García de la Parra, Antonio. Orejita. Calzada de Calatrava (Ciudad Real), s. xviii – Ciudad Real, 1.X.1838. Guerrillero y general carlista.
Adherido a la campaña carlista en 1834 con el grado de coronel (se ignora si tenía alguna graduación antes del conflicto, pues no se ha encontrado su expediente personal en el Archivo General Militar de Segovia), su guerrilla inicial recibió el nombre de “Regimiento de Tiradores de Carlos V”, y al frente de la misma entró en Piedrabuena, siendo desde este momento, en opinión de Ferrer, “el jefe de mayor prestigio entre los que actúan en la Mancha por Don Carlos”.
Como ocurre con casi todos los jefes guerrilleros, tan sólo hay noticias de él cuando sus tropas participan en alguna acción notable, como ocurre el 15 de mayo de 1835, fecha en que ocupan Puertollano. El 8 de junio, al regresar de una incursión en la provincia de Córdoba, fue alcanzado por una columna mandada por el capitán Vargas en el puerto de Calatrava, continuando el combate hasta las peñas en que se asienta el castillo del mismo nombre.
Cuando el brigadier Mir se pone al frente de los carlistas de La Mancha, García de la Parra acepta su autoridad, y así, después de sorprender Andújar el 16 de agosto, a finales del mismo mes opera con Mir en la provincia de Jaén, donde son batidos por las fuerzas isabelinas, lo que le obliga a retirarse a La Mancha y separar sus tropas. A principios de octubre comenzó una nueva campaña en Andalucía, entrando en el valle de los Pedroches y recorriendo la serranía de Córdoba.
El 9 de octubre penetró en Ovejo, donde se le unieron diversos voluntarios salidos de la capital del califato. Pasó luego a Jaén, donde tuvo la desgracia de que su caballería fuese sorprendida en Fontanar por los cristinos. El 28 de octubre mantuvo en los alrededores de Mestanza un combate contra dos columnas liberales, replegándose a Puerto Calero, iniciándose así un encuentro que duró varios días y que concluyó con una nueva entrada de los carlistas en la provincia de Jaén, no sin que antes hubieran de combatir en Venta de Cárdenas contra las tropas del coronel Menuissir.
En febrero de 1836 García de la Parra recorría la provincia de Jaén, pero a comienzos de marzo de 1836 pasa a Ciudad Real, falleciendo su hijo Manuel en el combate de Peña de la Graja. El 15 entablaba combate con una columna salida de Puertollano. Antes de acabar el mes obtiene una victoria sobre el teniente Francisco Muñoz en Solana del Pino. A comienzos de agosto las fuerzas reunidas de García de la Parra y Gabino luchan en San Lorenzo de Calatrava, y pocos días más tarde Orejita y veinte de sus jinetes actúan cerca de Calzada de Calatrava. Cuando Cabrera abandona la expedición de Gómez el ya brigadier García de la Parra se le une durante algún tiempo, pero le abandona cuando sale de La Mancha, y el 10 de noviembre pelea con los cristinos en las calles de Moral de Calatrava.
A principios de 1837 sus fuerzas suelen actuar unidas a las de otros guerrilleros de La Mancha, y el 3 de febrero intenta tomar Almagro. El 11 de mayo en unión de Jara, Rujeros y Sánchez entra en Trujillo.
A finales de mayo actúa sobre Puertollano y Andújar, y en junio centra sus esfuerzos en la provincia de Jaén, en un continuo batallar en el que a veces da la sensación de estar en varios sitios al tiempo. El 15 de agosto sus tropas, unidas a la de Palillos, hostigan al teniente coronel Curbel. A finales de octubre combate en Montoso y a mediados de noviembre en Navas de San Juan. El 28 de diciembre, unido esta vez a Peñuelas, entabla la lucha en San Lorenzo de Calatrava.
Aunque a simple vista nada resulte claro de tan continuo batallar, lo cierto es que eran los momentos álgidos de las partidas manchegas, que pronto se verían reforzadas por la expedición de don Basilio, a la que temporalmente se unió García de la Parra. Creó entonces el Gobierno cristino un ejército de reserva en La Mancha, cuyo mando dio al general Narváez. El 18 de septiembre otro hijo de Orejita caía en Hinojares, logrando su padre salvarse a uña de caballo. Poco más tarde fue asesinado por uno de sus ayudantes, sobornado por los liberales. Su cadáver fue expuesto al público en Ciudad Real, como se había hecho con el de otros muchos guerrilleros.
Bibl.: M. Ferrer, D. Tejera y J. F. Acedo, Historia del Tradicionalismo Español, Sevilla, Trajano, 1941-1959; t. V, pág. 192; t. VII, págs. 235-236; t. IX, págs. 223-253; t. X, págs. 33- 53; t. XII, págs. 194-201; t. XIII, págs. 167-174 y 269-275, y t. XIV, págs. 117-148.
Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valujera