‘Abd Al-Malik b. Muḥammad b. Ŷahwar. ?, s. X-s. XI - Saltés (Huelva), 15 šawwāl de 462 H. (27.VII.1070). Tercer y último soberano de la taifa cordobesa de los Banū Ŷahwar.
‘Abd al-Malik b. Muḥammad b. Ŷahwar fue el tercero y último soberano de los Banū Ŷahwar, familia cordobesa de origen árabe perteneciente a la aristocracia local, algunos de cuyos miembros fueron visires de la dinastía omeya.
Su acceso al poder se produjo de la mano de su padre, Abū-l-Walīd Muḥammad b. Ŷahwar, llamado al-Rašīd, segundo soberano de la dinastía, quien en el año 456 H/1064 elevó a sus dos hijos, ‘Abd al-Raḥmān y ‘Abd al-Malik, para ayudarse de ellos en las tareas de gobierno. Sin embargo, movido por su ambición, ‘Abd al-Malik apartó a su hermano ‘Abd al-Raḥmān del poder y lo recluyó en su casa, convirtiéndose en el “hombre fuerte” del régimen.
A diferencia de sus dos antecesores, su padre y su abuelo, cuya actuación se habría caracterizado por una actitud prudente y conciliadora en el intrincado mundo de los reinos de taifa, la imagen que las crónicas transmiten de ‘Abd al-Malik es de signo negativo. Su ambición le llevó a tratar de emular a los antiguos califas, adoptando títulos como Ḏū-l-siyādatayn (“el de las dos soberanías”), al-Manṣūr bi-llāh (“el victorioso por Dios”) y al-Ẓāfir bi-llāh (“el vencedor por la gracia de Dios”) y ocupando en la mezquita la macsura reservada a los soberanos omeya. A ello se añadió un ejercicio autoritario del poder, acompañado de actuaciones arbitrarias y confiscaciones de bienes.
Pese a su impopularidad, el fin de ‘Abd al-Malik y de la dinastía Ŷahwarí no vino del interior, sino de fuera, siendo la cordobesa una más de las taifas del Occidente andalusí que quedaron englobadas en el expansionismo de los Abadíes de Sevilla. La ocasión vino dada por el ataque de al-Ma’mūn sobre la antigua capital omeya, episodio inscrito en la rivalidad entre los soberanos de Toledo y Sevilla por el dominio de Carmona. Careciendo de fuerzas propias suficientes para hacerle frente, ‘Abd al-Malik hubo de pedir ayuda a al-Mu‘tamid, quien le envió un contingente de mil trescientos caballeros que lograron alejar a los atacantes toledanos. Sin embargo, este hecho determinó el fin de la dinastía Ŷahwarí.
La deposición de Ibn Ŷahwar fue resultado de una conspiración de los propios cordobeses, quienes se coaligaron con las tropas sevillanas para librarse de él. ‘Abd al-Malik trató de refugiarse en el alcázar, donde fue cercado y se rindió, mientras su padre, al-Rašīd, quien, al parecer, se encontraba enfermo de hemiplejía, se escondió con sus hijas en la macsura de la aljama, siendo capturado por las fuerzas cristianas que actuaban al servicio de los Abadíes, quienes los despojaron de sus bienes.
Siguiendo una práctica relativamente habitual en la época taifa, la vida del soberano depuesto fue respetada, aunque se le obligó al exilio, marchando con su familia a la isla onubense de Saltés, donde hasta el año 443/1051 habían gobernado los Bakríes, asimismo derrocados por los Abadíes. Allí sólo logró sobrevivir durante un mes, falleciendo el 15 de šawwāl de 462/27 de julio de 1070.
Bibl.: A. Huici, “Djahwarids”, Encyclopédie de l’Islam, Leiden, II, 1965, 389: K. Soufi, Los Banū Ŷahwar en Córdoba 1031-1070 de J.C. 422-462 H., Córdoba, 1968; J. Bosch y W. Hoenerbach, “Los taifas de la Andalucía en la obra histórica de Ibn al-Jaṭīb. Los Banū Ŷahwar de Córdoba”, Andalucía Islámica. Textos y Estudios, I (1980), 65-104; D. Wasserstein, The Rise and Fall of the Party-Kings: Politics and Society in Islamic Spain 1002-1086, Princeton, 1985; M.ª J. Viguera, Los reinos de taifa y las invasiones magrebíes, Madrid, 1992.
Alejandro García Sanjuán