Canito Barrera, Enrique. Granada, 24.XII.1902 – Madrid, 28.XII.1992. Catedrático de francés, librero, editor y director de la revista Ínsula.
Nació en Granada el 24 de diciembre de 1902 en el barrio de la Virgen de las Angustias, en cuya basílica fue bautizado días más tarde. Fue el cuarto hijo de los siete que tuvieron sus padres. Obtuvo el título de bachiller en el Instituto de Sevilla, con diecisiete años, el 4 de agosto de 1920. Estudió en la Universidad Literaria de Sevilla, estudios que culminaron con el título de licenciado en Filosofía y Letras, sección de Historia, el 26 de septiembre de 1929, con la calificación de sobresaliente y Premio Extraordinario. Allí conoció a Pedro Salinas, entonces profesor de dicha universidad, con quien mantuvo una buena relación que continuó más allá de los tiempos de estudiante.
Al terminar la carrera, obtuvo una plaza de profesor de Español, como lector, en la Universidad de Toulouse, adonde acudió para perfeccionar sus conocimientos de francés. Durante su estancia en Francia, conoció a Suzanne Brau, profesora de Español del Instituto de Toulouse, con quien mantuvo una sincera y gran amistad hasta sus últimos días, y fue colaboradora de Enrique Canito con las suscripciones de la revista Ínsula en Francia.
Obtuvo el título de catedrático numerario de Lengua Francesa de instituto, en el año 1934 (Orden Ministerial de 31 de diciembre de 1934). En el verano de 1934, a propuesta de Pedro Salinas, fue nombrado secretario de los cursos de verano que se impartían en el palacio de la Magdalena de Santander.
Su primer destino como catedrático de Lengua Francesa fue el Instituto de Zafra (Badajoz). Posteriormente, fue destinado al Instituto de Alicante, del que fue nombrado director. Allí le sorprendió la Guerra Civil y pasó la mayor parte del tiempo que duró. En Alicante, conoció a Juan Guerrero Ruiz, con cuya familia Enrique Canito estableció una amistad muy estrecha que perduró más tarde en Madrid, donde regresaron una vez terminada la guerra. Juan Guerrero pertenecía al cuerpo de técnicos de la Administración Local, pero su verdadera afición fue la poesía. Entre sus conocidos y amigos le llamaban cariñosamente el Cónsul General de la Poesía, pues mantenía muy buenas relaciones con poetas de otros países y les atendía con gran dedicación y cariño cuando venían a Madrid.
Finalizada la Guerra Civil, fue separado del ejercicio de la docencia hasta el año 1945. Durante este tiempo, trabajó en la embajada de Francia en Madrid y también estuvo dando clases en el Liceo Francés. Fue entonces cuando abrió la librería Ínsula (situada en el número 9 de la céntrica calle madrileña del Carmen) especializada en importar libros extranjeros de ciencias y letras. Fundó la revista Ínsula: en principio era un simple boletín bibliográfico para dar a conocer las novedades de los libros extranjeros de interés que podía importar, especialmente de literatura francesa; poco a poco, este boletín se convirtió en una revista literaria, cuyo primer número salió a la luz en enero de 1946. La revista Ínsula se convirtió pronto en el “rompeolas cultural de todos los docentes españoles”, como destaca Antonio Gallego Morell (1993). Ahora bien, la labor de Ínsula no se limitaba al interior, aunque fuera, con mucho, la más importante. La calidad de los artículos que eran publicados, la promoción de escritores noveles (Carmen Laforet publicó, por ejemplo, un cuento, “El infierno”), las creaciones narrativas, poéticas o dramáticas que acogía (así, A.M.D.G., de Pérez de Ayala; José Luis Cano...) y su sección “Bolsa del lector” —curiosa librería de ocasión—, trascendieron las fronteras españolas, convirtiéndose la revista en referencia obligada del hispanismo, como destaca Antonio Gallego Morell (1993): “Este profesor de francés, librero [...], editor y director de revista [...] mantuvo durante muchos años la presencia de las letras españolas en los ambientes universitarios españoles y del hispanismo mundial”.
En 1945 fue restituido a su cátedra de instituto, y su primer destino —y último— como catedrático de Francés fue el Instituto femenino Isabel la Católica de Madrid, en donde acabó jubilándose el año 1972. En este instituto, hacia 1960, también fue nombrado director durante unos años. En su labor docente pronto incorporó en sus clases de francés la utilización de los medios audiovisuales y contribuyó poderosamente a la renovación metodológica de la enseñanza del francés en España, participando en encuentros y seminarios.
En el año 1956, el presidente de la República Francesa, por decreto del 27 de septiembre de 1956, le concedió la Cruz de Caballero en la Orden de Les Palmes Académiques por los servicios prestados a la difusión de la cultura francesa. Le fue impuesta en la Embajada francesa en Madrid: esta condecoración, dentro de su habitual modestia, le proporcionó una de las mayores satisfacciones.
Enrique Canito efectuó una importante donación a la biblioteca de la Universidad de Granada, procedente del fondo bibliográfico de su librería, así como su biblioteca personal, compuesta por más de cuatro mil volúmenes.
Obras de ~: La conjugación francesa, Madrid, Imprenta Viuda de Hernando, 1935; “Los medios audiovisuales en la enseñanza de las Lenguas vivas”, en Revista de Enseñanza Media (Madrid), n.º 261 (1962), págs. 65-70.
Bibl.: A. Gallego Morell, “Las ‘ínsulas’ de Enrique Canito”, en Ideal (Granada), 28 de enero de 1993; A. Núñez, “Enrique Canito. Fundador de la revista Ínsula”, en El Mundo (Madrid), 6 de febrero de 1993; J.-M.ª Martínez Cachero, “Enrique Canito. Fundador de Ínsula”, en La Nueva España (Oviedo), 19 de febrero de 1993; R. Lapesa, Generaciones y semblanzas de filólogos españoles, Madrid, Real Academia de la Historia, 1998, págs. 201-202; J. Suso López, “Semblanza de Enrique Canito”, en M. Serrano Mañes, L. Avendaño Anguita y M.ª Carmen Molina Romero (coords.), La Philologie française à la croisée de l’an 2000. Panorama linguistique et littéraire (IX Coloquio de la Asociación de Profesores de Filología Francesa de la Universidad Española, APFFUE, Granada, 5-7 de abril de 2000), vol. II [Granada], APFFUE, [2000], págs. 331-340.
Javier Suso López