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Tomás Ibarrola y Vázquez

Biografía

Ibarrola y Vázquez, Tomás. Vigo (Pontevedra), IX.1816 – Santander (Cantabria), 21.VIII.1883. Militar, teniente coronel del Ejército, teniente coronel de Ingenieros.

Era hijo del jefe de Ingenieros de Puerto Rico. El 20 de mayo de 1826 era nombrado cadete de Infantería por gracia real, a pesar de su corta edad, sirviendo en Puerto Rico en el Regimiento “Granada” hasta 1831. En ese año ingresó en el Real Colegio de Nobles, para pasar posteriormente a la Academia de Ingenieros en Madrid, en mayo de 1834. Salía de la misma como teniente, el 2 de octubre de 1837, después de completar los estudios reglamentarios solo en tres años, pues los cursos se abreviaban entonces suprimiéndose las vacaciones, con motivo de la Primera Guerra Carlista.

Su primer destino fue al entonces único Regimiento del Arma, el Regimiento de Zapadores-Minadores, con el que en la Primera Guerra Carlista estuvo integrado en el Ejército del Norte. Con su unidad tomaba parte entre otras acciones, en el sitio de Peñacerrada y Castillo de Ulibarri, y en las operaciones sobre Estella, Ramales y Guardamino, dirigiendo numerosos trabajos de fortificación de campaña bajo el fuego enemigo, por lo que era recompensado con el grado de capitán del Ejército (los Cuerpos facultativos, Estado Mayor, Artillería e Ingenieros, podían ascender en escalas distintas a la suya, en la que lo hacían por rigurosa antigüedad, hasta casi finales del siglo XIX). Posteriormente estuvo en el sitio de Segura, toma de Castellote y Morella (por esta última acción recibía el grado de comandante del Ejército) y después en Cataluña en las acciones de Berga y fuerte de Orta, últimas operaciones de la guerra. En la citada campaña obtenía, como recompensa a su valor, la Cruz de San Fernando de 1ª Clase.

En 1840 (13 de febrero) ascendió a capitán de Ingenieros y en 1841 estaba destinado en la Dirección General del Cuerpo. Con fecha de 23 de junio de 1847, era promovido al grado de teniente coronel del Ejército. En 1850 pasó al Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas (después, de Fomento), como oficial de la secretaría, pero sin dejar de pertenecer al Cuerpo. En 1852 recibía la Cruz de San Hermenegildo y, un año más tarde, el 4 de febrero, ascendía a comandante de Ingenieros por antigüedad.

En 1854 era nombrado director de Obras Públicas de Cuba (cargo de nueva creación) de cuya etapa redactó una Memoria de las Obras Públicas en la mencionada isla. En consonancia con su responsabilidad, organizaba el servicio de obras públicas en Cuba (hasta entonces dependiente de la junta de fomento), redactando y publicando reglamentos de los que se carecía, haciendo aprobar un presupuesto especial del ramo. Prontamente, tanto en las carreteras como en los ferrocarriles, los faros, los muelles y demás obras públicas de la isla, se vieron las muestras de las acertadas medidas del primer director de obras públicas de la isla.

En 1856, según la legislación vigente, tuvo que dejar de pertenecer al Cuerpo siendo teniente coronel de Ingenieros y a principios de 1858 regresó de Cuba como civil. Nombrado en el mismo año y en comisión, jefe de la sección de ferrocarriles del Ministerio de Fomento, ejerció este cargo hasta marzo de 1860. Posteriormente fue director de ferrocarriles de la Compañía de Isabel II (línea de Alar a Santander).

El 27 de diciembre de 1861 era nombrado director general de Obras Públicas, de cuyo cargo tomó posesión el 28 del mismo mes, cesando en él el 17 de marzo de 1864. Las principales disposiciones legislativas dictadas en la materia, después de la importantísima ley de 1855, se deben en buena parte a Ibarrola, que contribuyó poderosamente a la implantación y desarrollo de los ferrocarriles en España, servicio al que consagró el resto de su vida. Fue elegido diputado por Córdoba el 8 de diciembre de 1862, cesando en el cargo el 1 de agosto de 1863.

De la dirección de Obras Públicas pasó al consejo de administración de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, una de las dos más poderosas del país, que tendía a formar su más importante red y que cruzaba con sus líneas en explotación y en proyecto casi una tercera parte de la península. Como representante de la Compañía del Norte desempeñó la arriesgada comisión de pasar en 1873 al campo carlista, aunque no se pudo llegar a ningún acuerdo.

Con fecha de 3 de febrero de 1878 era nombrado vocal de la Junta Consultiva de Aranceles y Valoraciones, cargo en el que permaneció hasta su fallecimiento en 1883.

Además de la Cruz de San Fernando, le fue concedida en 1864 la Gran Cruz de Isabel la Católica, estando en posesión, además, de la Cruz y Placa de la Orden de San Hermenegildo.

 

Obras de ~: Memoria de las Obras Públicas, Cuba, c. 1854.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exps. personales.

Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros, 1837-1855; “Necrología”, en Memorial de Ingenieros del Ejército, XX (15 de octubre de 1883), págs. 158-159; J. López Muiños, Algunos aspectos técnicos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros, Madrid (Ministerio de Defensa), n.os 63-66 (2001 y 2002); M. Ferri Ramírez, El ejército de la paz: Los ingenieros de caminos en la instauración del Liberalismo en España, 1833-1868, Valencia, Universidad de Valencia, 2015.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño