Villaverde Orejas, Ángel. La Paleta Manuela. Madrid, 12.XI.1898 – 7.II.1964. Torero cómico.
Lo mismo que otros muchos toreros cómicos, también Ángel Villaverde se vistió de luces. En su etapa de banderillero se apodó El Estrecho, porque había nacido en el barrio de Pardiñas, durante la Guerra Civil. Debido a que en esos años se celebraban más festejos bufos que serios, decidió hacerse torero cómico. Con el tiempo, La Paleta Manuela, que ese fue el nombre artístico que eligió en su nueva profesión, fue el fundador de una dinastía de toreros cómicos que prácticamente llenó el siglo XX.
Antes de hacerse cómico, y al tiempo que se vestía seriamente de luces, Ángel Villaverde trabajaba con los empresarios Eduardo Pagés e Isidro Ortuño Jumillano (padre del matador de toros del mismo apodo), acompañando en el tren los toros que, en los preceptivos cajones, se trasladaban desde las ganaderías a las plazas de toros. Por consejo de Jumillano, Villaverde comenzó a trabajar en el espectáculo Estrellas Negras, del cómico Aquilino Calzada González El Negro Aquilino. Entonces ocupaba el puesto de “Botones”, que venía a ser el de menor categoría en la cuadrilla de toreros bufos.
Un paso importante en su profesión lo dio cuando, junto al gran cómico Felipe Sanz Peña El Tío Caracas, comenzó a trabajar en el espectáculo Galas de Arte, que dirigía Jumillano. Durante las décadas de 1940 y 1950, La Paleta Manuela desarrolló lo mejor de su labor profesional, compitiendo con otros cómicos de gran fama, como Pablo Celis Cuevas El Bombero Torero, Paco Arévalo (que hacía el papel de Charlot), El Sereno Torero, Ramón Álvarez Escudero Ramper y, entre otros, Julio Lozano Sánchez El Tío Roque, sobrino político de Felipe Sanz El Tío Caracas y hermano del matador de toros Gregorio Sánchez.
Dos hijos de Ángel Villaverde siguieron los pasos de su padre en el mundo el toreo cómico: Ángel y Ricardo Villaverde Villasante, apodados Don Canuto y El Gran Kiki, respectivamente. Manuel, hermano de estos dos, fue torero serio y, durante muchos años, mayoral de la plaza de toros de Vista Alegre, de Madrid. Su hijo Manuel era banderillero en los primeros años del siglo XXI.
Don Canuto (Madrid, 15 de octubre 1930) se vestía como Mario Moreno Cantinflas y fue un cómico excelente, que comenzó a trabajar junto a su hermano Ricardo en el espectáculo Toros y Claveles, que su padre montó para ambos en los años cincuenta. De ahí pasó Don Canuto a Galas de Arte y después, siempre en progresión ascendente, a El Empastre, creado en 1929 por Rafael Dutrús Llapisera, banda cómicotaurina- musical con la que estuvo veinticinco años. Al final de su carrera, regresó a “Toros y Claveles”, y ahí, en ese entorno familiar, Don Canuto vivió, con su hermano El Gran Kiki, sus últimos días como torero cómico. Dos hijos de Don Canuto fueron toreros: José Luis Villaverde Illescas vistió el traje de luces como novillero y banderillero, y Tomás (El Gran Tomasín, en los carteles) trabajó en el espectáculo de Julián Melero El Toronto, otro excelente cómico valenciano que había dado sus primeros pasos en la banda Alegrías de España, de Vicente Gómez, junto al Tío Caracas. En esos años, que sin duda supusieron la época dorada del toreo cómico, también destacó Manuel Pérez Luque, que dio vida al personaje de El Chino Torero.
Ricardo Villaverde Villasante (Madrid, 13.XI.1935) se anunció como novillero Bombita II y como torero cómico El Gran Kiki. Con este nombre desarrolló la práctica totalidad de su carrera al frente de Toros y claveles. Vestido siempre impecable de frac (al estilo de Llapisera), en esa banda fue compañero también de El Tío Caracas. Además, durante veintiséis años fue presidente de la Unión de Toreros Cómicos.
Bibl.: J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. 1, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 704-746; J. L. Llorens Raga y E. Porcar, Aquí, “El Empastre”... Mosaicos de su arte y de su vida, Valencia, Guerri, 1969; C. Baeza, Cómicos. La otra tauromaquia, Valencia, Diputación, 2004; J. L. Ramón, “El toreo cómico”, en Lances y figuras del toreo”, Barcelona, Altaya, 2004, págs. 641-647.
José Luis Ramón Carrión
