Muẓaffar: Muẓaffar as-Saqlabī. ?, s. X – Valencia, c. 1018. Corregente de la taifa de Valencia y Játiva (1010-1018).
Muẓaffar fue uno de los personajes más relevantes del grupo de saqāliba o esclavos de origen eslavo que servían a los descendientes de Almanzor. Fue capturado a finales del siglo X, siendo niño, posiblemente en Europa oriental; castrado e instruido en la religión islámica y en la cultura árabe, fue asignado al servicio del esclavón Mufarriŷ, del mismo origen. Los sobrenombres que adoptaban, exentos de cadena genealógica, pues no se conocía su origen y no era islámico, eran adoptados por los eslavos para invocar alguna circunstancia afortunada; en este caso significa “el vencedor”.
Mufarriŷ gozaba de un alto cargo dentro de la administración califal, Ṣāḥib al-šurṭa —zabazoque o jefe de la policía— en Madīnat al-Ẓāhira, la ciudad palatina de los ‘āmiríes cercana a Córdoba. Gracias a su ayuda tanto Muẓaffar como otro eslavo cuya actividad se enlaza de forma íntima con la de éste, Mubārak, progresaron en la administración, y les fue asignada la supervisión de las acequias de los regadíos de las huertas de Valencia (wilāyat al-sāqiyya), aunque las irregularidades en la administración de las mismas hicieron que tuvieran que defenderse de las acusaciones del gobernador de la ciudad, ‘Abd al-Raḥmān b. Yasār (1010), que fue asesinado poco después, al comienzo de la guerra civil en el califato omeya. La huida de distintos elementos del grupo saqāliba de Córdoba, perseguidos en la capital por los partidarios de al-Mahdī, permitieron a estos dos cabecillas el afianzamiento de su poder en la capital levantina.
Durante un tiempo parece ser que aceptaron la autoridad del califa ḥammūdí ‘Alī al-Nāṣir, que se impuso en Córdoba, y su nombre figura en las monedas acuñadas en Valencia junto al de los dos reyezuelos eslavos (1017-1018).
El hecho de que los saqāliba llegaran a alcanzar el poder en el Levante ha sido interpretado como una señal del subdesarrollo de esta región dentro de al-Andalus, pues las familias andalusíes tomaron el gobierno en sus manos en lugares con mayor prosperidad en al-Andalus.
Adoptaron varias medidas para consolidar su posición; además de acoger a los mencionados compañeros huidos de Córdoba, construyeron unas fuertes murallas que los pusieron al abrigo de cualquier asalto armado, y aumentaron su capital al elevar las exacciones sobre la población de la región, lo que provocó su descontento y la emigración de muchos de ellos.
La llegada de personajes con un gran prestigio en el mundo de las letras andalusíes mejoró la vida cultural de Valencia, que disfrutó de poetas de la talla de Ibn Darrāŷ al-Qaṣtallī, poeta áulico de Almanzor, que compuso panegíricos para los gobernantes de la ciudad (1014-1018); sin embargo las crónicas mencionan la mala acogida dispensada por los dos régulos a sus antiguos señores, cuando éstos acudieron a Valencia a refugiarse.
Mubārak llevó el gobierno del territorio durante estos años, destacándose por encima de Muẓaffar, aunque mantenían el mismo nivel de vida, vestimentas similares y residían en el mismo palacio.
Ibn Ḥayyān atribuye a un castigo divino por su abuso contra los musulmanes la muerte de Mubārak, que al parecer se produjo en un accidente mientras montaba a caballo; según la interpretación de F. Maíllo de la crónica de Ibn al-Kardabūs, que en este asunto difiere de las demás crónicas, Muẓaffar murió antes que Mubārak, y su origen no era de los saqāliba sino negro. Sea como fuere, hubiera muerto poco antes o tras el asalto al alcázar subsiguiente a la muerte de Mubārak por parte de los valencianos, como indica Ibn al-Jaṭīb, a partir de 1018 no volvemos a encontrar referencias a Muẓaffar.
Las menciones a Muẓaffar en las fuentes son algo más positivas que las referentes a su compañero, por su mejor carácter y sus virtudes caballerescas. No queda fuera, lógicamente, de las críticas a la rapacidad con que su administración trató a los valencianos, ni a la recluta que hizo de vascos y catalanes para reforzar su Ejército.
La carrera de Muẓaffar ilustra el comienzo del siglo XI, en que dos soldados esclavos con una educación muy rudimentaria pudieron crear un principado independiente en una región de al-Andalus. La ausencia de descendientes de estos reyezuelos y la progresiva toma de conciencia de la nueva situación por parte de las familias andalusíes llevó a una normalización política pocos años después. La efímera obra de Mubārak y Muẓaffar se hundió con ellos.
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José Ramírez del Río