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Isabel

Biografía

Isabel. Sevilla, s. XVI – Cuba, ? Esclava blanca de Isabel de Bobadilla.

Existe la opinión generalizada de que los esclavos de la época de la conquista eran exclusivamente negros o indios. Se trata de una idea errónea, ya que en la misma España existía la esclavitud, al igual que en muchos otros países europeos y árabes, y tampoco fue algo nuevo para los habitantes de lo que se pasaría a denominar el Nuevo Mundo. También resulta interesante comprobar cómo esta práctica se extendió a “mujeres blancas”, y además cristianas, que se trasladaron al Nuevo Mundo junto a sus señores. Algunas de estas esclavas blancas “fueron marcadas con hierros candentes”.

Alvar Núñez, una vez proclamado adelantado, capitán general y gobernador del Río de la Plata, mandó publicar un pregón para que los oficiales reales hiciesen fabricar un hierro para marcar a los esclavos traídos de España. Se sabe que entre estos esclavos había cristianas blancas y que algunas fueron herradas en la cara [Archivo General de Indias (AGI), Justicia 1131, caja 5, leg. 2/10, pieza 2.ª].

Se pensaba que con la llegada de esclavas blancas a las Indias se remediaría la necesidad de mujeres en aquellos lugares donde los conquistadores se estaban casando con las indias. La importancia de la religión debió de ser mucho más grande de lo que hoy en día se pueda imaginar. En el siguiente documento, en el que se dice que si los españoles tuviesen que elegir entre una castellana “conversa” y una esclava blanca cristiana, optarían siempre por esta última, se pone en evidencia tal afirmación. Véase esta carta de Fernando el Católico: “[a]sí mismo decís que el almirante y los oficiales que de la Española os han escrito que no se debían enviar esclavas blancas a la dicha isla porque allá había muchas mujeres doncellas de Castilla que eran conversas y por no casarse con ellas se casarían con las dichas esclavas de que podría redundar mucho deservicio a nos y daño a la dicha isla y por que así yo lo he mandado ver y platicar y se halla que no es ningún inconveniente por que se dejen de enviar las dichas esclavas procurad que haya efecto lo que sobre esto de enviar esclavas a la dicha isla os tengo mandado y en ello poned recaudo y diligencia que yo de vosotros confío [...] Logroño a diez días del mes de diciembre de mil quinientos y doce años yo el Rey [...]” (Archivo General de Indias, Indiferente General 422, leg. 15, fol. 202r.). Es importante destacar la fecha del documento, 1512, y el hecho de que el mismo Rey afirmase que por estas fechas “había muchas mujeres de Castilla conversas”. Tal información vuelve a reforzar una vez más la temprana y sustancial presencia de mujeres españolas en el Nuevo Mundo.

En otro documento, fechado en 1528 y firmado por el Rey, aparece el obispo de la isla Fernandina (Cuba), fray Miguel Ramírez, pidiendo licencia para pasar dos esclavas blancas a la dicha isla destinadas a su servicio (Archivo General de Indias, Indiferente General 421, libro 13).

Asimismo, hay otro documento oficial, firmado por la Reina diez años más tarde, para que tres esclavas blancas pudieran ser transportadas a la isla de Cuba.

Lo más importante de este documento es que está solicitado por Isabel de Bobadilla, hija de la otra Isabel del mismo nombre y de Pedro Arias Dávila. El citado documento dice también que estas tres esclavas son “cristianas y mujeres de buena vida y fama”: “[n]uestros oficiales que residís en la ciudad de Sevilla en la Casa de las Indias Doña Isabel de Bobadilla mujer del adelantado don Hernando de Soto nuestro gobernador y capitán general de la provincia de la Florida me ha hecho relación que ella tiene tres esclavas blancas que son buenas cristianas y mujeres de buena vida y fama las cuales querría pasar consigo para servicio de su persona y casa a la isla de Cuba y me suplicó le diese licencia para ello o como la mi merced fuese por ende yo vos mando que os informéis y sepáis qué esclavas son las susodichas y constando que son cristianas antes de que hubiesen doce años y que son criadas de la dicha doña Isabel y llevándolas consigo a la dicha isla de Cuba se las dejéis y consistáis pasar sin que en ello le pongáis ni consistáis poner impedimento alguno [...] en la villa de Valladolid a XVI días del mes de febrero de mil y quinientos treinta y ocho años yo la Reina” (Archivo General de Indias, Indiferente General, 1962, lib. 5, fols. 330r.-v.).

Esta información no es la única que se posee concerniente a estas tres esclavas. Se sabe que una de ellas se casó en La Habana en 1538 y tuvo dos hijas. Esta esclava, de nombre Isabel, volvió a la Península junto con sus hijas y la ya viuda Isabel de Bobadilla, dejando a su marido “el pescador Alberto Díez” en la isla de Cuba. Al parecer, una vez que ya se encontraban en la Península, la esclava quiso volver a Cuba con su marido, pero los miembros de la Casa de la Contratación de Sevilla pusieron impedimentos para su regreso. Isabel de Bobadilla pidió entonces ayuda para que su esclava pudiese cumplir su deseo y volver con su marido.

Gracias a ello existe el siguiente documento de 1546 firmado por el entonces príncipe Felipe, que pasaría a ser el rey Felipe II de España diez años más tarde, en 1556: “[o]ficiales del emperador y rey mi señor que residís en la ciudad de Sevilla en la Casa de la Contratación de las Indias por parte de doña Isabel de Bobadilla viuda mujer que fue del Adelantado don Hernando de Soto me ha sido hecha relación que al tiempo que ella y el dicho su marido pasaron a las Indias entre la otra gente que llevaron fue una esclava blanca herrada en la cara nacida en esa ciudad que se llama Isabel y que después de muerto el dicho su marido ella la Aorro [la dio libertad] la cual dicha Isabel se casó en la Habana con Alberto Díez pescador de quien tiene ya dos hijas [...] vos mando que dejéis y consistáis pasar a la dicha Villa de la Habana a la dicha Isabel a hacer vida con el dicho su marido y llevar consigo los hijos que tuviere sin que en ello le pongáis ni consistáis poner impedimiento alguno. Fecha en la Villa de Madrid a 13 de enero de 1546 años” (Archivo General de Indias, Indiferente General, leg. 1963, lib. 9). Importante documento éste, que amplía la información sobre la situación de algunas esclavas de Isabel de Bobadilla, así como de Felipe II, al considerar que los derechos de la esclava morisca “Isabel” estaban por encima de la burocracia del Consejo de Indias.

La Corona española sabía que para tener un dominio duradero y sólido en el Nuevo Mundo, se tenía que fomentar y reglamentar la presencia femenina. El matrimonio, ya con nativas, ya con españolas o incluso con esclavas recién liberadas, resultó indispensable para conseguir una base familiar. Será a través de la unión conyugal como se apoyará toda la construcción de la subsiguiente estructura social de la América española.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Justicia 1131, caja 5, leg. 2/10, pieza 2.ª; Indiferente General 422, leg. 15, fol. 202r.; Indiferente General, 421, lib. 13; Indiferente General 1962, lib. 5, fols. 330r.-v-; Indiferente General, leg. 1963, lib. 9.

Colección de Documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas en América y Oceanía, Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1875; J. Torre Revelló, “Esclavas blancas en las Indias Occidentales”, en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, 6. 34 (1927), págs. 263-271; J. F. Maura, “Esclavas españolas en el Nuevo Mundo: una nota histórica”, en Colonial Latin American Historical Review, 2 (1993), págs. 185-194; Women in the Conquest of the Americas, New York, Peter Lang, 1997; A. Martín Casares, La esclavitud en la Granada del siglo XVI, Granada, Universidad, 2000; J. F. Maura, Españolas de Ultramar, Valencia, Universidad, 2005.

 

Juan Francisco Maura

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