naturaleza. A Feijoo le objetaba concretamente que no mantuviera una posición consecuentemente mecanicista cuando hablaba de la racionalidad de los brutos. Le parecía un retorno a las formas sustanciales aristotélicas. Herrero es, por tanto, un representante significado de la corriente mecanicista que predominaba en los círculos médicos madrileños antes de la mitad del siglo xviii.

Cuando su colega Andrés Piquer se apartó del mecanicismo para adoptar una postura ecléctica, Herrero escribió un Examen del discurso del doctor D. Andrés Piquer sobre la aplicación de la Filosofía a los assumptos de Religión en varias cartas, donde se trata del poder natural de los buenos y malos ángeles para mover los cuerpos (1760). Constataba que hay cuestiones físicas sobre las que nada dice la Sagrada Escritura, por lo tanto ésta no es la única fuente o criterio de la verdad.

La razón natural mantiene una cierta autonomía frente a los teólogos. El consenso con los increyentes se puede alcanzar mediante la lógica y el método geométrico sin recurrir a la autoridad de los santos padres. Ejemplo típico de cuestiones enrevesadas por la Teología es el de si los ángeles mueven los cuerpos. Herrero llevó el asunto a otro terreno: no hay nada que se oponga a que causas naturales trasladen cuerpos por los aires a grandes velocidades.

Sus tensiones con Piquer prosiguieron dentro de la Academia de Medicina, porque éste insinuaba que su cargo de vicepresidente era perpetuo y no electivo como constaba en los estatutos de la institución. Herrero elevó una instancia al Rey para que aclarara el asunto.

Como hombre de la Ilustración se impuso la labor de divulgar el saber y poner en contacto a España con las otras naciones europeas. Colaboró con Salvador Josef Mañer (también conocido como Josef Lorenzo de Arenas) en empresas como Mercurio literario o Memorias sobre todo género de ciencias y artes. Colección de piezas eruditas y curiosas, fragmentos de literatura para la utilidad y diversión de los estudiosos (1738-1740) y Estado político de la Europa (1740). En ellas puso a disposición del público noticias de las actividades de las academias científicas, de la aparición de libros importantes y de sucesos relacionados con la cultura en Europa. Polemizó con el Diario de los literatos, donde había aparecido una reseña de su Disertación meteorológica (1737), sobre el modo en que se había de hacer crítica. De esta obra no existe ejemplar localizado. Continuó sus actividades periodísticas con Gazeta Literaria de Madrid, de la cual sólo se conserva el número correspondiente a 1743. Elaboró un Diccionario universal, francés y español, más copioso que quantos hasta ahora se han visto, el qual contiene todos los términos usados en la lengua francesa, con las frasses y locuciones propias y figuradas de todos estilos y refranes y todo lo necessario para la perfecta inteligencia de dicho idioma (1744).

Una sonada polémica con otro médico madrileño se recoge en la Historia de la disputa, que sobre la enfermedad que quitó la vida a Manuel Rodríguez en el Hospital General de esta Corte, tuvieron el Doctor Bernardo López Araujo y Don Antonio María Herrero (Madrid, 1756) y en la Carta [...] en que demuestra quán inaccesibles han sido a los esfuerzos de Don Bernardo Araujo los fundamentos que tuvo para defender que no fue phtisis pulmonal la enfermedad que quitó la vida a Manuel Rodríguez en el Hospital General de esta Corte (Madrid, 1757).

 

Obras de ~: Disertación meteorológica, Madrid, 1737; Physica moderna, experimental y systemática: donde se contiene lo más curioso y útil de quanto se ha descubierto en la Naturaleza, Madrid, 1738; Mercurio literario o Memorias sobre todo género de Ciencias y Artes, Madrid, Imprenta del Reyno, 1739-1740; Estado político de la Europa, trad. ~ y S. J. Mañer, Madrid, Imprenta del Reyno, 1740; Diccionario universal, francés y español, más copioso que quantos hasta ahora se han visto, el qual contiene todos los términos usados en la lengua francesa, con las frasses y locuciones propias y figuradas de todos estilos y refranes y todo lo necessario para la perfecta inteligencia de dicho idioma, Madrid, Imprenta del Reyno, 1743; Examen del discurso del doctor D. Andrés Piquer sobre la aplicación de la Filosofía a los assumptos de Religión en varias cartas, donde se trata del poder natural de los buenos y malos ángeles para mover los cuerpos, Madrid, por Antonio Pérez de Soto, 1760.

 

Bibl.: F. de Latassa y Ortín, Biblioteca nueva de los escritores aragoneses que florecieron desde el año 1500 hasta [1802], Pamplona, Joaquín Domingo, 1798-1802; A. C hinchilla, Anales históricos de la medicina en general y biográfico-bibliográficos de la española en particular, vol. III, Valencia, Imprenta López y Cía., 1841-1846; A. Lafuente y J. L. Peset, “La física moderna del doctor Antonio María Herrero”, en VV. AA., I Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias, 1978, págs. 45-46; J. M. López Piñero, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, Península, 1983.

 

Francisco Sánchez-Blanco

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