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Diego Rojas y Contreras

Biografía

Rojas y Contreras, Diego de. Valladolid, 26.VII.1700 – ?, 10.XI.1772. Obispo de Cartagena y gobernador del Consejo de Castilla.

Hijo del caballero de la Orden de Calatrava y consejero del Consejo de Indias Diego de Rojas y Ortega y de la marquesa de Villanueva de Duero, María Isabel de Contreras Ramírez de Arellano, fue bautizado el 8 de agosto de 1700. Tanto él como sus seis hermanos (cuatro varones y dos mujeres) continuaron la tradición familiar de servicio a la Corona de sus antepasados.

Así, dos de sus hermanos, Bernardo de Rojas y Contreras y José de Rojas y Contreras, célebre por su historia del Colegio de San Bartolomé de la Universidad de Salamanca, formaron parte de la administración borbónica llegando a desempeñar, respectivamente, los cargos de consejero de capa y espada del Consejo de Hacienda y de consejero del Consejo de Indias. Un tercero, Antonio de Rojas y Contreras, tuvo que abandonar por falta de salud la carrera militar y, finalmente, Pedro de Rojas y Contreras quedó a cargo de los mayorazgos familiares heredando el título de marqués de Villanueva de Duero.

Dentro de esta estrategia familiar perfectamente definida correspondería a Diego de Rojas y Contreras desarrollar una carrera eclesiástica, como así llevó a cabo, aunque debido a su formación jurídica, al estudiar Cánones en la Universidad de Salamanca, fue reclutado por Felipe V para desempeñar una serie de cargos en la magistratura que, a la postre, le llevarían a la gobernación del Consejo de Castilla.

Resultaba trascendental en la estrategia vital marcada que el punto de partida encauzase perfectamente los objetivos pergeñados. Así, la primera noticia que se conoce de Diego de Rojas y Contreras corresponde a su nombramiento como caballero de la Orden de Calatrava con apenas once años. El 14 de septiembre de 1711 se le concedió la Cruz de calatravo y con ella en 1712, un año después, fue recibido como colegial en el Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago de la Universidad de Granada. En dicha Universidad ganó el grado de bachiller en Cánones, con el cual marchó a Salamanca para ingresar en el Colegio Mayor de Cuenca de la universidad de dicha ciudad y en ella se le nombró, antes de 1735, catedrático de Decretales Mayores y juez metropolitano del arzobispado de Santiago en la Universidad de Salamanca.

Su carrera en la magistratura se inició con su nombramiento como fiscal criminal de la Chancillería de Valladolid. Tras ser consultado por la Cámara de Castilla en primer lugar por todos los votos el 16 de marzo de 1735, la propuesta fue ratificada por la real resolución de 26 de septiembre de 1735 y aceptada por el interesado el 28 de septiembre de dicho año, aunque no tomó posesión de su cargo hasta principios del siguiente año. De su puesto de fiscal en la Chancillería castellana fue ascendido al cargo de oidor de dicha Chancillería a finales de 1739. El 12 de septiembre de dicho año fue consultado por la Cámara de Castilla al Monarca en primer lugar por todos los votos para esta plaza. El Monarca ratificó el nombramiento el 2 de diciembre de 1739 y Rojas y Contreras tomó posesión de su nuevo cargo el 18 de marzo de 1740. Siendo oidor de la Chancillería de Valladolid fue consultado por la Cámara de Castilla, el 23 de octubre de 1747, en segundo lugar por todos los votos como consejero del Consejo de Órdenes Militares, aunque, en este caso, Fernando VI decidió nombrar a otro candidato.

Permaneció como oidor de la Chancillería vallisoletana hasta su nombramiento para el obispado de Calahorra el 6 de mayo de 1748. El abandono de la carrera como magistrado a favor de la eclesiástica duró hasta su nombramiento como gobernador del Consejo de Castilla y de la Cámara de Castilla el 23 de octubre de 1751. De manera algo sorprendente consiguió llegar a la cumbre de la carrera administrativa de la Monarquía permaneciendo en tal cargo hasta que, a consecuencia de los disturbios ocasionados por el motín de Esquilache, fue sustituido al frente del Consejo de Castilla por el conde de Aranda el 11 de abril de 1766.

A partir de su nombramiento como gobernador del Consejo de Castilla, Diego de Rojas y Contreras compatibilizó su carrera eclesiástica con los múltiples honores y comisiones de su cargo como máximo responsable del Consejo de Castilla. Así, tras abandonar el obispado de Calahorra el 12 de marzo de 1753 fue designado obispo de Cartagena el 13 de abril de 1753 permaneciendo en tal cargo hasta su muerte en 1772.

Como gobernador del Consejo de Castilla su labor es poco conocida, aunque parece que no jugó un papel importante en la toma de decisiones políticas. Sin embargo, como tal gobernador, su poder administrativo era inmenso ante la posibilidad que tenía de influir en el nombramiento de todo tipo de oficiales civiles y cargos eclesiásticos, en la concesión de gracias y mercedes y en la administración de justicia de los procesos y causas que se tramitaban ante el Consejo y la Cámara de Castilla. Por ello, aunque no tuvo ningún papel relevante en la firma del Concordato con Roma en 1753 sí formó parte, desde 1752, de la Junta de Única Contribución impulsada por el marqués de la Ensenada con la intención teórica de racionalizar el cobro de impuestos, aunque en la práctica dicha junta tuviera poca repercusión. Con la llegada al poder de Carlos III, presidió, como gobernador de la Cámara de Castilla, las Cortes convocadas para la jura del futuro Carlos IV en 1760. Sin embargo, su papel político fue cada vez más marginal, aunque conservase el importante poder administrativo que ya se ha visto. Y ello se debe a un cambio generacional de la clase política con la llegada al poder de Carlos III y, sobre todo, a sus planteamientos tradicionalistas como, por ejemplo, en su defensa de los colegios mayores. Dichos apoyos resultaban poco apropiados para los nuevos aires ilustrados que pretendía implantar el Rey. Su ineficaz labor al frente del Consejo de Castilla durante el motín de Esquilache fue la excusa utilizada por el Monarca para sustituirle por el conde de Aranda el 11 de abril de 1766.

Tras su destitución como gobernador del Consejo de Castilla marchó a su sede cartagenera, en donde permaneció los últimos años hasta su muerte en 1772.

En esta sede su labor fue bastante relevante. Así, por una parte, desde el punto de vista administrativo, fue el encargado de terminar las obras del nuevo Palacio Episcopal, a la par que aumentó el número de dignidades del obispado. Por otra parte, desde un punto de vista cultural, creó en el propio Palacio Episcopal una biblioteca de cierta importancia, fundó el Real Colegio de Teólogos Operarios de San Isidoro y desarrolló una fructífera labor de mecenazgo a diferentes literatos murcianos como fray Leandro Soler.

 

Obras de ~: Diferentes Instrumentos, Bulas, y otros documentos pertenecientes a la Dignidad Episcopal y Santa Iglesia de Carthagena, y a todo su Obispado, Impressos de orden del Ilustríssimo Señor Don Diego de Roxas y Contreras, Obispo de Carthagena [...] para la noticia, y instrucción de sus Succesores, sus Provisores, y Vicarios Generales, y de los Señores Deán, Dignidades, Canónigos y Prebendados de dicha Santa Iglesia, y demás Iglesias de su obispado, a quienes pertenezca su contenido, parte primera, Madrid, Gabriel Ramírez, 1756; Nuevo establecimiento o fundamento de la Santa Iglesia Cathedral de Cartagena, o Instrumento de división, erección y aumento de Dignidades, Canongías, Raciones y Medias Raciones, y distribución de semanas para la celebración de los Divinos Oficios: Dispuesto y ordenado en el año de 1750 por el Ilmo. Sr. D. Diego de Rojas y Contreras, Madrid, Antonio Sanz, 1761; Discurso sobre la Jurisdicción que legítimamente podrá exercerse por la Real Cámara en las Causas del Patronato Real quando versan entre personas eclesiásticas y sobre materias espirituales en A. de la Hera, El regalismo borbónico, Pamplona, Rialp, 1963, págs. 235-275.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, lib. 736, fol. 218r., leg. 13.532; Estado, leg. 6379, exp. 162, leg. 6395, exps. 75 y 79, leg. 6397, exp. 156, leg. 6406; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, prot. 18.134, fols. 1102-1103.

J. de Rojas y Contreras, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, Mayor de la célebre Universidad de Salamanca. Vida del Excelentísimo y Reverendísimo don Diego de Anaya Maldonado, Arzobispo de Sevilla, su fundador, y noticia de sus ilustres hijos, t. II, Madrid, 1766-1760, págs. 694-709; P. Díaz Cassou, Serie de los obispos de Cartagena, Madrid, 1895 (ed. facs., Murcia, Instituto Municipal de Cultura de Murcia, 1977, págs. 195-203); J. Pío Tejera y R. de Moncada, Biblioteca del murcicano, o Ensayo de un diccionario biográfico y bibliográfico de la literatura en Murcia, t. II, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1922, págs. 158-159; Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago, El Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago, Granada, Imprenta F. Román, 1959, pág. 81; A. de la Hera, El regalismo borbónico, Pamplona, Rialp, 1963, págs. 235-275; F. Aguilar Pinal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, t. VII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981-2001, pág. 277; J. M. de Francisco Olmos, Los miembros del Consejo de Hacienda (1722-1838) y organismos económico-monetarios, Madrid, Castellum, 1997, pág. 313; C. Domínguez Rodríguez, Los oidores de las salas de lo civil de la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1997, pág. 58.

 

Manuel Amador González Fuertes

Relación con otros personajes del DBE

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