Celis Cuevas, Pablo. El Bombero Torero. El Tejo (Cantabria), 14.VII.1900 – Valencia, 15.IX.1969. Torero cómico.
Pablo Celis Cuevas fue, con su personaje de El Bombero Torero, uno de los cómicos más populares e importantes de todos los tiempos. Nacido en la localidad cántabra de El Tejo, emigró siendo un niño a Madrid con su familia, y en los teatros de la capital trabajó desde los trece años como tramoyista. En 1918 toreó en Madrid en un festival y en 1924 comenzó a actuar como torero cómico, imitando entonces a Charlot.
En 1928 creó su inconfundible personaje de El Bombero Torero, y un año después comenzó a trabajar en la que, con el tiempo, sería la importante banda cómico-taurina-musical de El Empastre, que en esos momentos acababa de crear el famoso artista Llapisera. Muy pronto El Empastre y El Bombero adquirieron gran fama, que se añadió a la mucha que ya entonces tenía Llapisera. En 1931 sumaron ciento dieciocho actuaciones.
Tras el estallido de la Guerra Civil, Pablo Celis emigró a Francia, donde toreó como novillero, anunciándose entonces con su nombre y primer apellido.
En 1940 formó en España el espectáculo El embrujo musical. En 1953 creó junto con el taurino Cristóbal Becerra el espectáculo El Bombero Torero, con sus hijos Eugenio (anunciado entonces como El Coyote) y Manuel Celis Díez (el famoso Manolín); además de éstos, también fueron toreros, en este caso serios, sus otros tres hijos: Enrique (novillero), Pablo (banderillero) y Rafael (picador). La gran novedad del espectáculo del Bombero fue que entre sus artistas incluyó a ocho enanitos, que además de realizar diferentes números humorísticos, también lidiaban un becerrito, vestidos de torero y parodiando (y muchas veces realizando con gran desenvoltura) las suertes del toreo clásico. El éxito fue absoluto, y pronto surgieron otros espectáculos que también incluyeron enanitos entre su elenco de artistas, como el de Manuel Pérez Luque, el Chino Torero. Un enano de gran fama en El Bombero fue José Burgos, Pepito, que fue un artista excelente.
El espectáculo de Pablo Celis, lo mismo que todos los demás que proliferaron durante el siglo xx, fue una excelente cantera de toreros serios. La inclusión, en su repertorio, de la lidia y muerte de un novillo a manos de un novillero, hizo que en este tipo de festejos se formasen muchas figuras del toreo. Para un aprendiz de torero, colocarse una temporada con El Bombero venía a asegurarle que iba a torear cincuenta o sesenta festejos, una cifra fabulosa y que en ningún caso hubiera toreado sin viajar en el autocar en compañía de los cómicos, los músicos y los enanos. Son muchos los matadores de toros que torearon en los diferentes espectáculos, pero entre los más famosos están Manuel Rodríguez, Manolete (en la parte seria de Los Calderones), Dámaso González (en Galas de Arte, El Bombero Torero y Toros y Claveles), José Ortega Cano (en El Platanito, entre otros), Juan Antonio Ruiz, Espartaco (en El Chino Torero), Vicente Ruiz, el Soro (en Los Calderones y El Toronto) y, entre otros, Enrique Ponce (en Ovaciones en el Ruedo). Antes de la proliferación de las escuelas taurinas, los espectáculos-cómicos- taurinos fueron una excelente escuela de toreros.
En la década de 1950, el éxito de El Bombero Torero fue absoluto, siendo muy frecuentes sus viajes a Francia y Portugal, y también a toda la América taurina, y a países como Líbano y China, entre otros.
Pablo Celis se retiró en Bogotá en 1961, cediendo el testigo a su hijo Eugenio, que pasó a ser El Bombero II. El 19 de julio de 1958 se produjo en Madrid la curiosa circunstancia de que Pablo Celis le dio la “alternativa” a su hijo Eugenio, siendo éste el primer caso de una ceremonia (humorística, sin duda, pero también cargada de simbolismo) de la historia del toreo cómico. A lo largo de los años, El Bombero coincidió, en El Empastre o en su propio espectáculo, con artistas de tanta reputación como Carmelo Tusquellas, Charlot; Francisco Mas Esparza, el Cochero Torero, Eduardini; Francisco Rodríguez, Arévalo; Luichi; Juan Losilla, Laurelito, y El Zorro, entre otros.
Tras retirarse en Burgos en 1966, a Eugenio Celis Díaz le siguió su hermano Manuel como El Bombero III, aunque con anterioridad éste había creado el personaje de Manolín, que no estaba basado en la comicidad, sino en las facultades físicas, pues realizaba saltos y ejercicios de todo tipo. Otros apodos de este artista fueron El Olímpico Manolín y El Torero Deportista.
En 2002 se hicieron cargo del espectáculo dos nietos de Pablo Celis Cuevas: Rafael Celis Albert (hijo de Rafael, el picador) y Carlos Celis Castillo (hijo de Pablo, el banderillero), siendo Rafael, que antes se había anunciado como Rafles, El Bombero IV.
Pablo Celis Cuevas fue nombrado hijo adoptivo de Santander y presidente honorario del Cuerpo de Bomberos de Madrid. Además, se le consideró teniente honorario del Cuerpo de Bomberos de Manizales (Colombia).
Bibl.: Parmeno (J. López Pinillos), “Charlot y Llapisera” y “Don Tancredo: el hombre del pedestal”, en Lo que confiesan los toreros, Pesetas, palmadas, cogidas y palos, Madrid, Editorial Renacimiento, 1917 (Madrid, Turner, 1987, págs. 75- 88); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. I, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 704-746; S. Córdoba, “Este es El Bombero Torero”, en El Ruedo (Prensa y Radio del Movimiento, Madrid), n.º 807 (10 de diciembre de 1959); J. L. Llorens Raga y E. Porcar, Aquí, El Empastre [...]. Mosaicos de su arte y de su vida, Valencia, Guerri, 1969; J. Lloret, “El Bombero Torero falleció en Valencia a la edad de 69 años”, en El Ruedo (Prensa y Radio del Movimiento, Madrid), n.º 1318, 23 de septiembre de 1969; “Celis Cuevas, Pablo”, en VV. AA., Gran Enciclopedia de Cantabria, Santander, Cantabria, 1985; J. A. Gallego Vázquez, El Bombero Torero, Madrid, Colección Ondina, 1995; M. Celis, El Bombero Torero: Pablo Celis Cuevas, Santander, Consejo de Administración de la plaza de toros, 2000; C. Baeza, Cómicos. La otra tauromaquia, Valencia, Diputación, 2004; J. L. Ramón, “El toreo cómico” y “El Maestro: El Bombero Torero”, en Lances y figuras del toreo, Barcelona, Altaya, 2004, págs. 645-650; www.bomberotorero.com.
José Luis Ramón Carrión