Torre de Trasierra González de la Requena, Jerónimo de la. Comillas (Cantabria), 7. XI. 1781 – ?, s. m. s. XIX. Magistrado.
Miembro de una distinguida familia cántabra, estudió leyes en la Universidad de Valladolid, pero como consecuencia de la Guerra de la Independencia, en la que participó como capitán del cuerpo de paisanos armados de su pueblo natal de Comillas, hasta 1815 no obtuvo el título de abogado. Contrario al cambio constitucional durante el Trienio Liberal, su integración al final del mismo como auditor de guerra en el ejército realista del general Vicente Quesada, resultó fundamental para el despegue de su carrera gubernativa-judicial con el inmediato retorno al absolutismo. Descollando por su talante reaccionario desde el cargo de comisario regio de la provincia de Málaga, para el que en julio de 1823 le había designado la Regencia, en febrero del siguiente año pasó a ocupar en Zaragoza la alcaldía del crimen de la Audiencia de Aragón, a la par que la intendencia de policía. Ejerciendo esta función y ascendiendo a la plaza de oidor se mantuvo hasta el final del reinado de Fernando VII, eso sí distanciándose de la opción carlista, como se hizo patente en la labor realizada para impedir el contagio al territorio de su jurisdicción de la revuelta de los agraviados de 1827. Ya en la época de la Regencia de Mª Cristina, bajo el gobierno de los moderados durante el régimen del Estatuto Real, su progreso fue fulgurante: en enero de 1834 fue nombrado comisionado regio para las provincias Vascongadas; en febrero le sumó la regencia del Consejo de Navarra; en abril de 1835 ascendió al Tribunal Supremo de Guerra y Marina como ministro togado; y, reteniendo esta plaza, finalmente en junio ocupó los puestos de gobernador civil de Madrid e interinamente de superintendente general de policía del reino. Por la enérgica resistencia ejercida desde aquí a las movilizaciones populares animadas por los progresistas durante el verano, cuando en septiembre finalmente triunfaron y accedieron al poder los miembros de esta fuerza política, tuvo que exiliarse a Francia y, tras ser relevado de los anteriores a cargos, vio como quedaba paralizada su originaria carrera judicial, al ser declarado cesante de la magistratura del alto tribunal. La volvió a recuperar en mayo de 1838, una vez que, vigente la Constitución de 1837, los moderados se encontraron de nuevo en el poder, y a perder en octubre de 1840, con el ascenso de los progresistas. Inaugurado el reinado efectivo de Isabel II, con la férrea asunción de las riendas del Estado por los primeros, no sólo la recobró en diciembre de 1843, sino que mayo de 1852 se le reconocieron los servicios prestados con la concesión de la gran cruz de Isabel la Católica. Además, en enero de 1853, un mes antes de pasar a la jubilación, ostentó la asesoría de los juzgados generales de los cuerpos militares de la Casa Real y la de los de artillería e ingenieros.
Obras de ~: Discurso inaugural que don Jerónimo de la Torre de Trasierra, regente del Real y Supremo Consejo de Navarra, dijo en su apertura el 2 de enero de 1835, Pamplona, Imprenta de Javier Goyeneche, 1835.
Bibl: F. Caballero, El Gobierno y las Cortes del Estatuto. Materiales para su historia, Madrid, Imprenta de Yenes, 1837; A. y A. García Carraffa, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, t. 87, Madrid, Hauser y Menet y Litografía M. Casas, 1962, págs. 175-178.
Javier Pérez Núñez
