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Luis de Venegas Osorio

Biografía

Venegas Osorio, Luis de. España, p. t. s. XVII – Lima (Perú), 14.III.1686. Ingeniero mayor de Extremadura y teniente de maestre de campo general.

Español de origen, se desconoce exactamente su lugar de nacimiento. Pudo comenzar su actividad en Extremadura como ingeniero militar en 1651. En ese año, siendo capitán de un tercio de Infantería, se solicitaba su presencia en Badajoz “con el sueldo que le correspondiese”. En 1665, respecto a Venegas, en un informe se señalaba que había servido como ingeniero militar con anterioridad, durante 25 años en la armada del estado de Milán, en el reino de Nápoles, en el ejército de Cataluña y en el de Extremadura, “de cuya profesión es muy práctico y había obrado en ella con todo mérito y satisfacción, además de haber sido de mucho provecho su suficiencia en las Campañas de Extremadura”. En efecto, antes de 1665 había reforzado las fortificaciones de parte del frente del Guadiana, que se documentaba en estado ruinoso. Participó también en los sitios de Olivenza (1657), Badajoz (1658) y Elvas (1659). La mayor parte de los trabajos en la frontera de Extremadura los realizó en los años sesenta y setenta, cuando fue nombrado ingeniero mayor de la frontera, dejando vacante la plaza de teniente de maestro general de la plaza de Badajoz.

Respecto a Olivenza, en el marco de la Guerra de Portugal o Guerra de Restauración (1640-1668), el 12 de abril de 1657 el ejército castellano volvía a presentarse ante la citada ciudad con la intención de tomar la plaza, obligando a los defensores a realizar distintas obras para reforzar y completar las fortificaciones existentes y contrarrestar las obras de sitio castellanas. Por el lado español, los ingenieros Ventura Tarragona y Luis de Venegas dirigieron los trabajos de sitio de Olivenza. Luis de Venegas lideraba “los aproches deste sitio y en particular los dos del quartel de la Corte y el Duque de Osuna”.

En 1670 Venegas abandonaba Extremadura, pero el 21 de junio 1677 el rey envió un despacho al conde de Montijo, ordenándole que de inmediato mandara que el ingeniero mayor y maestre de campo don Luis de Venegas hiciera “reconocimiento e informe de todas las plazas de la frontera de Extremadura”. Venegas Osorio volvía nuevamente a la frontera hispano-lusa, aunque había estado intermitentemente en otras ocasiones, como se ha señalado. En su informe de fecha 8 de julio de 1677 proporcionaba un detallado conocimiento, especialmente de las defensas de Badajoz, señalando que la parte del frente del Guadiana estaba en estado ruinoso y que se apresuraba en reforzar, pero sin nuevas obras dada las pobres condiciones económicas de las que disponía. Ese informe de don Luis Venegas es un completísimo documento en el que señala el estado de las fortificaciones más importantes de la frontera de Extremadura en ese momento, y en el que aduce, además, las necesidades para su mejor puesta en defensa. Dentro de las señaladas pobres posibilidades, desarrolló en ese año una gran actividad, con dos proyectos para fortificar Badajoz, la realización del frente del Rivillas o la terminación del fuerte de Pardaleras, que, hasta entonces, protegía la altura del mismo nombre y que transformaba en una corona (doble hornabeque). Las obras debieron de ejecutarse, pues en su informe de 8 de julio de 1677 recoge lo siguiente: “En la Cabeza del puente es forzoso hacerle su puente lebadizo que con la inguria del tiempo está arruinado […]”. También fue autor de varios planos de la frontera luso-extremeña. En lo referente a la villa de Alcántara, indica su perímetro amurallado, detallando con precisión la configuración del recinto, en el que aparecen ya muchas de sus puertas y baluartes, y anotando las intervenciones necesarias para la mejora de sus fortificaciones.

Poco después, Venegas, encarcelado por dar muerte al capitán de Caballería Manuel de Acuña y acusado de violar la pena de prisión que se le había impuesto, era enviado por el rey a Cartagena de Indias en 1678. Tenía como misión el informar del estado en el que se encontraba el sistema defensivo de la ciudad, y desde allí se desplazó a Puerto Rico con el mismo fin. Durante su estancia en la isla realizó varios reconocimientos de la plaza de San Juan y, el 3 de diciembre de ese mismo año elaboró un informe que acompañó de un plano manuscrito, Plano de la ciudad de San Juan y sus fortificaciones, en el que aparece representado el sistema defensivo construido hasta el momento en la capital. A pesar de que este plano carece de la proporción y escala adecuadas, además de presentar algunos errores en el litoral y los puntos de Bayamón, Cataño e isla de Cabras, sin embargo, se trata de una fuente gráfica fundamental para conocer el estado en el que se encontraba el sistema defensivo de la capital a finales de esta centuria. La ciudad estaba defendida por el castillo de San Felipe del Morro y el castillo de San Cristóbal, erigido a mediados del siglo XVII para reforzar el frente de tierra de la ciudad, cuya defensa se aumentó con un semi-baluarte, cuyos fuegos fueron dirigidos hacia el puerto y estaban protegidos por espaldones levantados en dirección al mar. El plano muestra, además, que a finales del siglo XVII el lado norte de la capital estaba todavía sin amurallar, por considerarse que los arrecifes de coral situados en el mar del Norte impedían un posible desembarco enemigo en este sector. Por tanto, el espacio comprendido entre los castillos de San Felipe del Morro y San Cristóbal estaba protegido por la batería de La Perla, erigida sobre una punta escarpada de difícil acceso en una porción de terreno denominado Matadero.

Puerto Rico era la isla del arco caribeño con una situación estratégica más importante. Desde la fundación en 1508 por Ponce de León de la ciudad de San Juan, habían trabajado en esta isla una serie de ingenieros del ejército español, comenzando por Antonelli, Zurita y, finalmente, Venegas Ossorio.

En 1679 Luis de Venegas se encontraba fortificando Guayaquil, Callao e interviniendo en la muralla de Lima. Años más tarde, en 1686, se ordenaba “que, Don Luis de Benegas Ossorio, Ingeniero Maior de este Reino pase luego a Valdivia, y lleve en su compañía a Don Juan Butrón y Mujica”. Luis de Venegas desempeñaba además el corregimiento de Zayas. Estos ingenieros efectuaron obras diversas, entre otras las señaladas en un inventario de aquellos años: “Convento de San Francisco con la iglesia antigua, coro alto, sacristía, retablo con cinco hornacinas y e1 sagrario, púlpito de talla y campanario de tres cuerpos; Una Casa del Gobernador y Almacén de más de 20 varas”.

El proyecto de la nueva ciudad amurallada de San Carlos de Portobelo, conforme aumentaban los ataques piráticos en el Caribe y con ellos la necesidad de convertir a la ciudad en una plaza inexpugnable. Se encargaba al entonces sargento general de batallas don Luis de Venegas Osorio, “el reconocimiento del sitio para que informe y de su parecer”. Los resultados de su pesquisa eran remitidos al Consejo de Indias el 23 de enero de 1679 junto con un plano en el que traza la nueva ciudad (que debía trasladarse), rodeada de murallas con planta hexagonal irregular, con seis baluartes, uno en cada ángulo y un muelle para la descarga.

Venegas consideraba “que el puerto de Portobelo se corresponde con su nombre por su bondad y seguridad, pero que sus castillos no sirven de nada y la situación de la ciudad es bien mala, por estar en un valle muy enfermo e incapaz de defenderse”. En consecuencia, opinaba que “convendrá mudarla a una isla que dista de ella menos de quinientos pasos, la cual tendrá 1.500 varas de circunvalación y está en un llano que hará el doble de número de casas de las que tiene hoy Portobelo, y será muy sana porque la baña el norte y la purifica el sol por todas partes y su muralla se podrá hacer a poca costa”.

En una Real Cédula del 27 de septiembre de 1680 dirigida a Luis de Venegas Osorio se le encargaba un muevo estudio general sobre la verdadera situación de las defensas de los puertos y ciudades costeras del Virreinato del Perú, tras la toma de Portobello (Panamá) en 1668. Venegas realizó el periplo bajo la investidura de Visitador de las fortificaciones de Tierra Firme y del Perú de las fortificaciones de tierra firme y costas del mar del sur asignado por la Corona Hispana. El informe y las recomendaciones resultantes del estudio de Venegas Osorio fueron entregados al virrey arzobispo Melchor Liñán y Cisneros en 1681. El citado informe planteaba, además del amurallamiento de Lima, el reforzamiento de las fortificaciones de los principales puertos y ciudades costeras del Virreinato del Perú, lo que fue desestimado por Liñán, calificando las murallas como innecesarias y onerosas para la ciudad. Ante las opiniones encontradas, la Junta de Guerra del virreinato decidió que fuese el siguiente virrey quien decidiera la manera más adecuada para defender la capital.

El ingeniero mayor, ofendido por la respuesta del arzobispo, decidió no continuar sus visitas a las fortificaciones del virreinato cancelando su inspección a Chile y retornando a Panamá, para defender el istmo del ataque de los franceses. Venegas Osorio retornaría posteriormente al Perú, encargando del Corregimiento de Zaña al norte de la capital, siendo él mismo el que trazó sobre el terreno las líneas que debían seguir las murallas de Lima en 1684.

Con anterioridad, Venegas y Osorio se ocupó de su proyecto ya señalado, de traslado de la ciudad de Portobelo, opinión que convenció al Consejo de Indias y así, el 27 de septiembre de 1680, el monarca dirigía una misiva en la que le comunicaba que “he resuelto se mude la dicha ciudad de Portobelo al sitio que señalais”. Por otro lado, las ordenes eran precisas: “Y asi os mando hagais un recinto a la nueva población con tres baluartes y dos medios baluartes y que saquéis un muelle con un bajo que tiene delante y, puesto en defensa de fajina y tierra, mudareis la guarnición y artilleria del castillo de Santiago a ella y con el material de él haréis casa de piedra a la nueva fortificación”. Para ahorrar gastos, el rey ordenaba demoler la fortaleza de Santiago por haber quedado prácticamente inservible, seguramente a consecuencia del ataque de Morgan. En el mismo estado se encontraba San Felipe de Todofierro, pero por ahora se consideraba más prudente esperar a que estuviesen avanzadas las obras de la nueva ciudad. En octubre de 1681 comenzó Venegas las obras del recinto fortificado, después de 50 días de durísimo trabajo en los que se desmontó el terreno, cubierto de una espesa vegetación y pantanoso, “que el peón no podía trabajar por estar metido en el cieno hasta más de las corvas”, y se delineó la plaza señalando el espacio para los baluartes y la muralla.

En la Planta de la nueva ciudad de Puertovelo que se está ejecutando, de fecha de 3 de julio de 1683 de Fernando de Saavedra, se reflejan las obras que se realizaron en el nuevo recinto de San Carlos de Portobelo, entre ellas, la ejecutada en 1680-1681 por Venegas y Osorio.

El pirata inglés Edward Davis invadía la ciudad de Saña (Zaña, Perú) en 1686, entrando en ella tras vencer una débil resistencia y, junto a sus hombres, saqueó iglesias y casas, violó mujeres y se llevó una gran cantidad de riquezas. De alguna forma se consideró a Venegas responsable del desastre, por lo que fue confinado en la localidad de Callao, en el Perú, donde falleció el 4 de marzo de 1686. Triste final para un buen ingeniero, fiel servidor de la corona.

Entre los planos conservados de Venegas se pueden destacar: Plano de la ciudad de San Juan y sus fortificaciones, trazado en 1678, 4 láminas; Plano del Castillo de Santa Cruz, 1678; Puerto Rico, “puesto en planta por don Luis Venegas Ossorio, theniente del castillo de la ciudad de Badajos, yngeniero maior de la frontera de Estremadura y sarjento general de batalla por Su Magestad, bisitador general de las fortificasiones de Tierra Firme y costas del mar del Sur, el año del señor de 1678 años”; Planta de San Felipe de todo fierro (de Portobelo), 1679, y su continuación en 1682-1683 por Cevallos y Arce; “Planta del disignio de la nueva villa de Portovelo hecha por el General de Batalla D. Luis Benegas”, Año 1688, en Portobelo, a 22 de octubre de 1688.

 

Fuentes y bibl.: Instituto de Historia y Cultura Militar, Colección Aparici.

J. Almirante, Bibliografía Militar de España, Madrid, Imprenta de Manuel Tello, 1876; M.ª Cruz Villalón, “Las murallas de Badajoz en el siglo XVII”, en Norba: revista de arte, 8 (1988), págs. 115-142; J. M. Zapatero López-Ayala, “Las fortificaciones históricas de San Juan de Puerto Rico”, en Militaria: revista de cultura militar, 1 (1989), págs. 141-178; J. M. Zapatero, J. Domínguez Mendoza y J. Reynand, La Guerra del Caribe en el siglo XVIII, Madrid, Museo del Ejército, 1990; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1996; M.ª C. Villalón, “Problemas de la ingeniería militar española en el siglo XVII. La plaza de Badajoz”, en Norba: revista de arte, 16 (1996), págs. 203-212; C. Mena García, “Portobelo y sus interminables proyectos de traslado”, en Tiempos de América: revista de historia, cultura y territorio, 5-6 (2000), págs. 77-96; A. Navareño Mateos y J. Maldonado Escribano, “El recinto abaluartado de Alcántara. Génesis de una fortificación fronteriza en el siglo XVII”, en Norba: revista de arte, 24 (2004), págs. 85-104; “Relación de ingenieros militares que intervinieron en Extremadura y Alentejo: Siglos XVI al XX”, en M.ª C. Villalón (coord.), Ciudades y núcleos fortificados de la frontera hispano-lusa. El territorio de Extremadura y Alentejo. Historia y patrimonio, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2007, págs. 269-286; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; R. Augustín Burneo, Las murallas coloniales de Lima y el Callao. Arquitectura defensiva y su influencia en la evolución urbana de la capital, Lima, Universidad Ricardo Palma, 2012; N. Hinarejos Martín, “De Extremadura a Puerto Rico: ingenieros militares a ambos lados del Atlántico”, en Anales de Historia del Arte, 30 (2020), págs. 249-273; J. García Blanco, “Francisco Domingo y Cueva. Mucho más que un ingeniero militar”, en Asociación Histórico-Militar Alfonso IX, enero de 2021 [en línea], disponible en http://ahmaix.es/wp-content/uploads/2021/01/Articulo-FcoDomingo.pdf; L. Suira Araúz, “Las fortificaciones del Caribe panameño en la ruta transístmica en los siglos XVI-XVIII. Una aproximación a su historia marítima”, en Revista Contacto, 1, 3 (2022), págs. 78-108.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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