Suñer Capdevila, Francisco. Rosas (Gerona) 4.XII.1826 – 14.VIII.1898. Médico y político republicano federal.
Nació en el seno de una familia liberal y desde muy joven se inclinó hacia el republicanismo. En 1842 se trasladó a Barcelona para estudiar Medicina y se relacionó con el grupo de Abdón Terrades. Participó en los hechos revolucionarios de 1843, durante los que tomó parte en la defensa del castillo de Figueras.
En 1845, acusado de conspirador, fue encarcelado en Figueras y, poco después, fue conducido a la cárcel de Tarragona. En 1850 acabó la carrera de Medicina y empezó a ejercerla en Figueras, donde inició una activa oposición al régimen monárquico. Participó en la revolución de 1854 y en 1856 manifestó de forma clara su inclinación a favor de la lucha popular, con un fuerte contenido obrerista, figurando entre los principales opositores ampurdaneses contra O’Donnell, actitud que le acarreó el exilio en Francia durante dos meses.
En 1860 se instaló en Barcelona, donde consiguió un gran renombre como especialista en la lucha antituberculosa.
Enfermo él mismo de tuberculosis, se dedicó, especialmente, a combatir la enfermedad en los barrios populares, hecho que le ayudó a entender los antagonismos sociales y que le acabó convirtiendo en un activo luchador contra las injusticias sufridas por las clases obreras. Especialmente se enfrentó con el injusto sistema de las quintas y las condiciones materiales de vida de estos grupos que eran la causa de graves enfermedades. Se caracterizó por mantener una actitud antirreligiosa agresiva que hizo pública en escritos y exposiciones y que resumió en el Almanaque Democrático (1864-1865). Su nombre apareció entre los firmantes del documento de 10 de junio de 1864, favorable al socialismo dentro del partido democrático. Este escrito estuvo relacionado con la polémica que desde el verano de 1863 enfrentó a demócratas socialistas encabezados por Pi y Margall e individualistas agrupados en torno a Castelar. Los que como Francisco Suñer se decantaron por el socialismo utilizaron el argumento de que “la democracia proclama la libertad de derecho y éste la traduce en hechos”.
A raíz de los hechos de junio de 1866, tuvo que emigrar nuevamente a Francia, esta vez a París (1866- 1867), donde desarrolló una importante tarea conspirativa.
Con el triunfo de la revolución de septiembre de 1868, fue nombrado teniente alcalde por la junta revolucionaria de Barcelona y muy pronto, en enero de 1869, alcalde por elección popular. En el mismo año de 1869, fue elegido diputado por Gerona a las Cortes constituyentes, cargo que le acercó a la corriente obrerista barcelonesa, especialmente a los cooperativistas dirigidos por José Roca y Galés. Continuó con su discurso antirreligioso tanto en las Cortes como en sus escritos (por entonces escribió un folleto titulado “Dios”, que ocasionó un gran escándalo), y encabezó una insurrección federal en el Ampurdán en octubre de aquel año, en la cual los principales objetivos fueron la proclamación de la república y la abolición de las quintas. Fracasado el intento, fue condenado a muerte en rebeldía, ya que había huido a Francia. A pesar de la condena, regresó a Madrid para ocupar su escaño parlamentario y donde, protegido por el general Prim, consiguió el indulto en 1870. En 1872 fue elegido nuevamente diputado y continuó su actividad insurreccional, dirigida, otra vez a la abolición de las quintas. En aquel mismo año publicó en Madrid su principal obra: Tratado popular de la tisis.
Con la proclamación de la Primera República, fue elegido diputado provincial por Barcelona y después diputado a Cortes por Figueras; aprovechó la primera designación para proponer, el 14 de febrero de aquel 1873, a la Diputación de Barcelona que dirigiera una exposición a las Cortes en la que se pidiera la pronta resolución del problema de los jurados mixtos, de la jornada laboral y del control del trabajo infantil. Durante el gobierno de Pi y Margall ocupó por unos días el Ministerio de Ultramar (28 de junio a 18 de julio de 1873). Durante su breve estancia al frente del mismo se inclinó por la liberalización de la política española en Cuba y dio su apoyo a Pi en la política de conciliación con la revolución cantonalista. A la caída de la República, emigró a América donde trabajó como médico. En la última etapa de su vida, regresó a Cataluña y se estableció en Rosas donde continuó ejerciendo su profesión de médico.
Obras de ~: Dios, [Barcelona, Librería de I. López], [18??], (opúsculo en el que justifica el ateísmo); Tratado popular de la tisis, Madrid, Rivadeneyra, 1872.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 60 n.º 18; 71 n.º 18; 75 n.º 1.
C. Rahola, Vides heroiques, Girona, Tallers Gràfics de la Casa d’Assistència i Ensenyament, 1932; C. A. M. Hennessy, La República Federal en España. Pi y Margall y el movimiento republicano federal 1868-74, Madrid, Aguilar, 1966; “Francisco Sunyer i Capdevila”, en M. T. Martínez de Sas y P. Pagès Blanch (coords.), Diccionari biogràfic del moviment obrer als Països Catalans”, Barcelona, Edicions Universitat de Barcelona y Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2000.
María Teresa Martínez de Sas