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Carmelo Tusquellas Forcen

Biografía

Tusquellas Forcén, Carmelo. Charlot. Barcelona, 11.XI.1893 – 2.II.1967. Torero cómico.

Carmelo Tusquellas Charlot fue un genial artista que se encuentra, junto a su compañero Rafael Dutrús Llapisera, en el origen del toreo cómico, una modalidad que tuvo muy importantes continuadores. Los términos ‘charlotada’ —como sinónimo de espectáculo cómico-taurino—, ‘charlotismo’ —que define una manera de hacer humor— y ‘charlores’ —sinónimo de torero cómico— derivan todos ellos del apodo de Tusquellas, tomado a su vez, como fácilmente puede apreciarse, del no menos genial artista Charles Chaplin. Según la enciclopedia Los Toros, “el charlotismo no fue sino la modernización y simplificación de las mojigangas, que tanto se prodigaron en el siglo xix. Modernización, y en ciertos casos humanización, porque a veces en aquellas funciones se lidiaban toros grandes y defectuosos que habían sido ya toreados más veces, y su lidia estaba a cargo, aparte de algunos profesionales sin destreza, de aficionados inexpertos, que más veces salían maltratados y magullados que triunfadores (...). El charlotismo es el toreo cómico practicado con ganado a propósito y por toreros más o menos afortunados dedicados a esta especialidad de la lidia”.

Respeto a las mojigangas, en la enciclopedia Lances y figuras del toreo se escribió lo siguiente: “Hay constancia documental de que durante los siglos xvi y xvii, en los espectáculos taurinos (con todas las salvedades que quieran ponerse a esta denominación, en una época en la que la Fiesta aún no estaba definida como tal) se hacían suertes que se apartaban de los cauces normales del toreo. Esos juegos, que podían ser cómicos o arriesgados, recibían el nombre genérico de ‘invenciones’. En muchas ocasiones eran parodias del toreo serio, con los ‘toreros’ vestidos con los más disparatados disfraces, y en otras eran las pantomimas que, siglos después, derivaron en las famosas mojigangas, tan importantes durante el siglo xix”.

Antes de hacerse torero-cómico, Carmelo Tusquellas fue saltimbanqui, probablemente influido porque se crió en la calle del Conde del Asalto, de Barcelona, una calle artistas y teatros. Tusquellas daba saltos mortales en el circo formando grupo artístico con Pagés (que no debe confundirse con el emprendedor empresario taurino del mismo apellido) y Deyá. Aficionado desde siempre a los toros, el salto al toreocómico lo dio precisamente de la mano del empresario Eduardo Pagés, que le propuso sustituir en una película a Charles Chaplin en las escenas taurinas que éste debía rodar en Francia. Desde ese momento, Tusquellas adoptó el nombre, los modales y la vestimenta de Charlot.

En 1916, el mismo Pagés creó una cuadrilla cómico-taurina, formada por Charlot, Llapisera y el Botones, siendo Tusquellas en aquellos momentos el personaje principal del grupo. Se denominaban “Cuadrilla excéntrica”, y se anunciaban como “Díaz- Charlot, Sacas-Llapisera y “los grooms negros Chato- Chocolate y Chato-Betún”. El debut en público tuvo lugar en la plaza de Las Arenas, de Barcelona, el 8 de mayo de ese mismo año 1916. El éxito fue inmediato, de manera que repitieron hasta cinco fechas en el siguiente mes de julio, los días 1, 8, 15, 22 y 25. Y de ahí saltaron a la plaza de Vista Alegre, de Madrid, y al resto de España. En aquellos momentos, las revistas taurinas les dedicaron sus portadas, comentarios y diferentes páginas repletas de fotografías, dejando constancia del nuevo fenómeno cómico-taurino que había surgido. La cuadrilla cómica llegó a sumar unas 1.500 actuaciones a lo largo de los años siguientes. Su trabajo consistía en parodiar el toreo, ridiculizando las suertes y los movimientos de los matadores de toros.

Sobre sus primeras actuaciones, en la prestigiosa revista Toros y Toreros, fundada precisamente en 1916, se escribió lo siguiente: “Novillada humorística. Sobresalieron notablemente Charlot y Llapisera y su Botones, que fueron objeto de continuas ovaciones, pero ovaciones verdad, pues son verdaderos artistas en su género. No se trata de mamarrachos, no, sino de tres buenos, valerosos e inteligentes lidiadores, que en vez de tomar el toreo por el lado serio, torean con mucha vis cómica, derrochando la gracia por quintales. El público rió por espacio de dos horas y salió de la plaza entusiasmadísimo, satisfecho, como pocas veces recordamos”.

Llapisera y Charlot se separaron en 1929, teniendo a partir de ese momento mucha más relevancia la carrera del primero que la del segundo, si bien Charlot creó escuela, siendo numerosos los cómicos-taurinos que se decidieron a imitar al imitador de Charles Chaplin. Entre ellos, el famoso Paco Arévalo.

“La gran aportación de este grupo de artistas —se dice en Lances y figuras del toreo— estuvo basada en el toreo: antes, la gracia estaba en el disfraz y en la impericia, o en el valor y la sangre fría, en el caso de Don Tancredo; a partir de este momento, la comicidad vino derivada del toreo (en su faceta cómica, bufa y paródica del serio), pero toreo al fin y al cabo. Los cómicos comenzaron a torear y a seguir las reglas del toreo, que luego eran trasgredidas; podría decirse de otra manera: para torear ‘mal’, primero hay que saber torear ‘bien’. Esta es la clave del toreo cómico contemporáneo: que antes que disparate o caricatura, es toreo. [...] Debido al éxito obtenido por ‘El Empastre’, en los años siguientes surgieron otros muchos espectáculos. Los principales de aquellos años fueron ‘Los Calderones’, ‘El Embrujo Musical’, ‘Galas de Arte’ y el más importante de todos ellos, ‘El Bombero Torero’. Estos espectáculos fueron una auténtica cantera todos ellos tanto de toreros cómicos como de toreros serios, los chavales que vestidos de luces mataban un becerro soñando con hacerse un nombre y abrirse camino en su profesión”.

Retirado de la profesión de torero-cómico, Carmelo Tusquellas ejerció las funciones de puntillero en la plaza de toros de Barcelona, protegido siempre por Eduardo Pagés, su descubridor.

 

Bibl.: Toros y Toreros, n.os 17, 23, 24 y 25 (27 junio, 8, 15 y 22 de agosto 1916), respect.; Pármeno (seud. de J. López Pinillos), “Charlot y Llapisera” y “Don Tancredo: el hombre del pedestal”, en Lo que confiesan los toreros. Pesetas, palmadas, cogidas y palos, Madrid, Edit. Renacimiento, 1917 (Madrid, Turner, 1987, págs. 75-88); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. 1, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 704-746; Ganga (seud.), “Fue a Pagés a quien se le ocurrió la idea del “charlotismo”. Llapisera llevó este género a la categoría de espectáculo”, en El Ruedo (Madrid), n.º 818 (25 de febrero de 1960); J. L. Ramón, “El toreo cómico”, en Lances y figuras del toreo”, Barcelona, Altaya, 2004, págs. 641-647.

 

José Luis Ramón Carrión

 

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